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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, informó en la jornada de ayer que a todos los detenidos en los disturbios que se están desarrollando a lo largo del país con el objetivo de desconocer el resultado electoral de las elecciones presidenciales 2024, se les practicó exámenes médicos y en todos aparece una droga de nombre Captagon, una vieja conocida de la CIA y la DEA.
Captagon era la marca de un medicamento psicoactivo producido en la década de 1960 por la empresa alemana Degussa Pharma Gruppe. Se prescribía principalmente como tratamiento para el trastorno por déficit de atención, la narcolepsia y como estimulante del sistema nervioso central.
Las tabletas de Captagon contenían fenetilina, una droga sintética de la familia de las fenetilaminas a la que también pertenece la anfetamina. Maduro describió los síntomas de la ingesta que padecían los detenidos en que “es un super estimulante que mejora la atención, el rendimiento cognitivo, reduce el cansancio, el hambre, el sueño. Mantiene un estado de vigilia y de sobrexcitación en la persona, utilizada para conflictos armados, para que salgan a matar”. Quienes la consumen «no pueden dormir, ni siquiera pueden cerrar los ojos“.
En 1986, la fenetilina se incluyó en la Lista II del Convenio de las Naciones Unidas sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 y la mayoría de los países suspendieron el uso de Captagon. La Junta Internacional de Control de Estupefacientes dijo en 2011 que ningún país había producido fenetilina desde 2009.
Sin embargo, el Captagon reapareció en 2011 a partir del inicio de la guerra en Siria, que tenía como objetivo el derrocamiento de Bashar Al Assad. Si bien la DEA acusaba directamente al gobierno sirio de producir esta droga para ser utilizada como arma de guerra, la realidad fue muy diferente.
En marzo de 2021, el delegado de Siria ante la ONU y otros organismos internacionales en Viena, Hassan Khaddour, declaró ante el Comité de Drogas de la ONU que el problema de los narcóticos ilícitos en Siria había empeorado debido al control de organizaciones terroristas apoyadas por varios países sobre algunas zonas fronterizas. .
Señaló que esto creó un ambiente propicio para el contrabando y comercio de drogas, y proporcionó enormes ingresos financieros para financiar grupos terroristas. De hecho, los análisis de sangre realizados a combatientes del ISIS o del Frente Al Nusra (filial siria de Al Qaeda), dieron positivo en Captagon.
La introducción de esta droga entre las guarimbas (piquetes de la derecha venezolana), si bien no es nueva, pues ya había aparecido en 2019, trae consigo la incógnita del origen de la misma y de su producción. Por ejemplo, en junio de este año Jordania decomisó un cargamento de 9 millones y medio de cápsulas de Captagon que tenían el sello «Made in Alemania»; unos meses antes había sido decomisado otro cargamento en Kuwait. En junio de 2020, un cargamento similar, de 750 kilos, fue decomisado en Ucrania.
Pero lo cierto es que el captagon aparece, como lo fue el opio para el imperio británico, en los lugares donde hay un interés geopolítico de por medio, y en este caso, en aquellos sitios de interés para la política exterior de Estados Unidos.