El camino a seguir para los trabajadores de Walmart Chile después de que la federación sindical traicionara su huelga

Mauricio Saavedra

La Federación Nacional de Trabajadores de Walmart (FNTW), que agrupa a 14.600 de los 50.000 empleados de Walmart Chile, depuso una huelga colectiva después de seis días, en medio de airadas denuncias de sus miembros.

Trabajadores chilenos de Walmart en huelga [Photo: federacionccu.cl]

La federación, que amalgama a 130 sindicatos locales de 150 de las 395 tiendas de la compañía, invocó el 15 de julio el artículo 342 del Código del Trabajo, dando por terminado el proceso de negociación y dejando vigente por 18 meses más el acuerdo firmado en 2022.

Para justificar la traición, la ejecutiva nacional del sindicato declaró que ponían fin a la huelga porque el gigante minorista estadounidense se negaba a ceder en su oferta original.

En la última oferta de Walmart, amenazaba con suprimir los ajustes automáticos del IPC, así como la provisión de zonas de descanso y de comedores que suministren comida caliente, que en muchos casos es la única comida en condiciones que el personal recibirá ese día. Walmart también amenazó con recortar en un tercio el bono por terminación de negociación (BTN) y suprimir otros bonos, que sirven para completar el bajísimo salario base de los empleados.

Aunque afirma negarse a ‘dejar escapar las conquistas del pasado’, la FNTW se dispone a hacer precisamente eso. El día del inicio de la huelga, la presidenta de la federación, Karen González, subrayó ante los medios de comunicación que ‘continuarán las conversaciones’, es decir, que negociarán sus derechos.

En declaraciones a varios sitios de noticias, González explicó que ‘pedimos una prórroga de cinco días para poder seguir hablando, pero (Walmart) dijo inmediatamente que no, incitándonos a la huelga’. Luego dejó caer que ‘Nuestro proyecto inicial de negociación era de un 20% [en aumentos a los beneficios], nuestra contrapropuesta era de un 10%, y aún así, entregándole la contra la propuesta, les dijimos que queríamos seguir conversando’.

Seis días después, González afirmaba cínicamente que ‘a pesar de utilizar el artículo 342 para parar la huelga estamos disponibles… para continuar las conversaciones que sean necesarias para avanzar en la solución de este conflicto que sigue abierto’. En otras palabras, las conversaciones entre la burocracia sindical, la empresa y la Dirección del Trabajo del gobierno se desarrollarán ahora a puertas cerradas y lejos del alcance de los trabajadores que en su mayoría votaron por continuar la huelga.

Miembros de FNTW, que el 1 de julio votaron en un 95,44% a favor de la huelga y que pidieron al sindicato que no aplicara el artículo 342, denunciaron airadamente la decisión de la federación en sus páginas de las redes sociales.

Paula Alejandra Díaz Véliz escribió en la página de Facebook del sindicato: ‘Lamento mucho lo que hicieron con los trabajadores, me recuerda a [la huelga de] 2019 cuando [el presidente del Sindicato Interempresa Líder, Juan] Moreno nos llevó como carne cañón a una huelga por un puesto en la [Central Unitaria de Trabajadores] CUT. Moreno y [el ex presidente de la FNTW, Carlos] Cano, ¡el daño más grande al sindicalismo chileno!’.

Otra trabajadora, Patricia Galvarini, escribió que todo el ejercicio era ‘una burla, con un convenio colectivo que no es el mejor, 6 días de sueldo descontados, sin [bono de fin de negociación], pagando asesores y, lo que es peor, cuidando el bolsillo de la empresa sin que ellos suelten un peso. Será la negociación más burlesca de la historia’.

Katherine Gutiérrez Gutiérrez escribió mordazmente: ‘Maldita Federación, si ya sabían que recogerían esta mugre de artículo por qué cx*#+ nos hicieron perder días, tengan por seguro que en este momento han perdido toda credibilidad ante Miles de Socios… Muchos hemos dejado de confiar en ustedes. Mentirosos y fraudulentos’.

