El arquitecto de la «Patria Azul» advierte: OTAN ha fracasado y UE quiere a Turquía de rodillas

Cem Gurdeniz, estratega tras la doctrina de la Patria Azul de Turquía, advierte que la OTAN se está desmoronando y que la UE busca explotar la posición estratégica de Turquía ante el declive interno y la irrelevancia militar. Aboga por un futuro soberano, alineado con Eurasia, en los términos de Turquía.

Ceyda Karan                                                                                                                        11 de abril de 2025

Crédito de la foto: The Cradle

 

En la segunda década del siglo XXI, profundos cambios geopolíticos impulsaron a las potencias globales a reevaluar la importancia de la posición de Turquía en Eurasia. Esta creciente atención —de Washington a Moscú, de Bruselas a Pekín— no ha hecho más que intensificarse a medida que el bloque occidental se recupera de una serie de derrotas estratégicas, en particular en Ucrania.

Durante más de dos décadas, la orientación geopolítica del gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha sido objeto de un intenso debate, tanto a nivel nacional como internacional. Hoy, este debate se ha intensificado. 

La dirección de la política exterior de Turquía ha adquirido una nueva urgencia. Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, el historial militar de la OTAN en ruinas y la UE luchando por consolidarse en medio de la decadencia interna, las decisiones estratégicas de Turquía ahora tienen un peso mucho mayor que sus fronteras.

Señales recientes de Bruselas sugieren un renovado impulso para revitalizar la trayectoria de Turquía hacia la UE tras décadas de retrasos, rechazos y manipulación política. Estas propuestas llegan en un momento en que Turquía, el segundo ejército más grande de la OTAN, es visto por las capitales occidentales no como un socio, sino como una zona de contención frente al auge de las potencias euroasiáticas y la inestabilidad regional.

El contralmirante retirado Cem Gurdeniz, artífice de la doctrina marítima de la » Patria Azul » y una de las mentes geopolíticas más destacadas de Turquía, se mantiene profundamente escéptico. Conocido por su visión soberanista, su postura kemalista y su férrea oposición a la influencia neocolonial occidental, Gurdeniz lleva tiempo advirtiendo que Turquía no ate su futuro a un Occidente en decadencia. 

Sus  experiencias , incluidos 3,5 años de prisión por cargos inventados en el infame caso “Sledgehammer” liderado por la red gülenista (FETO), han afianzado aún más su opinión de que Turquía debe trazar un rumbo independiente y alineado con Eurasia.

En esta amplia entrevista con The Cradle , Gurdeniz examina la realineación del poder global, los fracasos de la política neoconservadora en Asia occidental, el colapso económico del sistema liderado por Estados Unidos y los peligros del continuo enredo de Turquía en estructuras transatlánticas que ya no sirven a sus intereses nacionales.

(Esta entrevista ha sido editada para mayor brevedad y claridad)

La Cuna: Con el presidente estadounidense Donald Trump nuevamente en el cargo y la guerra en Ucrania exponiendo las debilidades de la OTAN, ¿cómo debemos entender la ruptura del orden mundial liderado por Occidente?

Gurdeniz: Estamos presenciando el segundo gran colapso del orden de seguridad global desde la Segunda Guerra Mundial. El primero se produjo después de 1990, cuando la Unión Soviética se disolvió voluntariamente y Washington expandió rápidamente su influencia por Europa del Este. Pero hoy, 80 años después del fin de esa guerra, Estados Unidos inicia su propia retirada, desplazando su centro de gravedad estratégico de Europa a Asia-Pacífico. 

La administración Trump lo reconoce. Su estrategia ya no se centra en el control global, sino en la reducción de tropas y la preparación para la rivalidad entre grandes potencias en el Pacífico, en particular con China. No se trata de un ajuste táctico, sino de un colapso sistémico. La derrota de la OTAN en Ucrania no fue solo una derrota en el campo de batalla, sino el fin de una ilusión.

La Cuna: ¿Qué rompió el consenso liderado por los neoconservadores posterior a la Guerra Fría?

Gurdeniz: El orden posterior a 1990 se construyó sobre la ilusión de la unipolaridad. Estados Unidos declaró la democracia capitalista liberal como modelo universal. En este sistema, Occidente controlaba las finanzas, China se encargaba de la manufactura y se esperaba que los estados ricos en recursos suministraran energía y materias primas. 

Pero este modelo se topó con contradicciones fatales. El poder militar estadounidense fracasó en Irak, Libia y Afganistán. En lugar de estabilidad, trajo destrucción. Rusia se reafirmó militarmente después de 2008. China prosperó económica y tecnológicamente, desafiando la hegemonía occidental. 

