El acaparamiento de agua por parte de la industria alimentaria deja a las comunidades sin una gota

Fuente: https://attac.es/el-acaparamiento-de-agua-por-parte-de-la-industria-alimentaria-deja-a-las-comunidades-sin-una-gota/?utm_source=feedly&utm_medium=rss&utm_campaign=el-acaparamiento-de-agua-por-parte-de-la-industria-alimentaria-deja-a-las-comunidades-sin-una-gota                                                     7 OCTUBRE, 2023

ATTAC España

Sequía, saqueo

Foto portada: 14 de abril de 2009Firebaugh, California, EE.UU. – Encabezados por la California Latino Water Coalition, miles de trabajadores agrícolas, agricultores y políticos de la zona iniciaron el martes una marcha de cuatro días para llamar la atención sobre la falta de asignaciones de agua a las explotaciones agrícolas del Valle Central. Arriba, la marcha atraviesa una acequia de riego en una granja cerca de Firebaugh, en el oeste del condado de Fresno. ZUMA Press, Inc. / Alamy Stock Photo.

Autoría: GRAIN. GRAIN es una pequeña organización internacional que trabaja apoyando a campesinas y campesinos, a movimientos sociales en sus luchas por lograr sistemas alimentarios basados en la biodiversidad y controlados comunitariamente.

Artículo publicado originalmente en grain.org

Administradoras de fondos de pensiones, empresas privadas de inversión de capital y otros actores financieros, avanzan de manera agresiva apoderándose de tierras con acceso a agua para riego, a lo largo y ancho de todo el planeta. Su estrategia consiste en extraer lo más rápidamente posible tanta agua como sea posible para el riego de cultivos con altos precios en el mercado exportador, como es el caso de las nueces y las frutas. Estas empresas se dirigen hacia lugares donde el agua ya es escasa y objeto de conflictos, como por ejemplo Chile, México, Marruecos, Perú, España y Estados Unidos, y donde este tipo de agricultura devoradora de agua tiene pocas posibilidades de extenderse más allá de dos décadas.

En 2023 un informe de la ONU advirtió lo inminente de una crisis hídrica a nivel mundial. Con la escasez de agua afectando a más de un tercio de la población mundial muchas comunidades ya sufren los impactos de esta crisis, y muchas otras sufren devastadoras inundaciones como efecto del cambio climático. Preparando el escenario para una explosión de conflictos sociales,1 la ONU predice que esta situación empeorará los próximos años.

En gran medida estás emergentes “guerras por el agua” están relacionadas con la agricultura, que representa cerca del 70% del consumo mundial de agua. Con sus acuíferos explotados hasta agotarlos y la sequías exacerbadas por el cambio climático y la deforestación,2 muchas de las zonas agrícolas más importantes del mundo se están quedando sin agua. Así, la mayoría de los actuales conflictos por el agua, y aquéllos por venir, surgen del enfrentamiento de los intereses del agronegocio con los de la gente que produce en pequeña escala, comunidades rurales e incluso comunidades urbanas.

A pesar de esto, algunas personas ven en esta crisis una oportunidad. Mientras más escasa y valiosa se vuelva el agua, más lucrativa se vuelve para quienes la posean. Y esta potencial oportunidad de negocios no ha escapado a la atención de las agencias financieras, que florecen con estas oportunidades.

A partir de nuestro trabajo monitoreando el acaparamiento de tierras agrícola a nivel mundial, hemos observado un aumento en el número de casos en los cuales compañías financieras adquieren (compran) el control sobre recursos hídricos estratégicos para sus negocios agrícolas. A menudo estas compañías son las mismas que, en medio de la crisis financiera y alimentaria del 2008, comenzaron a comprar grandes extensiones de terreno agrícola. Entre estas agencias financieras encontramos fondos de pensiones, fondos soberanos de inversión, administradoras de activos, compañías de seguros, fondos de dotación de universidades y bancos de desarrollo (ver tabla 1). Algunas instancias invierten de manera indirecta a través de fondos de inversiones especializados, otras compran el acceso al agua de manera directa.

