Pero lo acontecido en esa urbe fronteriza mexicana no ha sido el único caso donde han fallecido irresponsablemente por las condiciones de inseguridad los migrantes. En el poblado de San Fernando, Tamaulipas, el 22 y 23  de agosto de 2010,  fueron masacrados 72 migrantes (58 hombres y 14 mujeres) procedentes de diversos países latinoamericanos. En aquella ocasión, fueron miembros de la policía quienes  secuestraron a las víctimas y las entregaron a miembros del crimen organizado (los llamados sicarios del cártel de los zetas). Otro acontecimiento de igual magnitud fue el trágico accidente carretero del 9 de diciembre de 2021, acaecido cerca de Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas, donde 55 migrantes fallecieron al volcar el transporte que los llevaba clandestinamente en su tránsito hacia el norte del territorio mexicano. Sin embargo, a lo largo de más de 20 años diversos han sido los acontecimientos donde han fallecido miles de migrantes por territorio mexicano buscando cruzar hacia los Estados Unidos.

De esa manera el drama del incendio en la “estación migratoria” de Ciudad Juárez, únicamente sumó a nuevos fallecidos que buscaban el llamado “sueño americano”. Cabe apuntar que el drama migratorio es uno de los más complejos en el escenario mundial. En el conflicto militar en Ucrania, han sido más de 10 millones los que han huido del conflicto. Incluso en la frontera de México y EU, también han arribado miles de ucranios que han logrado ser aceptados en territorio estadounidense.Pero también en otros escenarios mundiales el desplazamiento de millones de personas han mostrado la crisis humanitaria que se presenta hoy en el orbe. Así, en Bangladesh hay cerca de un millón de rohingays que huyeron de Myanmar (antes Birmania), y hoy se ubican en uno de los campos de refugiados más grandes del mundo como el de Kutupalong, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). De hecho a los refugiados rohingays han tenido, -según la ONG Acción contra el Hambre- “que huir durante décadas del hambre, la violencia y las torturas del régimen militar y sus políticas de limpieza étnica”.Incluso la ONU ha señalado que los rohingays son un pueblo “Sin Estado (y) virtualmente sin amigos”.

Una situación semejante acontece con los millones de refugiados sirios a quienes también se les niega su acceso a Europa occidental. Gran parte de esos refugiados se encuentran ubicados en Irán, Turquía y Serbia donde han encontrado mayor apoyo. En nuestro tiempo se considera que el “número total de desplazamientos se encuentra en un nivel sin precedentes, con 41 millones de desplazados internos y casi 26 millones de refugiados”. A esta situación se agrega el reporte del ACNUR, apuntando que más de 3 mil migrantes y refugiados han fallecidos en 2021 al intentar cruzar por la ruta hacia Europa  por el océano Atlántico y el mar Mediterráneo.

En nuestra América, también es una constante lo que ocurre en el Tapón del Darién, en el cruce fronterizo de suelo colombiano al panameño. En ese espacio geográfico  en el año de 2021, más de 133 mil personas rompieron un récord en su tránsito irregular y en condiciones muy peligrosas para hacer su travesía hacia el norte. Muchos de esos refugiados y migrantes irregulares son los que hoy se ubican en diversos puntos del territorio mexicano buscando llegar a los EU.

Uno de los principales obstáculos que encuentran en México los migrantes es la política represiva y corrupto del Instituto Nacional de Migración (INM). Incluso en diversos puntos de la geografía mexicana y en los mismos EU, hay una enormidad de desplazados nacionales producto de la violencia generada por la delincuencia organizada y los grupos de narcotraficantes. Crisis migratoria que tiene como principal baluarte a la política anti-migratoria de Donald Trump y ahora del gobierno de Joe Biden. A los migrantes se  les ha negado el paso a la mayor economía del mundo. ¿Será por su condición de trabajadores internacionales, pobres, sin empleo y de países no necesariamente europeos?

En México con el nuevo drama de Ciudad Juárez, se hace más evidente que las políticas migratorias no han cambiado en  relación a las mismas políticas que ejercieron los anteriores gobiernos como los que emanaron de los sectores conservadores, reaccionarios y de derecha que antecedieron al de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Es decir, las administraciones que en el presente siglo XXI ejercieron Vicente Fox, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. En términos generales esos mandatarios aplicaron una política anti-inmigrante, especialmente con los hermanos centroamericanos, caribeños, sudamericanos y de otras regiones periféricas del mundo que buscaban ingresar irregularmente a territorio mexicano. En el actual gobierno no ha podido erradicarse la corrupción y la política racista y discriminatoria que prevalece en el INM. Sin duda es una política pragmática que se identifica y se subordina a los intereses que le convienen a los gobiernos de Estados Unidos. Organismos defensores de los derechos humanos y de apoyo a los migrantes de la sociedad civil o de entidades religiosas por el contrario apoyan el esfuerzo que hacen los migrantes y refugiados por recibir cobijo y que requieren esa solidaridad por su vulnerabilidad. Es urgente volver la mirada y brindar solidaridad a los más vulnerables: los migrantes y refugiados de nuestra América y del mundo que hoy cruzan por territorio mexicano.