Desde el punto de vista cuantitativo, el exilio de canarios hacia México tras la Guerra civil española fue muy reducido. Menos del  5% del total, según ha recogido en un recomendable estudio dedicado a este tema la historiadora Pilar Domínguez Prats.

En primer lugar, por las dificultades materiales para salir de las Islas durante la guerra y en 1939, pero también porque no existía una tradición migratoria importante desde Canarias a México. Como es conocido, esta emigración se había dirigido principalmente a países como Cuba y Venezuela.

Sin embargo – según apunta la citada historiadora- esta migración forzada sí fue cualitativamente importante, formada en su mayoría por gente instruida (profesores, funcionarios, abogados, periodistas…) que habían tenido cargos políticos de responsabilidad en la República y algunos intelectuales muy reconocidos.

Por esta razón, a pesar de las dificultades para la emigración canaria a México dejó una huella profunda en la vida política, cultural y social de ambos países.

Entre los exiliados canarios que encontramos en México, figuran cuatro diputados cuyo compromiso con la causa republicana fue innegable. Estos diputados fueron Elfidio Alonso Rodríguez, representante de Unión Republicana por Tenerife; José Antonio Junco Toral, quien ocupó su escaño como diputado socialista por Las Palmas; Antonio Lara y Zárate, diputado republicano de Tenerife y vicepresidente de las Cortes Constituyentes; y Domingo Pérez Trujillo, otro diputado del PSOE por Tenerife.

Además de estos destacados políticos, el exilio de Canarias a México también incluyó a destacados intelectuales que buscaron refugio en tierras mexicanas.

Entre ellos se encuentran nombres como Agustín Millares Carló, reconocido escritor y periodista canario; la feminista Mercedes Pinto, que luchó por la igualdad para las mujeres en España; el físico Felipe Blas Cabrera, destacado científico y académico; y el historiador Jorge Hernández Millares, conocido por sus estudios sobre la historia de Canarias.

No obstante, Pilar Domínguez Prats considera que

     «sería incorrecto concebir el exilio español en México, y en particular el de los canarios, únicamente como un exilio intelectual, ya que entre los refugiados se encontraban también personas    «comunes» que solicitaban algún tipo de subsidio o prestación a la Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles (JARE), entidad clave para entender la vida de los refugiados españoles en México durante la década de 1940.

La asistencia brindada por la JARE y la Sociedad de Escritores y Artistas Españoles (SERE) fue crucial para aliviar las dificultades a las que se enfrentaban los exiliados canarios.

Estas organizaciones ofrecieron subsidios, pensiones, asistencia médica y becas para los refugiados, especialmente en los primeros años de su estancia en México. La ayuda proporcionada por SERE y JARE permitió a muchos exiliados adaptarse a su nueva vida en México y establecerse en distintas áreas de la sociedad.

    «El exilio canario en México se caracterizó –según Domínguez Prats – por la presencia de familias más que de individuos, y la edad promedio de los refugiados era mayor en comparación con otras migraciones económicas».

Sin embargo, estos exiliados poseían altos niveles de educación y calificaciones profesionales, con una variedad de abogados, funcionarios e intelectuales entre sus filas. Sus afiliaciones políticas incluían al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la Unión Republicana y el Partido Comunista de España (PCE), contando con un importante número de socialistas. Todos ellos compartían un firme compromiso con la causa republicana y habían ocupado cargos políticos relevantes antes de la guerra.

El viaje al exilio desde España hasta México se realizó en expediciones colectivas organizadas por SERE y JARE. La Sociedad de Escritores y Artistas Españoles fue responsable del traslado inicial de refugiados desde Francia hasta México, mientras que la Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles se hizo cargo de la asistencia a partir de 1940. Los refugiados canarios que se encontraban en Casablanca, debido al avance de Alemania en Europa, emprendieron el viaje hacia México en barcos como el ‘Quanza’, el ‘Guinea’ y el ‘Nyassa’.

Pese a los desafíos iniciales para encontrar empleo adecuado, en correspondencia con sus calificaciones profesionales, muchos de los exiliados lograron establecer carreras exitosas en México. Algunos encontraron trabajo en el sector terciario, el cual requería menos inversiones y donde los residentes españoles en México, conocidos como ‘gachupines’, brindaron oportunidades laborales.

La transformación de JARE y CAFARE, así como la mejora económica de México a fines de la década de 1940, permitieron que la mayoría de los exiliados superaran las dificultades iniciales y pudieran integrarse en la sociedad mexicana. Establecieron sus propios círculos sociales en torno a asociaciones regionales, escuelas y sanatorios, y algunos lograron emprender con éxito sus negocios y carreras profesionales.

El exilio de los canarios a México dejó un legado significativo. Su presencia en México enriqueció la vida cultural y política del país, y dejó una huella perdurable en la comunidad de exiliados españoles, quienes forjaron lazos fraternales y mantuvieron viva su identidad cultural y política a lo largo de los años.