Cuando se trata acaparamiento de tierras, el agua siempre ha sido parte importante de la ecuación.3 A pesar de esto, actualmente observamos más casos en los cuales el acceso al agua, mucho más que el acceso a la tierra, es la motivación principal de las agencias financieras. En la mayoría de estos casos, éstos adquieren o alquilan parcelas que proporcionan acceso al agua abundante y a menudo ilimitado. Así, estas compañías siembran cultivos con alta demanda de agua que obtienen altos precios en el mercado de exportaciones. A diferencia de los acaparamientos de tierras que afectan a miles de hectáreas, acá la extensión de tierra puedes ser relativamente pequeña, por lo general de sólo unos cientos de hectáreas. Esto parece ser unas de las principales motivaciones de estas compañías, ya que les permite esquivar las acusaciones de acaparamiento de tierra, a pesar de que las consecuencias del acaparamiento de agua pueden ser igual de perjudiciales para las comunidades locales.

Otra característica de estos negocios es que tienden a realizarse en lugares donde el agua ya es escasa o directamente está agotada, y donde este tipo de agricultura devoradora de agua tiene pocas posibilidades de durar más allá de un par de décadas. Quienes invierten no están sembrando cultivos a largo plazo, sino algo más parecido a un pozo petrolero del cual extraen tantos recursos como sea posible hasta agotarlo. Mientras estas agencias financieras, las que normalmente planean irse dentro de 10 a 15 años, puedan seguir obteniendo utilidades, nada de esto parece importarles. Tampoco parecen desanimarse por los conflictos generados con quienes dependen de estas mismas fuentes de agua.

Un fondo de pensiones canadiense se sumerge en conflictos por el agua

PSP Investments, una administradora de fondos de pensiones de trabajadores públicos canadienses, ha sido una ávida compradora de tierras agrícolas durante la última década a nivel mundial y es una de las corporaciones que encabeza la carrera por el agua.

En mayo del 2022 PSP gastó 90 millones de dólares en la compra de una granja de arándanos de 500 hectáreas de extensión en Olmos, Perú. Esta granja forma parte de uno de los sistemas de regadío público-privado más grande del mundo.4 El sistema, que lleva agua a través de un túnel desde un río ubicado en la Cordillera de los Andes hacia dicha zona árida de la costa del Pacífico, inicialmente debía proveer de agua de riego a la comunidad campesina de Santo Domingo de Olmos. Pero en lugar de entregarle agua a la comunidades, sin consulta previa y a través de un Decreto Supremo, el gobierno asignó a este proyecto de regadío la totalidad de las 111 mil 656 ha. de la comunidad, para luego entregarlas, mediante un proceso profundamente corrupto, a la empresa de ingeniería brasileña Odebrecht. Las obras de riego se centraron casi exclusivamente en un espacio de 38 mil hectáreas, dividido y vendido a un puñado de empresas peruanas y extranjeras en lotes de 500 o mil hectáreas, con lo que Odebrecht se embolsó millones de dólares en ganancias.5

El proyecto Olmos le costó al gobierno peruano más de 180 millones de dólares del erario público sin lograr lo que al inicio afirmó: llevar agua a la población local. Por el contrario, esta gente fue desplazada de las zonas de riego, y las ciudades en que habitan junto a trabajadoras y trabajadores agrícolas, aún carecen de acceso a agua potable. Casi toda el agua que llega desde los Andes se destina a regar las plantaciones recientemente establecidas por parte de estas corporaciones, que cultivan aguacates (palta), arándanos y otros cultivos de alta demanda de agua, vendidos a altos precios en el extranjero. El proyecto financiado con fondos públicos ha traído pocos beneficios para la gente y, por el contrario, se ha convertido en una fuente de utilidades para PSP y otras corporaciones que ahora tienen acceso al agua de manera gratuita y sin restricciones.6

El proyecto de Olmos es sólo uno más del creciente número de proyectos agrícolas que recientemente PSP ha comprado o en los que ha invertido, en el mundo entero. Así, en lugares con una sólida producción agrícola con altos valores de exportación, estos proyectos le brindan a PSP un total control sobre las fuentes de agua. Éstos incluyen plantaciones de nueces en Australia y California, invernaderos en Canadá, huertos frutales en Maui, granjas lecheras en Nueva Zelanda y cultivos de “berries”, “moras” o “bayas” en todos los continentes (ver Tabla 2). PSP no respondió a nuestra petición de entrevista.