Sin duda, los trabajadores del comercio minorista se encuentran en una encrucijada. Walmart ha estado a la ofensiva contra los salarios, las condiciones y los puestos de trabajo durante los últimos seis años de pandemia, inflación disparada, despidos masivos y dificultades económicas extremas para los trabajadores de todo el mundo.

En la actualidad, la fortuna de la familia Walton se estima en 250.000 millones de dólares. El gigante multinacional del comercio minorista aumentó sus ingresos de 500.000 millones de dólares en 2019 a 648.000 millones en 2024, un 30% más. Los ingresos netos de Walmart durante estos seis años, fueron de unos extraordinarios 76.000 millones de dólares-FY19 6.700 millones de dólares; FY20 14.900 millones de dólares; FY21 13.500 millones de dólares; FY22 13.700 millones de dólares; FY23 11.700 millones de dólares; FY24 15.500 millones de dólares.

Esta acumulación de riqueza obscena es producto directo de la superexplotación de la mano de obra mal pagada de Walmart, que se ha reducido de 2,3 millones en 2020 a 2,1 millones en 2024. Cientos de miles de medios de vida se han visto afectados por el insaciable ansia de beneficios.

Más de 10.000 puestos de trabajo han sido destruidos entre 2019 y 2024 en Chile, donde Walmart, que opera bajo las marcas Líder, Express, Acuenta y Central Mayorista, es la mayor cadena de supermercados en términos de ingresos.

En 2019, el Sindicato Interempresa Líder (SIL), sindicato competidor del FNTW, se vio obligado por sus afiliados a ir a la huelga, la primera de su historia, cuando Walmart planteó un contrato que sustituía puestos de trabajo específicos por el llamado ‘operador de tienda’ que, junto con las máquinas de autoservicio, pretendía polifuncionalidad la plantilla, abaratar salarios y costes y eliminar miles de puestos de trabajo.

Al igual que ocurre hoy con la FNTW, en 2019 el sindicato SIL vendió la huelga en siete días y en medio de la furiosa oposición de sus 17.000 afiliados, que se marcharon en masa para unirse a la FNTW, la Federación Nacional de Trabajadores Líderes (Fenatralid) o la Federación de Sindicatos Autónomos de Walmart.

Esa traición allanó el camino para que Walmart pasara a la ofensiva. En 2021 y 2022, la Dirección del Trabajo falló en contra de la posición de ‘operador de tienda’ por no cumplir con la ley, pero la empresa ignoró alegremente los fallos, sabiendo muy bien que el gobierno chileno no hará nada para impedir la acumulación de ganancias.

Las multas en que incurre Walmart por parte de la Dirección del Trabajo son tan insignificantes que pesan mucho menos que el ahorro que obtiene mediante los recortes de salarios y condiciones y el despido de 10.00-0 empleados por negarse a firmar el nuevo contrato.

La última traición y su impacto desmoralizador en los trabajadores serán utilizados por los sindicatos para enterrar cualquier lucha adicional contra Walmart, que ya ha anunciado una nueva posición de ‘omni-operador’ que pretende eliminar a miles de empleados más y reducir aún más los salarios.

La publicación online del Diario Financiero escribió el 22 de julio que las acciones de Walmart Chile estaban siendo observadas de cerca ‘ya que se espera que siente un precedente para todo el sector’.

También reveló que ‘los dirigentes sindicales sostienen que no se oponen a migrar a la multifuncionalidad, pero aseguran que Walmart no ha cumplido con los protocolos acordados. La empresa, por su parte, refuta esta tesis y argumenta que han celebrado grupos de trabajo para diseñar el modelo y las fases iniciales de la multifuncionalidad’.

Esto más que nada demuestra que los sindicatos, que en Chile están dominados por el estalinista Partido Comunista (PCCh), el burgués Partido Socialista (PS) y el pseudoizquierdista Frente Amplio, operan a favor de los intereses del capital y en contra de la clase trabajadora.

Desde el desarrollo de la globalización capitalista en la década de 1980, se han transformado en los policías industriales del capitalismo, haciendo cumplir las necesidades de la dirección de la empresa.

