El Cairo – Sinfonía de una gran ciudad

Fuente: http://www.afribuku.com/el-cairo-cine-arabe-last-days-city/                                                                                                                          Francesco del Grosso                                                                                                          30 ABRIL, 2020

Gracias a una colaboración entre Casa Árabe y el Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger, a través de su canal de VoD, el público hispano acceder de forma gratuita los días 1 y 2 de mayo a la película En los últimos días de la ciudad del director egipcio Tamer El Said, que tardó 9 años en finalizar su primer largometraje de ficción: Una sinfonía por El Cairo.

Autor invitado: Francesco del Grosso

Más allá de que su ópera prima titulada In the Last Days of The City guste o no, una cosa está clara: Tamer El Said ha demostrado tener una grandísima paciencia. El hecho de que estemos aquí hablando de ellos es el testimonio de que el saber esperar a veces da sus frutos. Su primer largometraje de ficción, presentado en el Forum de la Berlinale en 2016 (donde se hizo con el Cagliari Film Award) y en competición en la 52ª edición de la Mostra Internazionale del Nuovo Cinema di Pesaor, ha exigido ni más ni menos nueve años de preparación. Una verdadera eternidad que conduciría a cualquiera a tirar la toalla, aunque por suerte el director egipcio no lo hizo.

El Said firma un road movie urbano que, consciente o inconscientemente, presenta con ADN dramatúrgico de carácter autobiográfico, y que parece tener muchos puntos en común con su recorrido profesional. Desplegando su filmografía, descubrimos que es autor de numerosos cortometrajes y documentales en los cuales se percibe una relación muy estrecha con su tierra natal, la elección de centrarse en una historia y en personajes como los que aparecen en In The Last Days of the City se manifiesta como un reflejo condicionado. En concreto, el retrato robot del protagonista nos traslada directamente a él mismo, como un espejo en el que reflejarse en cada fotograma.

Estamos en El Cairo, año 2009. Khalid es un director de cine de 35 años y trabaja en un documental con el que le gustaría capturar el alma de la ciudad pero al que no logra darle una forma del todo conseguida. Mientras ocurren pequeños y grandes cambios en su vida privada, Khalid se enfrenta a viejos amigos que ahora viven en Beirut, Bagdad y Berlín. A su alrededor, el Cairo se prepara para vivir sus últimos días. Quien se pone en el pellejo de su clon en la gran pantalla es Khalid Abdalla, nombre que a muchos les podría sonar a desconocido, pero que en realidad tiene a sus espaldas importantes participaciones en repartos de excepción como United 93Green Zone y Cometas en el cielo. Su actuación, que revela unas extraordinarias cualidades recitativas e interpretativas, es el epicentro sobre y alrededor del cual toma forma y se alimenta la trama y la película en general. Sin estas, sin la aportación determinante que ofrece en términos emocionales, la obra probablemente no habría dado el mismo resultado. De hecho, cuando no es él quien aparece, el engranaje completo se resiente. Efectivamente, hay que recalcar una cierta discontinuidad y suavidad. El flujo narrativo al igual que el emotivo sufren una serie de frenos repentinos, dictados la mayor parte de las veces por la saturación de elementos puestos en escena y por las continuas digresiones presentes en la línea de tiempo.

El Cairo según Tamer El Said

Cuando esto no se produce, especialmente en la segunda hora, el relato se hace más claro e incisivo, algo necesario para cautivar la atención del espectador de turno. Narrativamente hablando, la película se mueve y se desarrolla en dos planos, en el dramatúrgico y en otro exquisitamente teórico. Este último podría haber sido el punto de fuerza de la estructura planteada, pero al fin y al cabo se acaba revelando como su talón de Aquiles. El divagar cíclicamente sobre el concepto de la filmación, por qué filmar y cuándo hacerlo, genera a la larga puntos muertos y también momentos de vacío narrativo que interrumpen el flujo emotivo y la fluidez del relato. Las repetidas elucubraciones del protagonistas y las interrogaciones extraídas constantemente ante las situaciones cargan la mayoría de las veces la línea de tiempo. La vagancia de Khalid entre la vida, las callejuelas, las plazas y los edificios de la ciudad, en búsqueda de respuestas nunca logradas y de nuevas preguntas sobre un pasado irresuelto y un presente incierto, con una videocámara como testimonio ocular, empujan la obra hacia un road movie que parecería inicialmente apuntar a una sinfonía audiovisual a la Walter Ruttman, pero que al final pone el foco en lo contrario, es decir, en la escritura de un diario personal de imágenes, palabras y sonidos sumergidos, que el protagonista/director trata de sacar a la superficie. Esta ambigüedad que se crea en cuanto a la indecisión de qué camino tomar, es el verdadero problema de fondo.

El Cairo según Tamer El Said

Diferente es el argumento que se plantea en el plano dramatúrgico; plano sobre el cual no existen los mismos problemas que afligen al teórico. Aquí Tamer El Said se muestra más convencido sobre la decisión que tomar. La búsqueda interior y el viaje físico del protagonista trazan contornos más definidos y decididamente menos complejos. Esto permite que el espectador no se pierda y se apasione por las etapas que cumple Khalid al final del antedicho viaje, repleto de sufrimiento, dolor, bellos y malos recuerdos, amistades cercanas y lejanas, pero también de pérdida. Dentro de la arquitectura de la escenografía de In the Last Days of the City no siempre esas dos almas – la teórica y la dramatúrgica – logran coexistir, sino al contrario, cuando esto sucede el todo ofrece a la platea momentos de poesía y otros de fuerte impacto. El escamoteo del salto del cine documental que el protagonista está tratando de realizar está bien congeniado, no es innovador, pero aquí es absolutamente funcional. Por consiguiente, se crea una sinergia y un intercambio perfecto entre ficción y verdad, entre artificio y realidad.

Esto, a nuestro modo de ver, junto a las bellísimas imágenes de las diversas facciones de El Cairo (sin duda la verdadera coprotagonista de la película) y a la interpretación de Abdalla, es el salvavidas que consiente a Tamer El Said y a su primera y accidentada ópera prima mantenerse a flote en el umbral de la suficiencia.

ENLACE AQUÍ:

https://vimeo.com/208823909/6212c73be3

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* Este artículo fue publicado en CineClandestino. Para leer el original en italiano, clic aquí. 626d72

* Traducción: Alejandro de los Santos.

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