EEUU no deja matar la gallina de los huevos de oro

mpr21                                                                                                                                Redacción

 

Desde 1945 el dólar es el pilar fundamental de la hegemonía mundial de Estados Unidos. Es la gallina de los huevos de oro, una divisa que está presente en casi todos los bolsillos. Literalmente. Hay un país que emite papeles y los demás pagan por ellos.

Para eludir las sanciones de Estados Unidos, algunos países se deshacen ahora de sus dólares. En mayo la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN) también anunció planes para desdolarizar el comercio transfronterizo y el uso de monedas locales.

Pero el negocio es tan fantástico que el senador Marco Rubio le da la vueta a la tortilla: sancionar a los que se deshagan de sus dólares. Ha presentado un proyecto de ley destinado a detener la desdolarización. Quienes contribuyen a la desdolarización deberían ser sancionados.

La ley se llama “de mitigación y prevención de la evasión de sanciones”. El presidente de Estados Unidos podrá sancionar a las instituciones financieras que utilizan el sistema de pago CIPS, el sistema de transacciones ruso SPFS y otras alternativas al sistema SWIFT basado en dólares.

El senador no es el único que quiere poner fin a la desdolarización. Los asesores económicos de Trump también discuten formas de castigar a los países que se alejan del dólar.

El equipo de Trump ha anunciado “sanciones contra aliados y adversarios que intenten activamente realizar comercio bilateral en monedas distintas al dólar”. Los infractores estarían sujetos a restricciones a la exportación, derechos de aduana y “tarifas por manipulación de divisas”.

La fábula de Esopo

En un corral había una gallina que ponía huevos de oro.

Todas las mañanas su dueño los recogía y vendía a muy buen precio.

Entonces pensó: “Si los huevos de la gallina son de oro, las entrañas, donde se forman, deben contener oro en abundancia”.

Se le ocurrió matar a la gallina para hacerse rico en poco tiempo. Pero al comprobar que las entrañas eran como las de todas las demás gallinas, comprendió que había cometido un error irreparable.

Moraleja: la avaricia rompe el saco.

 

 

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