El amor me cae más mal que la primavera por Roque Dalton

El Sudamericano 

Estos 29 poemas que integran El amor me cae más mal que la primaverafueron publicados en el tomo III de No pronuncies mi nombre. Poesía Completa. Dirección de Publicaciones e Impresos, San Salvador, 2008. Lanzas y Letras

    • El amor
    • Cortometraje
    • Larga distancia
    • Despertar cerca de Niza
    • Zdena
    • Sobre el poema amoroso
    • Ahogado en ella
    • La Joie de Aimer

      • De acuerdo: es cierto que te pareces a May Britt
      • Hablar y no hablar contigo
      • Mujer inteligente se aproxima
      • Lo que falta
      • 35 años
      • Queen
      • Mañana de domingo
      • En tiempo de las cruzadas fue un verdadero azote
      • Why not?
      • ¡Oh!
      • Cortazariana
      • Para entendernos
      • Guerra
      • Home sweet home
      • Verte desnuda
      • Epigrama
      • Responsabilidad
      • Cita
      • Casi elegía
      • Siempre
      • Hasta luego

A Miriam

*

El amor

El amor es mi otra patria
la primera
no la de que me ufano
la que sufro

Cortometraje

Amor mío amanece
saciados fuimos con el fruto de bronce

El fruto de bronce nos había cegado
su belleza negaba que fuese para comer
pendiendo ahí del árbol
como la niña de los ojos de los grandes museos.

Por ello me complazco del viaje
a lomos de la ballena comedora de rosas.

Por eso en el purísimo castillo encontré la verdad.

(No lo penséis más:
en el centro del mundo hay un lecho magnífico
y ello no contradice a la ciencia
que nos habla de tantas clases de fuego).

Larga distancia

Te sueño y sigo durmiendo
no me despierto ya manoteando por tu rostro
como un buscador de perlas clama por el aire
bastantes lámparas me ha costado esa desesperación.

Ahora tengo que esforzarme para recordarte
regando como humareda amarilla los jacintos

Sólo en medio de ciertos orgasmos
producidos coralmente en dos o tres islas del Caribe
veo de nuevo tu voz diciéndome buenos días
disfrazada de gnomo joven
desde la profundidad de la almohada vecina

Sólo con respecto a tu oreja derecha
me es dado materializar el recuerdo
entonces la cojo y la uso de ocarina
o de mitad de nuez o de cenicero para guardar presillas

Supongo que no te habré causado mayores molestias
siempre he tenido el cuidado de hacer un estudio comparativo
de los husos horarios
y sólo me tomo el atrevimiento en las horas de menos tránsito

En todo caso queda la vía del telégrafo para conocer tu opinión

No es una fórmula de mi solemnidad
siempre supe tratar a las vírgenes
a las niñas imperecederas ancladas en el extranjero
como un año verdaderamente bisiesto
como la Independencia Nacional

Llámame
cablegrafíame
averigua qué posibilidades otorgan los satélites de comunicaciones

Mi memoria es ya un recurso como de otro siglo
no tiene nada qué hacer
frente a esta modernísima hambre que tengo de ti

Llámame
cablegrafíame
tu voz se verá de lo más bien en cualquier telegrama

Lo verdaderamente importante es la velocidad
viejo signo del siglo que no me había llegado antes
tan cerca del corazón

Despertar cerca de Niza

Gracias oh flor por su recuerdo
gracias pajarito gruñón
por despertarme en ella
gracias viento del mar porque tu clima
llama espejo al espejo y rostro al rostro
“mierda” a la lágrima y “mal tiempo
que pasará” a la soledad.

Zdena

Como Antígona eres, o quizás no,
quizás es sólo una manera pomposa de limitarte.
En todo caso, como las mujeres de Hemingway,
más propia para novia de un piloto
de Air France.

¿Qué haces, pues, junto al pobre poeta
de quien ni siquiera eres el gran-amor-de-la-vida,
a quien realmente no conoces, aunque debes haber oído decir
que sienta bien su compañía?

Él podría decirte que desnuda lo asustas,
que antes de poseerte precisa preguntarse, como Manuel Galich:
¿Esto es lo mío?
Y que sólo te ama
cuando la voz burlona de su Dios le dice:
“Sí, anda, tonto”.

