mpr21 Redacción
Apartir de hoy, cuando se celebre la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, en París la vigilancia policial será máxima. Con la ayuda de la inteligencia artificial, se implementarán las nuevas tecnologías con el pretexto de la seguridad.
La vigilancia masiva se mantendrá hasta marzo del año que viene para poder completar el experimento y extraer conclusiones. El gobierno y las empresas dedicadas al control necesitan ampliar el radio de acción de los nuevos sistemas.
El año pasado se instalaron 60.000 videocámaras en las calles de Francia. En total ya hay más de 90.000, sin contar las instaladas en los comercios, bancos y aparcamientos.
Desde la semana pasada los desplazamientos por lsa calles París están restringidos. Los peatones, ciclistas, automovilistas y motoristas deben presentar un código QR para cruzar determinados puentes y acceder a zonas específicas.
Es el comienzo de la era de la vigilancia masiva. Las nuevas técnicas conectan los modelos inteligentes de aprendizaje automático a un sistema de cámaras de vigilancia, a través de aplicaciones informáticas integradas.
En los lugares públicos y más frecuentados, las nuevas técnicas permitirán un análisis automático de las imágenes que, a su vez, mejora las aplicaciones de videovigilancia en las cámaras ya instaladas.
Francia ha sido el primer miembro de la Unión Europea en legalizar la videovigilancia algorítmica y aprobar una ley que la regula con el pretexto de los Juegos Olímpicos. Algunos diputados presentaron la videovigilancia algorítmica como la solución misma al problema de la seguridad.
Desde entonces, la policía ha emitido las dos primeras órdenes para experimentar las nuevas técnicas: el 5 de marzo durante el concierto del grupo musical Depeche Mode y dos semanas después un partido de baloncesto.
Wintics, una de las cuatro empresas a las que el Ministerio del Interior ha adjudicado un contrato de 4 millones de euros para desarrollar las técnícas de vigilancia masiva, ha comparado el funcionamiento de las aplicaciones informáticas con las “sombras chinas”. Intentaba tranquilizar a los defensores de los derechos fundamentales: las cámaras sólo detectan la silueta y la forma de personas u objetos.
Sin embargo, estas técnicas no son neutrales. Los datos y las elecciones de situaciones introducidas en los algoritmos “son obra de profesionales imbuidos de prejuicios de clase, que crean situaciones discriminatorias. Así, determinadas categorías de personas se verían más afectadas por su situación, como los mendigos, los manifestantes, los discapacitados, los músicos callejeros…
Los algoritmos expresan las normas dominantes y las discriminan del resto. Detectan diferentes personas que caminan de una forma diferente, o se mueven o gesticulan de forma diferente.
La eficacia real de estas técnicas es más que dudosa. En abril el Senado francés publicó un informe en el marco de una misión de seguimiento, explicando que la vigilancia masiva no será óptima para los Juegos Olímpicos y que los objetivos fijados en materia de seguridad no se podrán alcanzar. Por lo tanto, se desplegarán medios adicionales para compensar el fracaso de los anteriores.