EEUU: Fracaso e histeria en su política contra Irán

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El día vienes 14 de agosto Estados Unidos sufrió una desastrosa derrota contra la República Islámica de Irán en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) al obtener sólo dos votos – incluyendo el suyo – de un total de quince – en apoyo a su idea de prorrogar el embargo de armas contra la nación persa. El día 20 de agosto, en el mismo CSNU quedó al descubierto que la histeria ya es parte de la política exterior estadounidense.

Estados Unidos: Fracaso e histeria en su política contra Irán

La administración Trump ha desarrollado estas semanas una fuerte ofensiva diplomática, que le permitiera triunfar en su propuesta de la reunión del CSNU del día 14 de agosto pasado, destinado a obtener los votos que le permitieran prorrogar el embargo de armas contra la nación persa, y que debe cesar este 18 de octubre en el marco de lo que son los acuerdos establecidos en el Plan Integral de Acción Conjunta (Jcpoa por sus siglas en inglés). Como también el embate de su diplomacia una semana después de su fracaso en el CSNU, para tratar de imponer su fracasada tesis de ser un “Estado participante” del Acuerdo Nuclear y así exigir el restablecimiento de sanciones mediante el mecanismo denominado Snapback. Ambos esfuerzos vanos y ejemplos de una administración Trump humillada.

Miente, miente que algo queda

Tanto el secretario de estado norteamericano Mike Pompeo, como la embajadora de ese país ante la ONU, Kelly Craft, son fieles seguidores de aquella máxima de Voltaire “Es necesario mentir como un demonio, sin timidez, no por el momento, sino intrépidamente y para siempre…” verbalizando, en la práctica, la necesidad de obtener una prórroga del embargo de armas contra Irán, bajo argumentos que contemplaban acusaciones contra la nación persa absolutamente irracionales, que en su sentido estricto son aplicables a lo que es la política de Estados Unidos en el mundo. La Casa Blanca acusa a Irán de: impulsar el terrorismo en Asia Occidental, vender armas y generar la inestabilidad en la región, además de representar un peligro para la navegación marítima y aérea.

Las acusaciones de Pompeo y Craft son falsas y expresan un trastorno propio de embusteros compulsivos, inventores de excusas, para justificar una política hegemónica y belicista. La amenaza mayor para los países de Asia occidental proviene, precisamente, desde los Estados Unidos. Un victimario presentándose al mundo como víctima. Es este país quien tiene el 35% del mercado de ventas de armas a las monarquías corruptas de la región, entre ellas Arabia saudí, quien agrede a Yemen desde el año 2015 a la fecha y quien organiza, financia y protege a cientos de grupos terroristas takfiri que operan en Siria, Irak, Yemen, Afganistán, Libia entre otros países. En el plano mundial el complejo militar industrial norteamericano posee el 50% del mercado de venta de armas.

Es Estados Unidos y no Irán, quien posee 800 bases militares en el mundo. Medio centenar de ellas, de distintos tamaños y capacidades se encuentran diseminadas por todo Asia occidental: cada una sirve de apoyo militar a políticas de agresiones, invasiones y generación de inestabilidad precisamente en la región donde Washington acusa a Irán, a la cual somete a una política de máxima presión desde el año 1979 a la fecha. Estados Unidos es el país que apoya en forma incondicional al régimen sionista en su política de colonización y ocupación de Palestina a contrapelo de decenas de resoluciones y dictámenes del Consejo de Seguridad de la ONU y su Asamblea General. Ha sido Washington el que permanentemente veta las resoluciones, que sindican a Israel como responsable de la violación de los derechos humanos de la población palestina a través de crímenes de guerra y lesa humanidad.

