Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2024/04/13/04bf-a13.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Anthony Torres 13/04/24
En su reacción al ataque terrorista de Moscú en el Crocus City Hall, el sitio web morenista francés Révolution Permanente (RP) encubre la implicación del régimen ucraniano y las potencias imperialistas de la OTAN en este ataque, y de manera más amplia el carácter reaccionario de la intervención de la OTAN en Ucrania.
Esto expone el abismo que separa a RP, un grupo morenista vinculado al Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) pablista, del Parti de l’égalité socialiste (PES (o en español, Partido Socialista por la Igualdad, PSI)), la sección francesa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI). El PES se opone a los planes del presidente francés, Emmanuel Macron, de enviar tropas para defender al corrupto régimen ucraniano y librar una guerra contra Rusia. RP trata de ocultar la agresividad y la criminalidad política de la OTAN y el régimen ucraniano, y así limitar la oposición de la clase obrera a la escalada militar de Macron.
En un análisis del ataque de Moscú que podría haberse encontrado en las páginas de periódicos burgueses como el New York Times o Le Monde, RP escribió:
Si bien el Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad del ataque, esta mañana el FSB (Servicio Federal de Seguridad) informó a Putin del arresto de 11 personas, incluidos cuatro presuntos autores interceptados en la región de Bryansk, cerca de la frontera con Ucrania. Esto fue suficiente para que las autoridades rusas proclamaran la responsabilidad de Kiev en el ataque, y el FSB afirmó que los atacantes tenían contactos en el lado ucraniano y pretendían refugiarse en su territorio después del ataque.
RP intenta desacreditar la tesis de la participación ucraniana en el ataque de Moscú al atribuirlo al FSB, el servicio de inteligencia ruso, que desciende de la policía secreta estalinista que asesinó a León Trotsky y a los antiguos revolucionarios bolcheviques.
Pero, en realidad, hay evidencias decisivas que apuntan a la implicación de la inteligencia ucraniana y de las potencias de la OTAN. En el ataque en el Crocus City Hall, individuos de Tayikistán, una antigua república soviética en Asia Central, dejaron 143 muertos y más de 500 heridos. Los terroristas planeaban huir a Ucrania tras el ataque, cuya responsabilidad fue reivindicada por el Estado Islámico-Jorasán (IS-K), una red terrorista estrechamente vinculada a las guerras de la OTAN.
Este ataque forma parte de una serie de repetidos ataques llevados a cabo en territorio ruso por los servicios militares y de inteligencia ucranianos con la aprobación de la OTAN. El último tuvo lugar contra una instalación de fabricación de drones y una refinería en la región rusa de Tartaristán, a 1.000 km de la frontera con Ucrania.
Redes como IS-K y Al Qaeda surgen de las intervenciones del imperialismo estadounidense y sus largas guerras de décadas de duración en Oriente Medio y Asia Central. Tayikistán ha estado envuelto en conflictos armados en el vecino Afganistán desde la década de 1980, cuando Washington utilizó redes islamistas lideradas por Osama bin Laden para librar una guerra contra un régimen prosoviético en Afganistán.
El Estado Islámico (EI) es en sí mismo el producto de las guerras neocoloniales libradas por las potencias imperialistas de la OTAN en Irak, Siria y en todo Oriente Medio en el período posterior a la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991. Tras la invasión ilegal de Irak en 2003, la OTAN volvió a movilizar a las redes islamistas en las guerras que lanzó en 2011 en Libia y Siria. El imperialismo francés y sus defensores pseudoizquierdistas pequeñoburgueses jugaron un papel central en la defensa de la movilización de redes vinculadas a Al Qaeda para llevar adelante guerras en Libia y Siria.
RP aún no existía bajo ese nombre en 2011, pero actuaba como una fracción de la NPA, que aclamaba a la oposición siria por llevar a cabo una “revolución”. Olivier Besancenot, portavoz del NPA y excandidato presidencial, dijo a RFI (Radio Francia Internacional) en 2014: “[Laurent, ministro de Asuntos Exteriores de Francia] Fabius se repite, ha estado dando el mismo discurso durante meses. Debe dar armas gratis a los revolucionarios sirios”.
