OPEP 12 de noviembre de 2025 Hora: 10:35

En el último informe Perspectivas de la Energía Mundial 2025 de la AIE, su Escenario de Política Actual indica que la demanda de petróleo y gas no alcanzará su punto máximo hasta 2050 y que el petróleo seguirá siendo el combustible dominante durante este período. Foto: EFE
“Estamos presenciando el principio del fin de la era de los combustibles fósiles y debemos prepararnos para la próxima era”. Esta fue una cita del Director Ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en una entrevista con el Financial Times en septiembre de 2023. Fue claro e inequívoco: la AIE le estaba diciendo al mundo que el petróleo, el gas y el carbón eran cosa del pasado.
La OPEP expresó su opinión, basada en un análisis objetivo de los datos, de que esto no era así, pero las palabras de la AIE indicaron que no veían necesario ningún debate. El pico de la demanda de combustibles fósiles era inminente. Era un hecho. Era una afirmación categórica, pero una que ha vuelto en contra de la AIE. Poco más de dos años después, las audaces afirmaciones de la AIE se han topado con la realidad.
En el último informe Perspectivas de la Energía Mundial (WEO) 2025 de la AIE, su Escenario de Política Actual (CPS) indica que la demanda de petróleo y gas no alcanzará su punto máximo hasta 2050 y que el petróleo seguirá siendo el combustible dominante durante este período. En cuanto a la demanda total de líquidos para 2050, el informe Perspectivas del Petróleo Mundial de la OPEP la sitúa en poco menos de 123 millones de barriles diarios (mb/d), mientras que el CPS de la AIE reporta algo más de 119 mb/d. (En términos de volumen equivalente, la OPEP calcula que la demanda total de líquidos en el CPS de la AIE será de algo más de 121 mb/d para 2050).
Si bien reconocemos que la AIE publicó otros escenarios que mostraban trayectorias alternativas, en un giro sorprendente, es la primera vez en muchos años que reconoce que se puede esperar que el petróleo y el gas desempeñen un papel importante en la evolución de las futuras trayectorias energéticas.
De hecho, su nuevo escenario ACCESS (Accelerating Clean Cooking and Electricity Services Scenario), que ofrece una hoja de ruta para lograr el acceso universal a la electricidad y a la cocina limpia, hace referencia a la importancia de un derivado del petróleo: el gas licuado de petróleo (GLP). Afirma que el GLP sustenta la mayor parte del nuevo acceso a la cocina limpia, aumentando su uso a alrededor de 3,4 millones de barriles diarios en la cocina residencial para 2040.
Todo ello subraya la necesidad de contar con energías integrales, que ha sido un enfoque central de la investigación, las perspectivas y los mensajes de la OPEP en los últimos años.
En el caso del petróleo, en particular, la previsión de la AIE de que la demanda mundial alcanzaría su punto máximo antes de que finalice esta década vino acompañada de un llamamiento a detener las nuevas inversiones petroleras. El discurso de la AIE sobre las inversiones en petróleo se basaba en ilusiones. Afortunadamente, en 2025 se produjo un cambio radical en esta postura.
El director ejecutivo de la AIE afirmó en la Semana CERA de marzo de 2025 que es necesario invertir en yacimientos de petróleo y gas para garantizar la seguridad energética mundial. Posteriormente, en septiembre, al presentar el informe « Las implicaciones de las tasas de declive de los yacimientos de petróleo y gas» , profundizó en este tema, declarando que «la falta de inversión en exploración y producción eliminaría del equilibrio del mercado mundial el equivalente a la producción combinada de Brasil y Noruega cada año. Esta situación implica que el sector debe acelerar su ritmo de producción para mantenerse a flote».
El CPS en el WEO apoya esta postura, afirmando que la exploración y producción de petróleo y gas requerirá la mayor inversión en la próxima década al comparar todos los combustibles.
Impulsar ciertas narrativas, como la necesidad de no realizar nuevas inversiones petroleras, y promover escenarios como el de «Emisiones Netas Cero para 2050» —un escenario «normativo», en lugar de uno «exploratorio» que tiene resultados específicos y construye un camino hacia atrás para ayudar a alcanzarlos— en detrimento de otros, no ayuda a trazar trayectorias energéticas futuras realistas.
Esto es particularmente cierto para garantizar que se realicen las inversiones futuras necesarias, no solo en la producción para satisfacer la demanda de los consumidores, sino también en las tecnologías vitales, como la captura, utilización y almacenamiento de carbono y la captura directa de aire, necesarias para ayudar a reducir las emisiones.
La realidad es que hoy el mundo consume más petróleo, carbón, gas y, de hecho, todas las energías, que nunca antes. Esto se refleja en las perspectivas a corto plazo tanto de la OPEP como de la AIE. Asimismo, el escenario de referencia WOO 2025 de la OPEP y el escenario de políticas críticas (CPS) y de políticas declaradas (STEPS) de la AIE prevén la necesidad de todas las energías a largo plazo.
Como la OPEP ha defendido en numerosas ocasiones, la historia de la energía se ha caracterizado por la integración de diferentes fuentes. Las principales fuentes de energía no han desaparecido ni han quedado relegadas al olvido. De hecho, continúan complementándose e incluso interdependiéndose, lo que impulsa aún más la demanda. Por ejemplo, las energías renovables constituirán una parte importante y en expansión del panorama energético futuro, pero su desarrollo requiere una variedad de productos derivados del petróleo.
En pocas palabras: nuestro pasado energético no ha sido una serie de sucesiones, y tampoco lo será nuestro futuro energético.
Durante demasiado tiempo, la obsesión de los analistas del sector con los «picos», ya sean de oferta o demanda, ha obstaculizado el análisis riguroso, las buenas políticas y el desarrollo de un clima favorable a la inversión. El «picotismo» y la [antigua] tendencia de la AIE a proclamar picos inminentes en cada oportunidad no son más que un eslogan, un titular, que no aporta ningún valor como marco para analizar las futuras trayectorias energéticas.
El sector energético necesita análisis sólidos basados en datos.
Necesitamos hechos, no fantasías.
Necesitamos imparcialidad, no ideología.
Esperamos que el informe Perspectivas Energéticas Mundiales de la AIE represente un retorno a los análisis basados en la realidad energética y que hayamos superado el punto álgido de la errónea noción del «pico del petróleo».
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