Dejando a las comunidades hechas polvo

En el suroeste de España, en otro sitio clave para la agricultura de exportación, PSP lleva está involucrado otra disputa por el agua. En las inmediaciones de la ciudad de Huelva, debido al auge de la producción de “berries”, durante dos décadas, se han agotado peligrosamente los acuíferos que alimentan los humedales de Doñana, un lugar de descanso estratégico para las aves que migran entre África y Europa, además de ser un sitio designado como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.7

Durante los últimos años las sequías y el cambio climático han agravado esta situación, pero las autoridades españolas y los poderosos exportadores de “berries” presionan para continuar expandiendo la producción, a pesar de saber desde hace tiempo acerca de la inminente crisis hídrica. Hoy Huelva produce el 98% de las fresas [frutillas] de España, del cual el 80% se va fuera del país. Muy similar a lo que sucede en Perú, debido a la abundancia de sol, el acceso a trabajadores migrantes mal pagados y, lo más importante, al agua gratuita extraída de los acuíferos en Huelva el cultivo de bayas resulta enormemente rentable.8

A pesar de que a nivel nacional e internacional la crisis hídrica en Huelva se ha convertido en un escándalo político, esto no ha impedido que el dinero siga fluyendo hacia los cultivos de “berries” de la zona. Por el contrario, en los último años un número cada vez mayor de agentes financieros han invertido en los principales productores de “berries” de la región. Entre estos inversionistas se encuentra PSP Investments, quién a través de Hortifrut, se convirtió en el mayor productor de arándanos de Huelva luego de la adquisición de 400 hectáreas en el 2021. También encontramos a Alantra, una firma europea de capitales privados, que ha encauzado dinero de bancos de desarrollo españoles y europeos hacia la adquisición de Surexport, el mayor productor de fresas de Huelva.9 Y si bien estas empresas, con el fin de proteger sus negocios, hacen cabildeo para la construcción de costosos y controvertidos proyectos de infraestructura pública en otras parte de España con el fin de suministrar agua a lugares afectados por la sequía, muchas de estas corporaciones se están expandiendo hacia nuevos territorios donde las fuentes de agua aún no se han agotado, como por ejemplo Marruecos.

Hortifruit y Surexport se encuentran entre las principales compañías que están expandiendo la producción de frutos rojos en Marruecos. Otras compañías son Elite Agro de los Emiratos Árabes Unidos y también el Grupo Costa, una empresa australiana que, debido a los problemas de escasez de agua en su país de origen10 (a los que por supuesto ha contribuido), está expandiéndose de manera agresiva en el extranjero. En julio de este año Paine Schwartz, una firma de capitales de inversión privada con sede en Estados Unidos y accionista minoritario de Costa, adquirió parte de la compañía a través de un oferta pública de adquisición, lo que se espera que de un mayor impulso a este ya agresivo proceso expansivo.11

La producción de frutas de exportación en Marruecos se ha disparado en los últimos años gracias a esta inversión extranjera, y su valor ha aumentado a más del doble desde el 2016.12 La mayor parte de esa expansión se ha concentrado en las bayas y otros cultivos de gran consumo de agua, lo que está poniendo a prueba los recursos hídricos ya afectados y mermados por la sequía. Los grandiosos planes de expansión de estas empresas contrastan de manera radical con el sombrío panorama hídrico del país.