Rechazando las reservas de ciertos sectores del establishment imperialista, que temían que las armas con las que se quería inundar a la oposición siria acabarían en manos de los terroristas, Besancenot dijo: “Aquellos que dicen ‘definitivamente no deberíamos dar armas porque terminarán entre los yihadistas’, eso ya está sucediendo… Es mi principio como internacionalista confiar en que las personas decidan su propio destino”.
En realidad, las guerras imperialistas de la OTAN produjeron desastres para los pueblos de la región. Trece años después, Libia y Siria siguen envueltas en guerras civiles que dejaron cientos de miles de muertos y convirtieron a decenas de millones en refugiados.
En cuanto al IS-K, reclutó a sus militantes entre los soldados y espías que la OTAN entrenó en Afganistán durante su ocupación de ese país entre 2001 y 2021. Estos soldados tuvieron que esconderse cuando la OTAN abandonó Afganistán en 2021 y el régimen neocolonial afgano colapsó en pocos días. Desde entonces, el EI-K ha llevado a cabo ataques que están alineados con las necesidades de la OTAN, como el realizado en Irán en enero que mató a 84 personas e hirió a 284 durante el funeral del general Qasem Soleimani, asesinado en Bagdad en un bombardeo con drones estadounidenses.
Estas fuerzas islamistas están ahora combatiendo a Rusia en nombre de la OTAN. En enero de 2023, el New York Times señaló que elementos nacionalistas y de extrema derecha de toda la antigua Unión Soviética, incluidos el Cáucaso Norte y Asia Central, habían acudido a Ucrania para luchar contra Rusia.
Informaba que “la mayoría de ellos albergan ambiciones políticas a largo plazo para regresar a casa y derrocar a los gobiernos ruso y bielorruso. Los propios voluntarios afirman que están actuando con pleno conocimiento y bajo las órdenes del ejército y los servicios de inteligencia ucranianos. Muchas de sus operaciones son encubiertas, incluidas peligrosas misiones de reconocimiento o sabotaje detrás de las líneas rusas.”
RP guarda silencio sobre el papel reaccionario del imperialismo de la OTAN y del NPA, pero se regodea con la idea de que el ataque en Moscú ‘avergonzará’ a Putin. En su artículo no se reconoce el carácter trágico del ataque para los familiares de las víctimas en la población rusa.
Calificando el ataque no como un acto reaccionario que costó cientos de vidas, sino como una intervención útil que debilitará al régimen ruso frente a la OTAN y el régimen de Kiev, RP escribe:
Al igual que en el momento de los atentados de Nord-Ost y Beslán, Putin parece avergonzado por el ataque sorpresa que rompe el mito de la ‘estabilidad’ que su régimen pretende garantizar a la población. Aquel que comenzó su reinado con la promesa de responder brutalmente a cada ataque, proclamando ‘iremos a matarlos hasta en los baños’, permaneció en silencio más de 17 horas después del ataque.
La pregunta que plantea RP es si el gran número de víctimas desestabilizará a Putin avivando las tensiones étnicas y religiosas en Rusia y la antigua URSS. Esto facilitaría la división y conquista de la región que Macron y las potencias de la OTAN esperan llevar a cabo interviniendo sobre el terreno en Ucrania contra Rusia. Como se puede ver en el apoyo de la OTAN al genocidio en Gaza, esta guerra es parte de una ofensiva reaccionaria dirigida por el imperialismo en toda Eurasia.
Esto pone de relieve que RP desarrolla sus análisis enteramente en el marco de la política imperialista. RP no aborda ni el papel reaccionario del estalinismo, ni cómo su disolución de la Unión Soviética dejó el camino abierto para que las potencias imperialistas de la OTAN lanzaran guerras en todo Oriente Medio, ni la conexión entre el imperialismo y el surgimiento de las redes terroristas islamistas. Basa su oposición al régimen de Putin no en una oposición trotskista al estalinismo, sino en una oposición proimperialista a Rusia.
RP niega la naturaleza agresiva de la ofensiva neocolonial de las potencias imperialistas de la OTAN, afirmando falsamente que Washington no quiere la guerra. Escribe:
Los Estados Unidos ya no quieren jugar el papel de policía mundial. … En este delicado acto de equilibrio, buscando no parecer débil sin provocar una escalada, la administración Biden respondió atacando 85 objetivos aliados de Teherán en Iraq y Siria, pero tuvo cuidado de no atacar directamente a Irán.