Es el Gobierno estadounidense el que ejecuta acciones de asesinato selectivo contra funcionarios estatales de países rivales, como fue el caso del ataque con resultado de muerte contra el teniente general iraní Qasem Soleimani el día 3 de enero del año 2020, en el aeropuerto de Bagdad, en un claro ejemplo de terrorismo de estado. Es Washington quien ha ordenado acciones de bandidaje contra aviones comerciales de la nación persa en cielos de un país extranjero. Estados Unidos y su V Flota Naval, atracada en Bahréin, en el Golfo Pérsico, es quien representa un peligro para la libre navegación de los países de la región, ya sea que se trate de su presencia en el Estrecho de Ormuz, el Océano Índico o Bab El Mandeb.

El cinismo de las autoridades estadounidenses no tiene límites, cuando tenemos que escuchar y leer las declaraciones de su secretario de estado Mike Pompeo cuando afirmó, tras conocerse la decisión de no acoger la resolución de prórroga del embargo de armas contra Irán el pasado 14 de agosto que “El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tiene la responsabilidad de mantener la paz y la seguridad internacional. Hoy no ha podido cumplir su misión fundamental. Ha rechazado una resolución razonable allanando el camino, para que el principal Estado patrocinador del terrorismo compre y venda armas convencionales sin ninguna restricción concreta por parte de la ONU”. Cinismo del más desvergonzado.

Nuestros países en Latinoamérica, África y Asia bien saben quién es el principal patrocinador del terrorismo, quien propicia golpes de estado y desestabilización bajo su visión del destino manifiesto, enmarcado en la Doctrina Monroe en el caso de América Latina. Bien sabemos el que se beneficia del comercio de armas la poseer el 50% del mercado mundial de armas, incluyendo armas de destrucción masiva instaladas en bases militares a lo largo del mundo. Si de verdad el Consejo de Seguridad de la ONU cumpliera al pie de la letra su papel, debería aplicar entonces el capítulo VII de la Carta de la ONU, precisamente a quien representa una amenaza a la paz y la quebranta permanentemente que es Estados Unidos.

Estados Unidos es un violador contumaz de las leyes internacionales, que sólo acepta aquello que lo beneficia y cuando las decisiones son contrarias a sus objetivos, entonces amenaza a diestra y siniestra. Tras la votación en el seno del Consejo de Seguridad el pasado viernes 14 de agosto su reacción iracunda, de menosprecio a lo que los países miembros del CSNU habían decidido, refleja en toda su dimensión a este país arrogante, con una administración megalómana y sobre todo violenta con su sociedad y con el mundo. Efectivamente el gobierno estadounidense señaló, que al fracasar el proyecto de resolución recurrirán al llamado mecanismo de resolución de disputas del pacto nuclear a fin de reestablecer todas las sanciones del CSNU contra la nación persa.

Resulta absurdo que el país que abandonó el PIAC, que respeta lo establecido en dicho Plan, haya usado este mecanismo apelando a su condición de participante en el momento que se firmó el Jcpoa. Washington no reconoce lo firmado y después quiere hacer uso de los mecanismos que los firmantes del Jcpoa han establecido. Para el representante permanente de Irán ante las Naciones Unidas, Mayid Tajt Ravanchi, el intento de Washington es claramente una política fallida… “la Casa Blanca al tomar este tipo de medidas de naturaleza unilateral e ilegal solo está arrinconando aún más a Estados Unidos a nivel mundial, pues incluso, ni siquiera los europeos que son los aliados históricos de Washington lo respaldaron en su iniciativa antiraní”.

Con respecto a la nueva iniciativa estadounidense del día 20 de agosto, el diplomático iraní Mayid Tajt Ravanchi señaló a medios de prensa internacionales que ““Debido a la falta de argumentos legales y jurídicos, estoy seguro de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) volverá a rechazar el último intento de Estados Unidos para activar el mecanismo de restablecimiento automático de sanciones contra el país persa. “La nueva petición de Washington será rechazada, como lo fue su pedido para extender el embargo de armas a Irán la semana pasada. Esto resultará en una catástrofe para los políticos estadounidenses”. Por su parte, el canciller persa, Mohamad Yavad Zarif, en una carta dirigida a quien preside el consejo de seguridad, el Embajador de Indonesia, ha calificado de “nulo e ilegal el último intento antiraní de Washington lo que hace necesario que la comunidad internacional y la ONU hagan frente a la terquedad de Washington”.