La actual crisis hídrica de Marruecos se ha alimentado de una década y media de políticas gubernamentales de fomento al riego y a la inversión extranjera, incluidos importantes gastos y subsidios a través de asociaciones público-privada para el desarrollo de infraestructura de riego. A medida que la agricultura industrial secaron rápidamente los acuíferos y las represas, el gobierno respondió cortando el acceso al agua del resto de los habitantes del territorio, privilegiando los cultivos de exportación, muchos de los cuales están ligados o son propiedad de la familia real y otras familias de la élite local. De esta manera, en la actualidad la agricultura industrial representa el 85% del consumo total de agua a nivel nacional.

Para campesinas, campesinos y ente que pastorea en el país, las consecuencias son catastróficas. “No nos queda nada” afirma Lehsein, un pequeño agricultor de la provincia de Chtouka. Lehsein relata cómo la gente no tiene más opciones que intentar vender sus tierras y su ganado, o buscar trabajo, bajo condiciones miserables, en los cultivos industriales de sus zonas o incluso en España.13

El año pasado la crisis hídrica se agravó tanto que el gobierno se vio obligado a dar un giro en 180% en su política de subsidios. A pesar de esto, hay pocas esperanzas de que esta medida provoque alguna diferencia. “En primer lugar, porque siempre habrá inversionistas con la capacidad de instalarse en nuestras tierras sin la necesidad de subvenciones […] Pero por sobre todo, porque las grandes fincas agrícolas que plantan cultivos devoradores de agua ya están instaladas y por si solas ya son capaces de secarlo todo”,14 nos dice Salima Belemkaddem, del colectivo Maroc Environnement 2050.

“Las entidades que más controlan agua en el mundo, y de las que nunca has oído hablar”

Puede resultar extraño hacer inversiones agrícolas en lugares donde el acceso al agua está desapareciendo. No es el caso de las compañías financieras, las cuales invierten pensando en periodos de tiempo de 10 a 15 años plazo.

Un ejemplo de esto lo encontramos en el Valle de San Joaquín en California. Acá, las inversiones de PSP y otras compañías financieras han impulsado el auge masivo de la producción de almendras, que demanda mucha agua, en lugares del estado donde los acuíferos se encuentran en niveles críticamente bajos. Una investigación de Bloomberg descubrió que, a medida que la crisis hídrica se agudiza y las comunidades locales y campesinos se quedan sin acceso a agua, las compañías financieras se han abalanzado a la compra de tierras, cavando pozos cada vez más profundos, alcanzando incluso una mayor capacidad de bombeo de estos acuíferos ya diezmados. En este Valle, entre 2019 y 2022, uno de cada seis pozos de gran profundidad fue perforado en terrenos de propiedad de inversionistas extranjeros o administrados por ellos, entre los cuales destacan PSP Investments, el fondo de pensiones de maestras y maestros de EUA (TIAA) y, a través de su división Hancock Natural Resource Group, la compañía de seguros canadiense Manulife.

Bloomberg descubrió que estas empresas están muy conscientes de que en esta zona el agua se está acabando, pero las ganancias esperadas a corto plazo de la producción de almendras y otros cultivos de alto valor de mercado son tan grandes, que superan cualquier pérdida derivada de quedarse sin agua.

“Mientras más profundo el bolsillo, más profundo es el pozo. Eso es lo que básicamente está sucediendo aquí”, dice Ralph Gutiérrez, un administrador local del agua. “Quienquiera que esté haciendo esto, le importan un carajo las personas comunes”, asegura Ralph.15

En 2013 en el Estado vecino de Arizona, una empresa financiera con domicilio en Estados Unidos creó un fondo de inversión de 430 millones de dólares con el fin adquirir más de 5 mil hectáreas de tierra, ubicadas en un condado de bajos ingresos, pero emplazadas sobre una importante capa freática. Después de esta operación, el fondo alquiló gran parte del terreno a la empresa agrícola Al Dahra, con domicilio en los Emiratos Árabes Unidos, que utiliza el agua del acuífero para producir alfalfa y exportarla de vuelta a casa. La gente se ha estado manifestando en contra de este proyecto agrícola, no sólo por el impacto futuro en las reservas de agua del estado, sino porque ya está afectando la capacidad de la población local para llenar sus pozos. Pero no fue hasta agosto de 2023 que, gracias a un informe del sitio de noticias Reveal, la gente de la localidad se enteró de que el inversionista mayoritario de este fondo de inversión era el propio fondo de pensiones público de Arizona, donde también están invertidos los fondos de pensiones de del profesorado de la ciudad de Nueva York y los de los gremios sindicalizados de California y Michigan.