Esto es una mentira política. Si Washington no quiere librar guerras, ¿por qué vota a favor de un presupuesto de defensa de casi un billón de dólares, y por qué Macron pide enviar tropas a Ucrania y construir una ‘economía de guerra’ en Francia y en toda Europa? En realidad, el mando militar, tanto en Francia como en otros países de la OTAN, llama ahora constantemente a prepararse para una ‘guerra de alta intensidad’.
Las falsificaciones de RP están orgánicamente ligadas a la evolución histórica antitrotskista de la corriente morenista pequeñoburguesa de la que RP forma parte. Liderado por Nahuel Moreno en Argentina, rompió con el CICI en 1963 para llevar a cabo una reunificación sin principios con la corriente pablista de la que el CICI se había separado 10 años antes. La base política de esta reunificación fue el rechazo de cualquier papel revolucionario independiente para la clase obrera internacional, y la falsa concepción pablista de que las burocracias estalinistas proporcionarían una dirección revolucionaria.
Los morenistas se alinearon detrás de los antepasados pablistas del NPA, que se hicieron eco de los comentaristas imperialistas al dar la bienvenida a la iniciativa de la perestroika de Gorbachov, que allanó el camino para la disolución de la URSS y la restauración del capitalismo, como una ‘reforma democrática’. Esto dejaba claro su repudio a Trotsky, quien había insistido en que sólo una revolución política de los trabajadores contra la burocracia estalinista podría restaurar la democracia proletaria en la Unión Soviética.
Esta política antisoviética y procapitalista preparó a las fuerzas pablistas y morenistas, en el período postsoviético posterior a 1991, para aplaudir a las guerras imperialistas de la OTAN en Libia y Siria, así como a la intervención de la OTAN en Ucrania, como las llamadas ‘revoluciones democráticas’.
Existe una profunda oposición en la clase obrera europea e internacional a la guerra lanzada por la OTAN contra Rusia. El sesenta y ocho por ciento de los franceses, el 80 por ciento de los alemanes y el 90 por ciento de los polacos se oponen al envío de tropas para luchar contra Rusia. Pero la movilización de esta oposición contra la emergente Tercera Guerra Mundial sólo puede llevarse a cabo a través de una lucha contra las mentiras políticas e históricas contadas por tendencias pseudoizquierdistas como RP.
RP refleja los intereses materiales de profesionales y estudiantes acomodados de clase media vinculados a la burocracia estalinista del sindicato Confederación General del Trabajo (CGT) y su periferia académica. RP abandonó el NPA en 2021 después de hacer críticas tácticas al apoyo del NPA a las guerras en Libia y Siria y a la denuncia del NPA de las protestas de los ‘chalecos amarillos’ contra Macron. Pero su alineamiento actual con la propaganda antirrusa de la OTAN revela que esta ruptura sólo sirvió para encubrir la propia perspectiva proimperialista de los morenistas.
De hecho, la ruptura de RP con el NPA no le impidió llamar a votar al NPA en las elecciones presidenciales de 2022, lo que equivalía a un cheque en blanco a favor de la guerra en Ucrania.
El CICI y su sección francesa, el PES, fueron los únicos que lanzaron un ataque trotskista contra el apoyo del NPA y luego de RP al imperialismo. Esta oposición proporciona una perspectiva para la construcción de un movimiento internacional de masas en la clase obrera contra la guerra. El PES hace un llamamiento y fomenta la realización de reuniones y manifestaciones contra la guerra, con el fin de movilizar a los trabajadores y favorecer su conciencia sobre la necesidad de construir un movimiento internacional y socialista contra las guerras de la OTAN y el régimen de Putin.
La condición previa para tal movilización de los trabajadores y la juventud es una lucha por una perspectiva trotskista de la revolución socialista internacional, contra grupos pequeñoburgueses como RP que se alinean con las guerras imperialistas y encubren la complicidad imperialista en los crímenes terroristas.
(Publicado originalmente en inglés el de abril de 2024)