La votación en el CSNU, las excusas y motivos estadounidenses, la terquedad mostrada son una muestra del tremendo fracaso de la política de Estados Unidos pero también del sionismo, que es hablar de la misma política exterior. Un enorme triunfo de la diplomacia de la nación persa en orden a mantener un discurso y una línea política respecto al acuerdo nuclear donde prima su soberanía incluso si ello le genera dificultades con los miembros europeos del G5+1 – Francia, Gran Bretaña y Alemania – Estados unidos cada día, en el plano político internacional está más sólo y la única manera que posee, de atraer voluntades, es a través de las amenazas y el chantaje. Las propias autoridades chinas lo afirman por voz del representante permanente de China ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Zhang Jun, quien destacó que el resultado de la votación “demuestra una vez más que el unilateralismo no recibe apoyo y que la intimidación fracasará”

La histeria estadounidense

A Estados Unidos no le importan los organismos internacionales, los usa como plataformas políticas y comunicacionales cuando alguna postura suya tiene algún alcance de apoyo favorable o sirve de objetivo para sus ataques sino funciona, calificando a esos organismos como sometidos a China, Rusia u otro rival. Estados unidos no respeta las resoluciones ni las votaciones cuando le son desfavorables pero exige su cumplimiento cuando lo son. Eso se llama oportunismo del más vil y canalla de los oportunismos que puedan existir. Pruebas al canto «En los próximos días, Estados Unidos cumplirá con esa promesa de no detenerse ante nada para extender el embargo de armas», sostuvo la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Kelly Craft, en un comunicado tras confirmarse su contundente derrota en el CSNU el pasado 14 de agosto. Pasaron seis días y Estados Unidos volvió a la carga

Y así fue, efectivamente, el jueves 20 de agosto Washington cumplió su promesa de buscar nuevas alternativas, para tratar que se reimpongan las sanciones a Irán previas a la firma del Plan Integral de Acción Conjunta en el año 2015. Como la jugada en el Consejo de Seguridad fue un completo fiasco se empeñó en recurrir a la llamada cláusula del snapback, para imponer sanciones a Irán, que procura restablecer todas las sanciones internacionales contra Irán que fueron levantadas en 2015 luego que se llegara al llamado Plan Integral de Acción Conjunta (Jcpoa por sus siglas en inglés).

Desde la Unión Europea, los Estados Unidos también recibieron señales claras que su política de activar nuevas sanciones, utilizar mecanismos, como es el caso del llamado Snapback, a los cuales no tiene derecho, son medidas absolutamente fuera de lugar y frente a las cuales no tendría poder con que ponerlas en marcha, pues su retiro del acuerdo nuclear invalidad cualquier posibilidad de apelar al cumplimiento de normas que su propio gobierno ha violado “Consideramos que EE.UU. no está en condiciones de referirse a mecanismos específicos de los miembros del acuerdo nuclear para ser utilizados contra Irán” señaló a la prensa el portavoz de relaciones exteriores de la Unión Europea, Peter Stano.

Estados Unidos no aprendió en modo alguno de la lección, de este sacudón de dignidad que le dio Irán el pasado viernes 14 de agosto y que se repitió el jueves 20 de agosto de 2020 cuando Mike Pompeo, por mandato de Trump activó, ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el procedimiento para restablecer las sanciones contra Irán. La embajadora estadounidense en la ONU, Kelly Craft, notificó al Consejo de Seguridad un incumplimiento significativo por parte de Irán de sus compromisos. La carta fue entregada personalmente por el Secretario de Estado Mike Pompeo, al embajador de Indonesia Dian Triansyah Djani, quien preside el Consejo de Seguridad este mes.