“Me enoja, ¿sabes? Es increíble que el estado pueda hacer eso con nuestro fondo de jubilación”, aseguró Holly Irwin, supervisora electa del condado que ha estado tratando de detener la expansión de este proyecto. “Llevo años luchando para mantener el agua aquí, y es simplemente frustrante. Si miras a tu alrededor, a cualquier lado, sabes que esta agua se está agotando y que la alfalfa se está enviando al extranjero”, agrega Holly.16

Ahora, estas empresas agroindustriales y estas agencias financieras, depredadoras de las fuentes de agua del sur de Estados Unidos, se están expandiendo hacia México, donde el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá ha abierto la puerta a las concesiones privadas de agua, acelerando el desarrollo de la producción para de frutas y verduras de riego intensivo con fines exportadores. México, país que atraviesa una profunda crisis hídrica, si bien regula el uso de agua agrícola, en la práctica no lo fiscaliza, por lo que las empresas fácilmente se salen con la suya tomando tanta agua como quieran.

Eva Robles, del Colectivo por la Autonomía, una organización que trabaja con comunidades campesinas e indígenas, dice que por ejemplo, el estado de Jalisco, que es el mayor productor de “berries” y uno de los principales productores de aguacates y uvas del país, tiene sólo dos inspectores de agua. Cuenta Eva que “cuando las compañías de agronegocios llegaron por primera vez a Jalisco compraban las tierras, pero ahora sólo las alquilan porque saben que, al ritmo que están consumiendo el agua, en unos pocos años se les acabará toda”.17

Una de las principales compañías detrás del acaparamiento de agua de California, y que ahora se está trasladando hacía México, es Renewable Resources Group (RRG). Descrita como “uno de los más grandes agentes en el mercado del agua del cual nunca has oído hablar”, durante la última década RRG acumuló grandes extensiones de tierras de cultivo, obteniendo valiosos derechos de agua en zonas áridas de California, lo que le permitiría producir cultivos de alto valor de mercado, como almendras y uvas, o desarrollar elaborados sistemas de comercio de agua para sus clientes, como por ejemplo el fondo de dotación de la Universidad de Harvard.18

En un folleto de 2018, RRG informaba que su estrategia en México era “monetizar” el agua mediante la producción de “cultivos especializados con alto valor agregado”. Ese mismo año aseguraba haber adquirido más de 100 mil hectáreas de tierras agrícolas en México, Estados Unidos, Chile y Argentina, como también derechos exclusivos de agua en Estados Unidos, Chile y Australia, generando retornos anuales de más del 20% para sus inversores, entre los que se encuentran fondos de pensiones, fondos de capital privado, compañías de seguros y familias adineradas.

En este folleto se afirmaba que “cuando se habla de un recurso escaso, la competencia es feroz. La diversidad de usos que tiene el agua significa que, si se gestionan económicamente los recursos hídricos a partir de la importancia de su valor de uso, se pueden obtener importantes utilidades. En muchos casos, el alto valor de uso que tiene el agua en la agricultura, sobre todo en hortalizas y frutales (cultivos permanentes de espacialidad) permite monetizar el agua a través de productos de un alto valor de mercado”.

Con la finalidad de esquivar el espíritu de la legislación mexicana que limita la cantidad de tierras que una sola empresa puede poseer, la estrategia de RRG consiste en utilizar múltiples subsidiarias para comprar o arrendar tierras a largo plazo. Además, buscando formas de eludir las restricciones impuestas, este grupo asegura que se concentrará en principalmente en “cultivos intensivos”, los cuales requieren poca tierra, pero mucha agua.