Los sindicatos del comercio minorista personifican especialmente este corporativismo y las relaciones incestuosas que existen entre ellos y el mundo empresarial y el Estado, hoy administrado por un gobierno encabezado por Gabriel Boric, del Frente Amplio, en alianza con los partidos Socialista y Comunista.

El sindicato SIL, fundado por el autoproclamado socialista Juan Moreno en 2007, recibió del dueño de la empresa Líder, el multimillonario Nicolás Ibáñez Scott (antes de que la vendiera a Walmart en 2008) un ‘bono corporativo’ de 500 mil pesos mensuales (mil dólares en términos actuales) para que el dirigente del SIL se dedicara a la actividad sindical. Según la Dirección del Trabajo, los ingresos de cada uno de los siete principales dirigentes del SIL en 2014 llegaban a 1,8 millones de pesos mensuales (3.000 dólares en términos actuales), nueve veces el salario mínimo que percibían la mayoría de los trabajadores del comercio minorista, es decir, 200.000 pesos mensuales (332 dólares al cambio actual).

Los oportunistas sinvergüenzas abundan cuando hay dinero que ganar. En 2014, la media docena de federaciones que representan a todo un ejército de funcionarios de clase media demandaron a Walmart por discriminación, exigiendo recibir el mismo ‘bono corporativo’ que el SIL. Perdieron el caso.

El parasitismo no termina ahí. La estalinista Karen González —jefa de la FNTW, que también es presidenta de la Confederación de Sindicatos de Comercio y Servicios Financieros, así como jefa de la rama de comercio de la CUT— cobra a cada miembro una cantidad determinada por convenio colectivo, además de las cuotas mensuales. No es una cantidad pequeña. En el convenio colectivo de 2016, los miembros tuvieron que pagar a Carlos Cano (PS), ex jefe de la FNTW, 26.000 pesos a cada uno, un total de 260 millones, ¡400.000 dólares en términos actuales!

Además, hasta el día de hoy los trabajadores deben pagar una asesoría a Cano, quien dirige una agencia de asesoría sindical con su socia María Fernanda Villegas (PS), ex ministra de Desarrollo Social del segundo gobierno de Michelle Bachelet (PS).

Todas las demás burocracias sindicales existen más o menos de la misma manera, desviando la riqueza producida por la clase trabajadora en interés del capitalismo.

Los diversos grupos pseudoizquierdistas morenistas —el Movimiento Internacional de los Trabajadores (MIT), el Partido de los Trabajadores Revolucionarios (PTR), el Comité por una Internacional de los Trabajadores (CIT)—, que funcionan como satélites de la burocracia sindical mientras se hacen pasar por socialistas, hacen todo lo posible por mantener a los trabajadores atados al reaccionario aparato sindical y encubrir cada traición.

Representante de estos grupos es María Rivera, del MIT, quien el día que empezó la huelga se deshizo en elogios hacia la FNTW. ‘Nos solidarizamos con la huelga de la Federación Walmart y estamos a favor del cumplimiento total del pliego petitorio’, dijo Rivera, quien luego aconsejó a los sindicatos ampliar la lucha para incorporar a todos los trabajadores de Walmart.

Pero ni una palabra se dijo el día de la venta de la letanía de amargas experiencias que los trabajadores han tenido bajo el dominio de la burocracia sindical, o de las ventas pasadas. Sobre esto todos callan.

Para avanzar, los trabajadores deben romper con estas organizaciones traidoras y sus satélites y construir comités de base independientes, democráticos y combativos. Sólo el World Socialist Web Site, publicada por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, ofrece orientación a los trabajadores de la automoción, la educación, la industria, el comercio minorista, la sanidad y otros sectores en países de todo el mundo sobre cómo formar estas combativas organizaciones y emprender la lucha.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de agosto de 2024)

https://www.wsws.org/es/articles/2024/08/06/0222-a06.html?pk_campaign=wsws-newsletter&pk_kwd=wsws-daily-newsletter

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