Él es quien considera que Malraux
es hoy un escritor de segundo orden,
que Sartre no está mal
y que Durrell se marchitó en manos de los agentes enemigos.

Y, olvídate,
el poeta jamás te comprará collares;
te romperá muchas medias, eso sí,
te obligará a gastar la ropa que menos te gusta
y hasta te insultará y te golpeará
y te obligará luego a ayudarlo
con el remordimiento.

Ay, muchacha,
de seguro que tú eras para otro,
en alguna parte alguien cometió un error estupendo:
el poeta no tiene más remedio
que rendirse a la felicidad,
llamarte (por no dejar) “mi bestia espléndida”
e incorporarte a su dolorosa cultura,
como los pajarracos de la noche abren su nido
al ave del paraíso.

Mayo de 1965.

Sobre el poema amoroso

Amor mío hay un poema
de desoladas uñas clásicas
que se nos niega en esta enfermedad

Torpor de ensayo,
mueca
alcanzo a levantar
ojeo oteo
con una sana sordidez
palabras sin enchufaduras
pero con la mayor olla de pasión
justamente en el centro

El sueño es bello de alguna manera
de otra manera
las multitudes no pelearían
por subir a su púlpito.

Pero a mí déjame esta vigilia
esta comodidad crispante
donde cada palabra
podrá ejercer sus derechos
únicamente si se desnuda por completo

“Corazón”: palabra justamente prohibida
por el tiempo y la política
aunque sin exagerar

Y este pequeño dolor
es sólo cansancio en mis ojos

Acecho el poema
eso es todo

Ahogado en ella

(Discurso)

Acostarse contigo es la geografía
pero los lectores no deben temer una enumeración localista
recurso que ya es un lugar común en la poesía latinoamericana

Sólo diré que adoro hacerte así con el dedo meñique
en lo que vendría a ser el lago de Atitlán

Lo demás estará basado
en mi pobre visión de la vida erudita pues
prefiero contar el significado de besarte
después de tomar un buchito de rompopo
hija de ingleses llena de flores corintias
con tus propias nubes para las noches favorables
impaciente en la merienda de las diez
más bien matizada en estas membranosas siestas del trópico
entre luciferina y circense
en el anochecer recién quemado con cognac

Oh diálogo húmedo de numerosos engrudos
embobamiento rosado porque has dicho “ven”
responsabilidad corrupta que desemboca en la sabiduría
aquí todo es piel
resuelta en tres nudos de vellosidad enigmática
llama a un hospital de Venecia
el corazón se me ha llenado de lama verde
por la armonía de tus aguas recipendiarias

Convalezco de ti
no sé si necesito un médico o un jardinero
llama no obstante a un hospital de Venecia
sigo quemándome en tus mieles
desde que fuimos incluidos en calidad de tigres en el Arca de Noé
mina profunda mina para extraer grandes pedazos de noche
tu pupila confesa en su negrura pero negrura de aceite
gimiente y veloz me empapa el grisú de tus galerías

Llama a un hospital
comunica inclusive mi verdadero nombre
me salvarán en ambulancias homéricas
de tus cangrejos y tus almejas gigantes

Mágico buchito de rompopo eres el principio de la liberación
borracho que come dulce está perdido
y yo necesito otro enemigo que me libere de esta mujer

Necesito consejos
necesito dictámenes benevolentes
necesito con urgencia respiración artificial

La joie de aimer

No me ames
para agotar tu destino.

No me ames
con la fe de construir una tragedia contemporánea.

Ríete a todas luces, cariño.

Ríe en toda esta etapa de bella vecindad.

Ríete, ríete,
aunque sea de mí.