En el folleto, RRG afirma que “sabe que el uso del agua no sólo está determinado por las leyes de derechos de agua, sino que también depende en gran medida de la política local y de los demás sectores involucrados. [Pero] los equipos de RRG saben cómo navegar esa política”.19

Fuera de México, RRG ha comprado varias de las principales empresas latinoamericanas productoras de frutas de exportación ubicadas en terrenos de riego estratégicos, y las ha integrado a Frutura, su nueva filial.20 Uno de estas empresas, Subsola, es la productora y exportadora de uva de mesa más grande de Chile, con más de 1300 hectáreas de tierras de regadío.21

Esto ocurre en medio de una crisis hídrica que afecta a todo el sector agrícola chileno. Gracias a los tratados de libre comercio, y a un sistema de privatización del agua (establecido en la dictadura de Pinochet) que ha permitido a los grandes productores de frutas apropiarse de fuentes de agua fundamentales, las exportaciones de fruta chilena se han disparado durante la última década. Un puñado de familias y empresas chilenas se han hecho millonarias convirtiendo sus exclusivos derechos de agua en productos de exportaciones de alto valor comercial, como las uvas y los aguacates [paltas], todo a expensas de las comunidades locales que dependen de las mismas fuentes de agua para vivir y cultivar. Agravada por las sequías provocadas por el cambio climático, ahora todas las regiones productoras de frutas de Chile luchan contra la escasez de agua. Sin embargo, esto no ha espantado a RRG ni a las demás instancias inversionistas, como la administradora de fondos de pensiones estadounidense TIAA, que recientemente ha estado comprando plantaciones de cerezas chilenas.22 Según la estimación de un administrador de fondos de inversión en tierras agrícolas chileno, durante los últimos dos años instituciones de inversión han adquirido al menos 15 mil hectáreas de tierras agrícolas para la producción de fruta de exportación, lo que equivale a un tercio del área plantada con uva de mesa, la fruta más exportada del país.23

Irónicamente, RRG está invirtiendo en Chile a través de un fondo de 900 millones de dólares llamado Sustainable Water Impact Fund, fundado junto a The Nature Conservancy, y que tiene obligaciones financieras con Goldman Sachs y varias otras fundaciones estadounidenses. Aunque se supone que el fondo debe hacer inversiones que conserven el agua, ha estado comprando tierras en zonas de exportación agrícola con escasez de agua, como la región de Valparaíso de Chile y el Valle de Ica en Perú24, con el fin de cultivar aguacate [palta] y uva.

El fondo de 50 mil millones de dólares de la Universidad de Harvard también está invirtiendo en estas áreas. Alrededor del 2010, Harvard comenzó a adquirir enormes extensiones de tierras agrícolas a nivel mundial, con particular énfasis en la producción de soja en la Ecorregión del Cerrado de Brasil. En 2020, las pérdidas económicas y la condena pública llevaron al fondo a trasladar la administración, no la posesión, de las inversiones agrícolas a una firma de capital privado separada, llamada Solum Partners.25 Esa compañía ahora administra inversiones agrícolas para Harvard, pasando de comprar grandes extensiones de terreno agrícola, a adquirir empresas con acceso a agua de riego y superficies de tierra más pequeñas, en África, Europa, América Latina y Estados Unidos, para la producción de aguacates [paltas], “berries” y otros productos de alto valor de mercado. En Chile, Solum está invirtiendo en paltas a través de sus filiales, las cuales que poseen más de 3400 hectáreas de plantaciones bajo riego.26 La creciente producción de aguacate, que requiere más de 1200 litros de agua para producir un kilo de fruta, es uno de los principales impulsores de la crisis hídrica en el campo chileno.27

“¡No es sequía, es saqueo!”