Y juntos, construyeron un contrapeso euroasiático. Y lo más crucial, el Sur Global vio a través de la fachada. El genocidio de Israel en Gaza, apoyado abiertamente por Washington, destrozó cualquier legitimidad restante. El sistema occidental ahora está expuesto: económicamente sobreapalancado, diplomáticamente aislado y militarmente vulnerable.

La Cuna: ¿Cómo interpreta la postura de la administración Trump ante este colapso?

Gurdeniz: Trump no es el artífice de este colapso, sino su producto. Él y su equipo comprenden que el modelo posterior a 1945 ya no sirve para Estados Unidos. La base manufacturera está vaciada. La deuda ha alcanzado los 34 billones de dólares. 

El dólar está siendo ignorado en el comercio global. El poder estadounidense se contrae. Lo que Trump ofrece es una retirada disfrazada de fuerza. Quiere acabar con los enredos de Estados Unidos y centrarse en restaurar la industria nacional. Sabe que la OTAN es una carga, no un activo. Su desafío no es ideológico, sino existencial. Quiere mantener vivo el imperio estadounidense reduciéndolo a un tamaño sostenible.

La Cuna: ¿Cuál es el destino de la OTAN en esta ecuación?

Gurdeniz: La OTAN es ahora una alianza zombi. Existe más como un mito que como un bloque militar funcional. Su expansión ha sido imprudente. Sus operaciones —desde los Balcanes hasta Libia y Ucrania— han desestabilizado regiones enteras, y su credibilidad se está desmoronando.

Mientras tanto, la UE impulsa una reforma militar de 800 000 millones de euros (aproximadamente 864 000 millones de dólares) bajo el nombre de « ReArm Europe ». Pero esto exige una austeridad masiva en el país. Los gobiernos europeos están preparando a sus poblaciones para la guerra, no para la paz. Necesitan enemigos que justifiquen el gasto.

Pero sin el liderazgo estadounidense, la OTAN no puede sobrevivir como una estructura coherente. El Estados Unidos de Trump no luchará por Estonia ni enviará tropas a Moldavia. Europa tendrá que defenderse, y no está preparada.

La Cuna: ¿Está el mundo verdaderamente cambiando hacia un orden multipolar o todavía es prematuro? 

Gurdeniz: El cambio es real e irreversible. Los BRICS están creciendo. La Organización de Cooperación de Shanghái se está expandiendo. El comercio se está alejando del dólar. Potencias regionales como Irán, India, Brasil y Turquía se están consolidando. Esto no es un regreso a los bloques de la Guerra Fría. Es un reequilibrio: un mundo donde ningún centro domina.

La multipolaridad no se trata de utopía. Se trata de soberanía. Permite a las naciones alinearse en función de sus intereses, no de la coerción. El reto ahora es construir instituciones que reflejen esta realidad: nuevos sistemas comerciales, marcos de seguridad y bancos de desarrollo que no estén controlados por Occidente.

The Cradle: Usted ha defendido durante mucho tiempo la doctrina marítima de la «Patria Azul». ¿Cómo encaja esto en el futuro de Turquía en Eurasia?

Gurdeniz: La Patria Azul no es un eslogan, es nuestro imperativo geopolítico. Turquía está rodeada de aguas en disputa: el Egeo, el Mediterráneo Oriental y el Mar Negro. Si cedemos estos espacios, nos quedaremos aislados y seremos irrelevantes.

Las potencias occidentales, en particular a través de Grecia y Chipre, quieren atraparnos en Anatolia. El Mapa de Sevilla, respaldado por la UE, reduciría nuestro espacio marítimo en un 90 %. Eso es una sentencia de muerte geopolítica.

La Patria Azul reivindica nuestros derechos legales, nuestra presencia naval y nuestros intereses energéticos. Junto con el  Corredor Medio , que nos conecta con Asia Central y China, formamos un eje marítimo continental. Esta es la columna vertebral de la estrategia de Turquía para el siglo XXI .

La Cuna: ¿Cuál es su evaluación de la orientación económica de Turquía en este nuevo orden mundial?

Gurdeniz: Debemos abandonar la ilusión de que la inversión extranjera directa y la integración en la UE nos salvarán. Ese modelo ha fracasado. Condujo a la deuda, la privatización y la dependencia. Nuestra economía debe basarse en la producción, no en la especulación.