Las amenazas de sanciones, chantajes y presiones, en esta ocasión, no sirvieron de nada y la troika europea, aquellos que firmaron el Plan Integral de Acción Conjunta: Francia, Gran Bretaña y Alemania le dijeron NO a Trump¡¡¡ que no van a apoyar la exigencia de la casa blanca de reestablecer las sanciones de la ONU contra irán. Y esta decisión se ha hecho en forma oficial, a continuación d ela petición norteamericana. En carta dirigida al embajador de Indonesia ante la ONU y quien preside el consejo de seguridad Dian Triansyah Djani, los tres países europeos expresaron en forma oficial su rotundo rechazo a la solicitud presentada por parte estadounidense de recurrir al uso del mecanismo de resolución de disputas que se contempla en el acuerdo nuclear de 2015.

En la mencionada carta queda claro que la lógica se impone, toda vez que se establece que al retirarse del acuerdo nuclear, en el mes de mayo del año 2018, Estados Unidos perdió todo derecho a interponer mecanismo de resolución de disputas contemplados en este Plan Integral de Acción Conjunta y que no puede alegar la aún más débil posición de haber sido participante de dicho acuerdo. Adicionemos que Washington representa con esta conducta, la clara hipocresía de quien se presenta como víctima siendo un victimario, que apela a organismos internacionales cuando en verdad los desprecia, no en balde desconoce a la corte penal internacional, se retiró del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y de la Unesco por tomar medidas que afectaron tanto a su socio sionista como a la casa al Saud. Retiró el financiamiento a la OMS por considerarla aliada de China. Lo reseñado deja establecido, que cuando la histeria se hace parte de la política exterior de un país los fracasos se asoman con frecuencia.

Estados Unidos, en su intento anti iraní del jueves 20 de agosto, se apoyó en una interpretación jurídica absolutamente débil, en que Pompeo reivindicó para Washington el estatuto de “participante” del acuerdo firmado el año 2015 y del cual se retiró en mayo del año 2018. Según lo establecido por el PIAC los Estados «participantes» pueden denunciar unilateralmente a un signatario por no respetar sus compromisos. Ese procedimiento permite alcanzar en 30 días el restablecimiento de las sanciones sin la posibilidad de que otros socios, como China o Rusia, puedan vetarlo. Eso es lo literal pero el rol de participante es en activo no alguien que laguna vez lo fue. Esto es tan evidente que todos los miembros del Consejo de Seguridad, incluidos aliados europeos de Washington se opusieron a esa interpretación y se negaron a restablecer medidas punitivas.

Washington da palos de ciego, pues incluso en la derrota, sigue tratando de pinchar con su aguijón venenoso. No cesará en su política de máxima presión contra Irán ni contra aquellos países que están en el radar de su hostilidad de Washington contra aquellos que no se sitúan en el club de los incondicionales. La ceguera del gobierno estadounidense y su absoluta complicidad con el régimen sionista israelí los hizo definir (a través de Mike Pompeo) el fracaso en la votación del CSNU del día 14 de agosto como “inexcusable” argumentando que se trató de un acto que va contra los países árabes y sobre todo contra Israel, dejando en evidencia cuál es su objetivo en toda esta parafernalia política: defender al régimen genocida sionista y a las monarquías corruptas del Golfo Pérsico.

Todo lo demás, es cuento, incluso sumando el espectáculo montado el pasado jueves 20 de agosto cuando la administración Trump recibió el rechazo incluso de sus socios europeos para utilizar el mecanismo de resolución de disputas del PIAC del cual Washington se despidió el año 2018. ¿Qué viene ahora? Lo más probable seguidilla de acusaciones, insultos, amenazas, intentos de chantaje, más medidas sancionatorias de quien ha mostrado ser más bien una administración de gobierno histérica, en el concierto internacional.

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