En Jalisco, México, la comunidad de San Isidro ha estado luchando durante más de 80 años para acceder a las tierras colectivas que le fueron concedidas durante la Revolución Mexicana. En un gran avance, en junio del 2022 el gobierno mexicano ordenó a una de las empresas que ahora ocupan estas tierras, la corporación estadounidense Amway, devolverles las 280 hectáreas adquiridas ilegalmente.28 Aunque hasta ahora se les ha devuelto sólo una parte de sus tierras, la comunidad ya ha comenzado a plantar cultivos locales. Pero ahora se enfrentan a otro gran problema: no tienen acceso al agua. Amway y las demás empresas agrícolas que cultivan hortalizas, uvas, berries y aguacates con fines de exportación, se han apoderado de todas las fuentes tradicionales de agua de la comunidad, dejándolas sin poder cubrir su necesidades domésticas y mucho menos cultivar sus alimentos.29

A medida que los cultivos industriales de alta demanda de agua contaminan sus tierras y drenan el agua de sus territorios, San Isidro se enfrenta a lo mismo que se enfrenta un número cada vez mayor de comunidades locales alrededor del mundo. Debido a que estas plantaciones industriales sólo producen para exportar, la gente no sólo pierde el acceso al agua sino que también el acceso a los alimentos. Así, muchos no tienen más remedio que trabajar en estas plantaciones, con salarios bajos y en condiciones laborales duras y precarias, especialmente para las mujeres.30 Además, el uso intensivo de plásticos y de pesticidas y fertilizantes químicos tiene impactos devastadores en la salud de las personas y en el medio ambiente.

Irónicamente, la industria agrícola se jacta de su eficiencia hídrica, ya que utilizan lo último en riego por goteo y otras tecnologías “inteligentes”. Una de sus técnicas consiste en llenar enormes depósitos con agua capturada durante las estaciones húmedas y así no depender de la captación durante los periodos secos. Pero ninguna de estas tecnologías puede hacer sostenible la producción de cultivos de riego intensivo. Estas plantaciones están diseñadas para exportar agua y siempre a un ritmo más rápido del que se puede reponer. Esta pérdida de agua conduce, inevitablemente, a la destrucción del medio ambiente y a conflictos sociales con otros usuarios que no tienen acceso.

En marzo de este año más de 25 mil personas se reunieron en Marais Poitevin, el segundo humedal más grande de Francia, y lugar de construcción de uno de los mayores proyectos de embalses de agua con fines agrícola del mundo, en una movilización internacional contra el acaparamiento de agua. Los manifestantes llegaron con un mensaje claro: detengan el acaparamiento de agua de un modelo agrícola “que aplasta a agricultoras y agricultores y destruye los ecosistemas”. Los manifestantes culparon del agotamiento del agua en la zona a décadas de agricultura industrial. Rechazaron las “mega piscinas” ya que no son más que una forma de proteger la producción “suicida” de cultivos devoradores de agua destinados a alimentación animal, en manos de unos pocos, y en detrimento del medio ambiente y de la más que necesaria producción sostenible de alimentos locales por parte de pequeños agricultores. Aludiendo a protestas similares en América Latina, afirmaron “¡No es sequía, es saqueo!”.31

La reacción del gobierno francés fue prohibir la manifestación y desplegar más de 3200 policías armados. Así, en menos de dos horas se dispararon más de 5 mil granadas contra los manifestantes (una granada cada dos segundos), mutilando e hiriendo a casi 200 personas, varias decenas de ellas de gravedad. Luego, el gobierno francés declaró ilegal a Soulèvements de la terre (Levantamiento de la Tierra), el principal movimiento detrás de estas protesta.32

Al igual que la comunidad de San Isidro en Jalisco, y que muchas otras comunidades indígenas y campesinas en todo el mundo, los manifestantes y las manifestantes en Francia creen que el agua debe ser manejada de manera colectiva, que ésta no puede separarse de la tierra, y menos aún ser tratada como un activo financiero posible de ser capturado y explotado por empresarios agrícolas. Esta oposición internacional a la privatización del agua incluye las protestas contra el acaparamiento de agua para uso industrial, minero y para agua embotellada.