Esto implica reindustrialización, soberanía alimentaria y energética, y comercio regional en monedas locales. Debemos proteger los sectores estratégicos de la propiedad extranjera. Nuestro Banco Central debe ser independiente no solo del gobierno, sino también de la influencia extranjera.

Sólo entonces podremos hablar de soberanía económica.

La Cuna: ¿Qué hay de la diplomacia? ¿Debería Turquía alinearse con un bloque específico o buscar la no alineación?

Gurdeniz: Debemos promover lo que yo llamo una «no alineación asertiva». Esto significa negarnos a ser satélites de nadie. Mantenemos nuestras opciones abiertas. Cooperamos con Rusia, China y el Sur Global, pero también interactuamos con Europa y Estados Unidos cuando nuestros intereses coinciden.

Pero hay límites. No nos sumaremos a regímenes de sanciones contra nuestros vecinos. No albergaremos bases extranjeras que ataquen a otros Estados. Y no nos dejaremos arrastrar a las guerras fallidas de la OTAN.

Nuestra diplomacia debe servir a nuestra geografía: equilibrada, firme y soberana.

La Cuna: La UE afirma ser un proyecto basado en valores. ¿Cómo responde a esta afirmación?

Gurdeniz: Los valores de la UE son selectivos. En cuanto a los derechos marítimos de Turquía, apoyan el maximalismo griego. En cuanto a Palestina, no dicen nada. En cuanto a los crímenes de Israel, los llaman «defensa propia».

No se trata de valores, sino de poder. La UE quiere que Turquía sea una zona de contención, un almacén de refugiados y una fuente de mano de obra barata. Nunca nos aceptará como iguales. Y no deberíamos querer unirnos a ese club.

Nuestra dignidad no está en venta.

La Cuna: ¿Qué papel juega el mundo turco en su visión del futuro de Turquía?

Gurdeniz: El  mundo turco es nuestro ámbito natural de cooperación. Desde Azerbaiyán hasta Kazajistán y Uzbekistán, compartimos lengua, cultura e intereses estratégicos. La Organización de Estados Túrquicos aún está en sus inicios, pero tiene un enorme potencial.

Debemos invertir en transporte, energía y conectividad digital en toda esta área. Debemos crear un entendimiento común en materia de defensa, sin injerencias externas. Y debemos desarrollar narrativas compartidas que rompan el monopolio de la historiografía occidental.

Esto no es nacionalismo. Es diplomacia civilizacional.

La Cuna: En este contexto, Turquía se consolida como la potencia con el segundo ejército más grande de la OTAN. Se está revitalizando la ruta de Ankara hacia la UE y desea participar más activamente en los mecanismos de seguridad europeos y extenderlos al sur. ¿Qué debería hacer Turquía?

Gurdeniz: Durante 67 años, Turquía ha esperado fuera de las puertas de la UE, con la ilusión de que algún día seríamos aceptados como parte de Europa. Lo cierto es que nunca lo fuimos, ni lo seremos. La UE nunca ha apoyado ninguno de nuestros intereses geopolíticos fundamentales. 

Apoyó el Mapa de Sevilla, que nos excluiría del Mediterráneo Oriental. Se alinea con Grecia en todas las disputas marítimas. Se niega a reconocer a la RTNC [República Turca del Norte de Chipre]. Apoya a grupos separatistas a lo largo de nuestras fronteras y guarda silencio ante el genocidio israelí en Gaza.

Ahora, en su reciente Libro Blanco, la UE afirma: «Turquía es candidata a la adhesión a la UE y un socio de larga data en el ámbito de la Política Común de Seguridad y Defensa. La UE seguirá trabajando de forma constructiva para desarrollar una asociación mutuamente beneficiosa en todas las áreas de interés común». Esto es teatro diplomático, diseñado para involucrarnos en su deteriorado aparato de seguridad en un momento en que temen ser abandonados por Estados Unidos.

La pregunta es: ¿Turquía entregará su autonomía estratégica, la sangre de sus soldados y la dignidad de su nación a una entidad que siempre la ha visto como un puesto avanzado útil, pero nunca como un igual?

No debemos mirar a Europa a través de la lente de la eurofilia, ni de los viejos complejos del período Tanzimat, ni de la mentalidad de Sèvres. Debemos verla a través de la lente de la historia: de nuestra soberanía, de la visión de Atatürk y de la realidad de que Europa está en decadencia.

El camino a seguir no es perseguir ilusiones en Bruselas. Es retomar los principios kemalistas, integrarnos con el naciente siglo asiático y asegurar nuestro destino geopolítico en Eurasia, en nuestros términos, no en los suyos.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle.

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