De acuerdo: es cierto que te pareces a May Britt

Tu cabello es harina de otro costal
prohibido representarlo en este lado de la Cortina de Hierro
enamorado de los saltos mortales casi un exiliado español
tu cabello es mi Guatemala mi Brasil y mi iglesia de San Julián Cacaluta
merece un premio a la mejor realización en el Festival de Pessaro
tu cabello es el capitán Corisco de mi corazón
no lo cambiaría ni por las obras completas de Tom Mix
a tu cabello “no le interesa determinar el género; prefiere
la ambigüedad, o que los críticos sean quienes determinen”
tu cabello es parcamente herecliteano no abusa de la dialéctica
tu cabello abofetearía a quien lo comparara con una bandera conciliatoria
pero no esquivaría la linajuda similaridad con una gaviota que cae
herida por un granizo tropical
áspero y enemigo como la misma reyerta
tu cabello es como cuando uno chupa un jocote de corona sazón
después de un gran trago de aguardiente de quince centavos
y arroja luego diabólicamente la semilla sobre la espalda de un perrito
que dice “juick” con una tristeza Walt Disney
y huye hacia lo desconocido de la noche entre las carcajadas de los borrachos
en tu cabello he perdido saliva lágrimas y palabras
un esquema de cuento de Malcolm Lowry en prueba de galeras
y diez diapositivas Agfacolor con iconos de Rubliov
tu cabello quisiera vivir en Alejandría
pero se tiene que quedar aquí en La Habana
en un húmedo rincón del Vedado que sólo en muy escasas ocasiones
logramos construir entre tu espalda y mi pecho
tu cabello necesita solamente una guacamaya lunática
para que suene como las selvas de mi país
tu cabello es harina de otro costal es decir
tu cabello es ahora
blanco

Yo insisto en que es más bello su negro natural.

Hablar y no hablar contigo

El poeta
ese oficiante pasado de moda
payaso de la lujuria volátil
horticultor de secretos famosos
te ama como sabe
anacrónicamente
demonizándote
angelificándote
dejando ver el cobre
de sus mentiras
las armas con que ya se repite

(Oh brillo que le falta al poeta
oh magia que no es capaz de crear
oh clima en suspenso como en el ojo del ciclón
que no se le concede:
actuemos todos como si ustedes no fueran
indispensables)

Mujer inteligente se aproxima
(6 de julio de 1970. A M. Aeropuerto Internacional José Martí, La Habana)

La parafernalia de la mesura
paradójicamente
te hizo imprescindible no traer flores.

Pero ella viene volando como uno de los amigos de Neruda
desde las vecindades de la Staatoper de Viena
todo lo fenomenológica que puede.

Ordena tus fetiches, Roque Dalton
tus privilegios precoces entre la intelectualidad
ponles bigotes a todas tus Giocondas
hoy correrá peligro el argumento de la desnudez.

Ella es la antítesis de la inmolación
Antiexhibicionista desenmascarante cinematografical
ella es la estrella de la Abadía de Ciencias del más citado país
viene galopando entre los deseos más oleaginosos
pero hoy correrá peligro el argumento de la desnudez.

La prueba está en que ha usado un telegrama venezolano
o sea que si no descubres el matiz insufrible en esta historia
estarás inmediatamente perdido.

Por mi parte lo que tú quieras, Roque Dalton
dime solamente en qué te puedo servir
dime si te alcanzo un sacacorchos o un saco de corchos
o de una vez al mismo Schopenhauer
a la mierda tu experiencia con las niñas acomodadas
esta vez correrá peligro el argumento de la desnudez.

No corras a ciegas dentro de ti mismo
no trates de huir
no tendrías dónde ocultarte
ahora ya es más tarde que nunca.

Afila tus grandes frases
el lenguaje puede siempre fracasar pero es más duradero
adiéstrate en negar las más claras derrotas.

Ella viene volando vestida de talento no hay remedio
aunque algún truco eficiente debe haber.

Al fin y al cabo son los recuerdos los que ungen sus deseos.

Lo verdaderamente seguro es que en esta ocasión
correrá peligro el argumento de la desnudez.

Lo que falta

“…la otra persona, como persona, se ha convertido
en una necesidad para él…”
                                                                       Marx

“Los clásicos son interesantes”:
blasfemia mía de ayer, al salir de ver Romeo y Julieta.

Hoy aumentó la cuota de tomates para ensalada
y aparecieron unas acelgas enormes.

El pan sobra, los huevos alcanzan, el arroz y los frijoles
aburren como las cataratas.

La escasez da un poco de hambre mental
y muchísima de la otra, decía ayer el gordo Flores.

Pero con la merluza y dos bistecs
dejaremos atrás la semana.

Lo que verdaderamente falta en Cuba
eres tú.

35 años

I

Pero la castidad, vieja hedionda, serpiente seca,
visita que hemos de esquinar y confundiremos con la muerte
es una sentencia que al fin y al cabo
alguien tiene que merecer.

Mañana es viernes.
No tentarás a tu señor.

