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El lunes fue despedido el coronel de la Fuerza Aérea estadounidense Charles Clegg como director del programa Sentinel de misiles balísticos de alcance intercontinental. Los motivos aducidos son la “pérdida de confianza” en sus capacidades y que “no había seguido los procedimientos organizativos”.
Su despido se produce cuando el programa está sumido en una creciente controversia. El Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes dijo que se “quedó atónito al enterarse” del enorme aumento de costos. En otras palabras: Estados Unidos no tiene dinero suficiente para modernizar su programa de armas nucleares, que está obsoleto.
Los costos aumentaron más del 37 por ciento hasta unos 131.000 millones de dólares, ya que los congresistas proporcionaron sólo el 91 por ciento de la financiación solicitada por el programa para el próximo año, 3.400 mil millones de dólares, en lugar de 3.740 millones de dólares.
La Fuerza Aérea, sin embargo, negó que el despido estuviera “directamente relacionado” con cuestiones planteadas recientemente durante la revisión del programa por parte del Congreso.
El Comité de Servicios Armados del Senado dijo en su informe presupuestario de este año fiscal que el programa sería largo y complicado, “implicaría compras de bienes inmuebles, construcción, deconstrucción, remoción e instalación de equipos y certificación nuclear”. Quedan más de diez años antes de su finalización.
El costo por misil se proyecta ahora en 162 millones de dólares, en dólares de 2020, frente a una proyección inicial de solo 118 millones de dólares, y el subsecretario de Adquisiciones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Andrew Hunter, dijo el 18 de enero que esto se debía a que la estimación inicial del costo “no tenía en cuenta el enorme tamaño y alcance de las instalaciones de lanzamiento y el esfuerzo de construcción del control de lanzamiento”.
“Lo curioso de los proyectos que ocurren una vez cada siglo es que hay muchas cosas que no fueron apreciadas. Era como si lo hiciéramos por primera vez”, añadió. Sin embargo, completar el programa se considera esencial, ya que los misiles LGM-30 Minuteman III que los Sentinels deben reemplazar son, con diferencia, los más antiguos desplegados, ya que se produjeron entre 1970 y 1978.
Estados Unidos y el mundo occidental, en general, no tienen otra clase de misiles balísticos intercontinentales.
Los sobrecostos del programa Sentinel continuaron reforzando los llamamientos de los dirigentes políticos y militares para ponerle fin, lo que requeriría poner fin al despliegue de misiles balísticos intercontinentales y reducir la tríada nuclear estratégica a bombarderos, submarinos y misiles balísticos.
Eso supondría desviar fondos del programa Sentinel para ampliar las flotas de los próximos bombarderos B-21 y submarinos de misiles balísticos clase Colombia, aunque los lanzadores terrestres son una forma mucho más rentable de lanzar ataques nucleares estratégicos.