Resulta significativo que las protestas contra la privatización del agua en Francia ocurrieran justo en el momento en el que los sindicatos del país encabezaban una movilización masiva contra las reformas al sistema de pensiones, interpretadas también como un paso hacia su privatización. A diferencia de los sistemas de pensiones financiarizados de Canadá, Reino Unido o los Estados Unidos, el sistema de jubilación de Francia no está en manos del sector financiero, y por lo tanto no fomenta el acaparamiento global de agua para la agricultura de exportación.33

Así, en estos dos movimientos podemos ver la salida a la crisis hídrica: el control colectivo sobre el flujo de agua y el control colectivo sobre el flujo de dinero. Las luchas contra la privatización del agua y la privatización de los sistemas de pensión están íntimamente relacionadas. En la brutal reacción del Estado francés a ambos movimientos, podemos ver lo dura que será esta más que necesaria batalla.

Tabla 1

Algunas de las compañías financieras que compran tierras buscando el agua
Administrador financiero
Adquisiciones recientes
Inversionistas
ADQ (Emiratos Árabes Unidos)
A través de la compra de una empresa productora (Unifrutti), plantaciones de frutales y hortalizas en Italia, España, Argentina, Chile, Ecuador, Sudáfrica y Filipinas.
Fondo Soberano del Gobierno de Abu Dhabi
Alantra (Reino Unido)
A través de una compra importante de acciones de una empresa (Surexport), cultivos de bayas en España y Marruecos
Bancos de desarrollo españoles y europeos
Solum Partners (Estados Unidos)
Empresa exportadora de frutas y hortalizas con plantaciones en Chile, Perú, México, España, Sudáfrica y Mozambique.
Fondos de dotación de Harvard y compañía de seguros AIG.
Manulife (Canadá)
Plantaciones de nueces en EUA y una gran empresa exportadora de frutas en Chile (David Del Curto)
Numerosos fondos de pensiones a través de Hancock.
Macquarie (Australia)
Terrenos agrícolas con derechos de agua en la Cuenca Murray-Darling.
Principalmente fondos de pensiones, incluyendo el fondo de pensiones de corporaciones japonesas
Ontario Teachers’ Pension Plan Board (Canadá)
Plantaciones de almendras y aguacate [palta] en Australia
Fondo de pensiones de los maestros de Ontario, Canadá.
Paine Schwartz (Estados Unidos)
A través de una OPA a Costa Group, plantaciones de “berries” en Australia, China y Marruecos.
Principalmente fondos de pensiones estadounidenses y fondos soberanos.
PSP Investments (Canadá)
Terrenos agrícolas con derecho a agua en Australia y EUA Compra directa o a través de empresas productoras con plantaciones frutales en Chile, Perú, México, Marruecos, España y EUA
Fondos de pensiones de los trabajadores públicos de Canadá.
Renewable Resources Group (Estados Unidos)
Plantaciones y empresas agrícolas productoras de uva de mesa y bayas en Chile, México, Perú y Uruguay.
Fondos de pensión, compañías de seguros, fundaciones y familias millonarias.
Nuveen (Estados Unidos)
Plantaciones de nueces en EUA y de frutos rojos, uvas y guacamole en Chile.
Fondo de pensiones de los maestros de EUA (TIAA) y otros fondos de pensiones estadounidenses, canadienses y europeos.
Fuente: GRAIN

Tabla 2

Algunas de las inversiones en terrenos con recursos hídricos de PSP Investments
Negocio
Acceso al agua
Algodón en Australia
Almendras en Estados Unidos
Limones en España
Frutos secos alrededor del mundo
Almendras en Australia
Frutas en Estados Unidos
En 2018 y 2019, PSP compró 17000 hectáreas de una antigua plantación de azúcar en la Isla de Maui, y también la empresa local de riego, y desde entonces libra una batalla con los residentes locales, por los derechos de agua. PSP necesita el agua para cultivar frutas de exportación, pero los residentes locales afirman que esto pone en peligro la producción local de alimentos realizada por campesinos. La gente de Maui se indignó al enterarse de que una subsidiaria de PSP, en conjunto con el Estado, habían apelado ante la Corte Suprema con el fin de flexibilizar las restricción del uso del agua para riego, todo esto en las postrimerías de los devastadores incendios que afectaron a la isla en agosto del 2023.
Nueces en Australia
Tomates en Canadá
Productos lácteos en Nueva Zelanda

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *