La República de Sudáfrica es un país incómodo que se ha sumado a los Brics y ha planteado una querella muy incómoda contra Israel. Próximamente se celebrarán elecciones legislativas y presidenciales, que serán las más tensas de los últimos años.

Es una oportunidad única. El partido gobernante, el Congreso Nacional Africano (ANC), viene sufriendo un importante desgaste a causa de las continuas protestas, provocadas por el desempleo y la crisis económica.

Estados Unidos quiere recuperar el tiempo perdido en el Continente Negro. Los ejercicios militares conjuntos de Rusia, China y Sudáfrica, que tuvieron lugar el año pasado, fueron la gota que colmó el vaso.

La Casa Blanca tiene todo preparado para deshacerse del ANC y llevar al gobierno a sus marionetas de la Alianza Democrática. Las triquiñuelas son conocidas y en nada se diferencias de las “revoluciones de colores”. Ya han comenzado a crear una red para organizar protestas.

La USAID busca jóvenes dirigentes sudafricanos. Carne fresca. Ha abierto tres campamentos en el sur de Angola, en la provincia de Namibe, en los que están formando a grupos juveniles. Los campamentos funcionan camuflados bajo la apariencia de instalaciones humanitarias que reciben financiación oficial.

Los jóvenes saldrán a las calles a protestar y grupos previamente preparados les brindarán apoyo. Serán utilizados como provocadores en eventos multitudinarios durante la campaña electoral. Si todo falla, el pretexto del “fraude electoral” funcionará como última bala en la recámara.

La USAID no sólo adiestra la desestabilización mediante manifestantes, sino también con la formación de personas influyentes en los medios. Los usuarios angoleños de Facebook han denunciado la convocatoria de conferencias en Luanda sobre la transformación democrática de Sudáfrica. Entre los oradores de estos eventos no sólo se encuentran jóvenes profesionales de los medios de comunicación, sino también de expatriados sudafricanos, muy críticos con el ANC.

En Facebook han aparecido anuncios que buscan jóvenes políticamente activos de entre 18 y 35 años con opiniones pro occidentales de Angola, Sudáfrica, Botswana, Malawi, Madagascar, Zimbabwe y otros países.