II

Una de las caras del amor es la muerte,
en el humo de esta época eternamente juvenil.

¿Qué me queda ante ti sino la perplejidad de los reyes,
los gestos del aprendizaje ante la crecida del río,
las huellas de la caída de bruces entre la ceniza?

La propia juventud decrece
y trota la melancolía como una mula.

Queen

Cuando hubo amanecido y saltaste de la cama hacia el sol
de hecho hablaste de las limitaciones de Baudelaire

Porque la poesía no fue el único milagro
para el que me dieron permiso
sino que también me lo otorgaron para ti.

Mañana de domingo

Ante el espejo abierto
toco desnudo la guitarra.

Un verano de naipes marcados
me agobia más que el alcohol
más que las vibraciones
de estas sienes
conciliadoras con la disciplina.

¡Oh la cultura roja, el horizonte
previsto, las esponjas
para minimizar el porvenir!

Miriam se lava desnuda
la cabeza
y el clima vuelve a la mitad de agosto, zambullidor.

Rompí un monóculo teatral
porque la habitación es demasiado pequeña.

Pienso y pienso.

En tiempo de las cruzadas fue un verdadero azote

El amor en su forma anestésica
puede diagnosticarse
si se investiga la presencia del bacilo
en un pedazo de tejido cortado,
en el producto de las escarificaciones,
en la serosidad de un vegigatorio
o en un pedazo de nervio.

Hasta ahora no se conoce
ningún tratamiento eficaz.

Dice Dieulafoy:
“Si el médico no puede curarlo,
debe esforzarse por prevenirlo
mediante el aislamiento de los enfermos”.

Why not?

Tu rodilla no puede seguir así
debe crear almohaditas para mi barbilla.
De otra manera,
¿cómo,
desde dónde voy a morderte esa parte precisa del muslo,
la que vive solamente para mí sus semanas,
perfumándose como una joven manzana autocrítica,
tía de la lavanda, prima-hermana del sándalo?

Tu cuerpo no debe aumentar mis preocupaciones.
Bastante tengo ya con estudiar el Mercado Común Centroamericano,
suficientes problemas me han traído
las ocurrencias en la frontera chino-soviética.

Una pequeña gaveta de mesa de noche
en tu rotunda nalguita derecha
tampoco me vendría mal para guardar mis pañuelos,
mis sellos coreanos, mis llaves,
las piedrecitas de las vecindades de Varadero.

Y una regaderita con leche de cabra siempre fresca,
prendida con un clavito de oro a tu ombligo,
para bien servir y renovar el jardín de las delicias,
disfrazarlo de alfombra eterna de la bienvenida,
de pastelillo para el mejor cumpleaños del príncipe,
de alberca rústica para que nade el alma.

¡Oh!


que salvaste la fogata de la destrucción
al levantarte en medio de la hierba
y dividir el tropel de búfalos en dos grandes manadas,
una que se fue directamente al abismo que ni siquiera daba en el mar
y otra que se convirtió en una pequeña sábana de bueyes Mendelsohnianos
ofensivamente aptos para alimentar a nuestra descendencia por los siglos
de los siglos


que intentaste salvar mi alma leyéndome interminables editoriales de Pravda
y artículos de fondo de Nuestra Palabra
mientras yo solamente pensaba en robar el fuego espumoso, el fermento
de la peor propaganda inseminadora,
la playa de la lepra en ocasión de algunas noches africanas,
pero también la única representante de la luna irreal, la maravillosa,
en la tierra;
la imposibilidad de Miguel Ángel,
la causa de los mohines de Benvenuto Cellini,
la tragedia emplumada o encuerada de los mercados franceses,
el alarde comparatorio que justifica a los melocotones por no poder hacer la historia,
la quincallería de las casas de putas;
tu carne, quiero decir,
Ruperta,
si me perdonas la expresión.

Cortazariana

Oliendo a leche como una sala cuna de Baltimore
con el ritmo de una prostituta balinesa
o el de un gol de Pelé pintado por Chagall
camina a la orilla del mar
mi poetisa joven 1969

¡Qué esplendor el de sus equivocaciones
al citar a Michaux!
Su luz
que hizo a Vallejo autor de Residencia en la Tierra
es el vientre en que ahora descanso
y al que los diccionarios geográficos
llaman tan duramente ” trópico”.

Dejando aparte toda hipocresía cultural
confieso mis intenciones únicas a su respecto:
verla desnuda
y retilar su muerta.

Para entendernos

Me enamoré de ti porque te parecías muchísimo a una muchacha que, a su vez, tenía el rostro casi idéntico al del personaje de un sueño sensacional, soñado hace ya mucho tiempo, que llegó inclusive a despertarme.

A despertarme para siempre, digo.

Debo aclarar que me refiero a esa época contradictoria en que yo odiaba todo lo que me emparentara con el hecho de tener quince años de edad. Pero esto no es lo importante.

El personaje del sueño era una especie de niña-mujer sumergida en un estanque de nácar, en cuyo contorno bailaban dos guerreros pipiles ornamentados con plumas de guara y caracoles. Al verme comenzó a salir del agua: su cuerpo era como el de una boa constrictor decorada con dibujos psicodélicos y se movía con una gracia similar a la del spaghetti que es extraído de la boca del nene por su propia mano, para luego volver a ser chupado vertiginosamente ante los bufidos reprimentes de papá.

Pero en alguna forma se las arreglaba para hacerse sentir bella.

Claro, estaba su rostro, que era la inocencia y la promesa encarnadas, taciturno y estimulante a la vez. Mas lo que manifesté antes estaba referido al conjunto de aquel ser extraño y maravilloso. Quiero decir: no era la simple ofrenda de un rostro de mujer en la punta de un fuelle revestido con cuero de culebra. Era una concepción de lo fe menino, aprehendible al primer contacto de los sentidos, en el lenguaje del sueño.

Cuando vi que iba a hablarme, sin embargo, me sentí como las masas del pueblo amantes del cine primitivo, ante la posibilidad de oír a Charlot. O sea: levemente tocado por una especie de piadoso temor y ambiciosa expectativa.

No fui decepcionado.

Dijo: “El mar escurre de los dardos al enemigo pañuelo. El horizonte hostigado nos ve; mas, si desapareciésemos, la piel de la noche sudaría lágrimas de niño”.

La severidad de mi sentido crítico fue traicionada por mi corazón.

Aquella proposición cuasilorquiana me llenó de ternura, pese a saber, como el que más, que el lugar común es el tío de todos los vicios.

Al ir a besarle las mejillas estalló en sellos postales cubanos e indonesios color sepia y tutti-frutti.

Yo desperté entonces, con la plena convicción de tener ya marcado un camino en el amor, que me sería imposible sortear o vadear así me casase con siete mujeres intachables, o me volviese leproso y loco a la vez o ingresase en un club de asesinos de niñas negras, cuyos cadáveres ornaran, pintados con laca roja como los cursis jarrones chinos de ébano, el bar.
Algunos años después, en Santiago de Chile, conocí a una niña de catorce años cuyo rostro se asemejaba hasta el asombro al de aquel espléndido reptil (usado este vocablo como sinónimo de “lo lúbricomuscular-al-tiempo-que-brillante” y no de “rastrero “). Iniciamos una breve relación amorosa que fue echada a perder por mi emoción excesiva ante lo que consideraba un grandioso cumplimiento de mi destino mágico. Ella terminó casándose con un diplomático mexicano, que tenía un párpado lamentablemente gacho.

Y vino el día en que alguien me llevó de la mano hasta ti y pronunció las palabras que abrieron las puertas del cielo y del infierno al mismo tiempo: “¿Se conocen Ustedes?”.

Eso es todo.

Guerra

Mi verdadero conflicto
hondureño-salvadoreño
fue con una muchacha.

Home sweet home

Vino el problema con la golondrina.
Mis amigos me lo decían
pero yo siempre contesté filosóficamente
que de las mujeres mejor no hay que hablar.
Ella ya me había perdonado
que sufriera reacciones a la vista de la Catedral de Pamplona
y que tuviera que entrar a rezar en la Capilla Sixtina
bajo un paraguas.

Ayer se fue hacia el crepúsculo
en la bandada de las seis.

Moraleja:
para esto de iniciar una crianza
de pececillos japoneses
lo peor es estar casado con una golondrina celosa.

Verte desnuda

A María del Carmen.

Pececillos de la imaginación
desnudos caramelos que se, perdieron
en la escalera al cielo
perlas hirsutas
entreabiertas abuelas
pepinos salados del alba
sabiduría metamorfoseada
¿por dónde os debo penetrar
oh colección de hierbas y cosas
organizada con el pretexto
de un nombre de mujer
de un modo de ilustrar
a la muchacha con que siempre soñé?

Epigrama

A M.L.

Somos la pareja menos infinita y menos adánica
que podría encontrarse en estos últimos treinta años de historia.

Desde el punto de vista muscular
apenas hemos hecho poco más que dos perros.
Desde el ángulo cultural
hemos despertado bien pocas envidias.

Pero este amor nos ha devuelto mejorados al mundo
y, entre nosotros, inolvidables.

Ahora vamos a hacer que alguien sonría
o paladee un pedacito de dulce tristeza
hablando de nuestro amor en este poema.

Responsabilidad

Salí a cazar muchachas con un arpa
y endomingadas flechas de melcocha.

El amor yo lo busco
de las proposiciones de amor me defiendo.

A mi alrededor pueden cacarear las mozas
más perfectamente peludas
que yo retiraré mi anzuelo
y ofreceré ramilletes de pompas de jabón.

Yo toco el piano con mi dedo más memorable.

El amor es una fiera que se suicida
frente a la jauría jadeante.

Cita

Para C., in memoriam.

Tu desnudez es la eternidad
debo decirlo ahora
porque no fue sólo el agua sino que será siempre la sed
porque había sido el peligro y el premio
la pregunta contestada para la sal de todas las playas del mundo.

La toqué y me vistió de luz y sombra
me hizo pedacitos la sabiduría para que la repartiese por los caminos
me hizo tener hijos de oro y enemigos náufragos en la hiedra
me dio un nuevo nombre que sonaba como un golpe central
soltado por el desencantador en la puerta invencible.

Sé que por otra parte pronto te fugarás de la tumba
construirás una vena hacia el mar
(hasta donde nuestros cardos filiales
tiemblan por su podrido porvenir)
y surgirás como el hermoso amanecer para esos ebrios
que olvidaron su religión y su mugre
en las esquinas de la última noche.

Descansa hasta esa fecha:
sin que se entere la paz cobra fuerzas de fiera
y en el dorso quemado de una hoja otoñal
escríbeme la hora
y el nombre de la playa.

Casi elegía

Para B. C.

No es que me entusiasmara demasiado tu olor a miel
yo venía de un hervidero de abejas
y prefería asociaciones de ideas que culminaran en Bambi
pero el maduro azar y sus implicaciones
las labores astrales de las señoras que dan los permisos
lo echarían todo a perder.
A pesar de que tu aspecto de venadito era reglamentario
y tu desnudez no tenía aún la menor herrumbre
por el contrario atraía a los gatos como un tazón de leche
y en ella se podía uno refugiar de la policía
o retener a la Cenicienta hasta el siguiente atardecer
o cortar mangos tiernos ya peladitos y salados
o mojar puntas de flechas en una estrofa de la Internacional.

¿Por qué entonces nuestro retrato de bodas
iba a ser el retrato de bodas de nuestros hijos?
Las hojas s e secaron entre las obras de Kipling
huélelas y recuérdame
límpialas de diamantes y recuérdame
pon polvo de su polvo en los deseos de tu juventud.

La culpa es de la vida que se deja vivir amor mío.

Siempre

Si me olvidas
olvídame con toda tu alma
olvídame con todo tu cuerpo
olvídame con todo tu amor
olvídame
siempre
vuelve a olvidarme
siempre
lucha
persiste
en el olvido
siempre

Hasta luego

Volveré
inmediatamente
amor
espérame
no voy a volver tarde
nunca más voy a volver tarde
sólo voy a volver
y cuando vuelva
será temprano de por sí
siempre que vuelva será temprano
e incluso
a lo mejor
será temprano para siempre
no te enojes duerme
un poquito
ahora es demasiado
tarde pero yo
voy a correr
en un sentido contrario
al del mundo
para que se nos haga más temprano
a todos
contra el sol voy a correr
apretando los ojos
hasta que todo lo demasiado tarde
desaparezca
todo será muy rápido
alcanzaré a llegar
a tiempo para despertarte
con el ruido de la prisa
o la intromisión
de la mañana que ha llegado conmigo
y no quiso esperar
disciplinadita
a la puerta.

 

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