Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/12/21/pers-d21.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Andre Damon 21.12.23
Han pasado 10 semanas desde que Israel, con el apoyo pleno del Gobierno de Biden, comenzó su masacre de la población de Gaza. Se ha confirmado la muerte de veinte mil palestinos y otros 7.000 se encuentran enterrados bajo los escombros. Una población completa de 2,2 millones de habitantes está siendo sometida deliberadamente al hambre y privada de atención médica.
El genocidio en Gaza está radicalizando políticamente a toda una generación de trabajadores y jóvenes en EE.UU. y a nivel internacional.
Esto se refleja parcialmente en varias encuestas publicadas en los últimos días. Según una llevada a cabo por el New York Times y Siena College y reportada el 19 de diciembre en el Times, el 57 por ciento de los votantes registrados en EE.UU. desaprueba el “manejo del conflicto israelí-palestino” por parte del presidente Biden.
Entre los jóvenes, esta oposición es excepcionalmente pronunciada, con casi tres cuartas partes opuestas a la política de la Administración de Biden hacia Israel y Gaza. Solo el 28 por ciento de los votantes de entre 18 y 29 años afirmaron que “Israel estaba seriamente interesado en una solución pacífica al conflicto general; la mitad de ellos dijeron que los palestinos sí lo estaban”, según el Times.
La complicidad de Estados Unidos en el genocidio ha contribuido a una fuerte caída del apoyo al Partido Demócrata. El índice de aprobación de Biden ha alcanzado un mínimo histórico del 34 por ciento. Un 61 por ciento desaprueba la gestión del presidente estadounidense, frente al 55 por ciento de septiembre, según un sondeo de la Universidad de Monmouth.
Estos sondeos son solo un pálido reflejo de la profundidad de la oposición a la guerra entre amplios sectores de trabajadores y jóvenes. Se han celebrado manifestaciones en casi todos los países del mundo, en todos los continentes, en oposición al genocidio de Israel. La más grande se celebró en Londres con más de 800.000 personas y fue la mayor protesta en esa ciudad desde las protestas de 2003 contra la invasión estadounidense de Irak.
La gran oposición popular es especialmente notable dado el apoyo universal dentro de la élite política y los medios de comunicación a la guerra de aniquilación estadounidense-israelí en Gaza y su implacable ofensiva propagandística a favor de la guerra. Los medios de comunicación equiparan falsamente el antisionismo con el antisemitismo y tratan de condicionar a la población para que acepte el asesinato masivo de mujeres y niños que se está produciendo.
Los medios de comunicación dedican cada vez menos cobertura a las masacres diarias contra la población palestina. En la medida en que aumenta el número de muertos y se extiende la hambruna, los medios de comunicación informan menos. No se examinan las fuerzas históricas, socioeconómicas y geopolíticas que impulsan el genocidio de Gaza ni los motivos reales de las potencias estadounidenses y de la OTAN para respaldarlo.
La oposición de los jóvenes y los trabajadores se ve alimentada por la difusión de información objetiva en Internet y en las redes sociales, al margen de los canales oficiales de los medios corporativos controlados por el Estado. Los periodistas de Gaza han mostrado a cientos de millones de personas de todo el mundo la horrible realidad de la guerra israelí contra una población indefensa. Por ello, han sido sistemáticamente blanco de las Fuerzas de Defensa de Israel. Al menos 64 periodistas han muerto desde el comienzo de la guerra, el 7 de octubre.
La oposición generalizada entre los trabajadores y los jóvenes de Estados Unidos y de todo el mundo tiene una inmensa importancia objetiva. Esta indignación masiva debe transformarse en un movimiento capaz de poner fin a la matanza, y eso requiere el desarrollo de una comprensión de las cuestiones políticas, teóricas e históricas más profundas que subyacen a los crímenes de Israel y del imperialismo de EE.UU. y la OTAN.
Una importante contribución a este trabajo es la conferencia publicada ayer, “ La ideología fascista del Estado israelí y el genocidio en Gaza ”, pronunciada por el presidente del Consejo Editorial del World Socialist Web Site, David North, en la Universidad de Humboldt en Berlín la semana pasada. Esta conferencia y las dos anteriores (“ Genocidio en Gaza: el imperialismo desciende al abismo ” y “ El internacionalismo socialista y la lucha contra el sionismo y el imperialismo ”) ofrecen un examen exhaustivo de los orígenes del sionismo y su relación con el imperialismo.
Las conferencias echan por tierra lo que North denominó en sus comentarios de Humboldt “el cinismo, la hipocresía, la demagogia y las mentiras desenfrenadas que impulsan la campaña para desacreditar la oposición a la embestida de Israel contra Gaza tildándola de ‘antisemita’”. Señala que “uso de esta calumnia se ha convertido en un arma fundamental en los esfuerzos de Israel y sus cómplices imperialistas para intimidar y aislar a todos aquellos que protestan contra el genocidio de los palestinos”.
Entre los que lanzan la acusación de antisemitismo para deslegitimar y criminalizar la oposición a las acciones de Israel se encuentran organizaciones e individuos de extrema derecha y fascistizantes, como la congresista republicana Elise Stefanik, defensora de la “Teoría del Gran Reemplazo” de carácter antisemita. Mientras tanto, Estados Unidos se encuentra aliado en su guerra por delegación contra Rusia con el Batallón Azov fascista de Ucrania, muchos de cuyos miembros se tatúan con símbolos nazis.
El intento de redefinir el antisemitismo para que signifique cualquier oposición a la política colonialista y de apartheid de Israel hacia los palestinos es un ejemplo de lo que David North denomina “inversión semántica”, en la que “una palabra se utiliza de una manera y en un contexto que son exactamente opuestos a su significado real y aceptado desde hace mucho tiempo”. Así, “un fenómeno [el antisemitismo] históricamente asociado a la derecha política se transforma en un atributo central de la izquierda política”.
Este proceso de “inversión semántica” se refleja de forma particularmente perversa en la denuncia de los trabajadores y jóvenes judíos que se oponen a las acciones de Israel como “judíos que se odian a sí mismos”. Como señala North:
Este diagnóstico procede al disolver completamente el judaísmo, que es una identidad religiosa específica, equiparándolo con el Estado israelí y la ideología nacionalista del sionismo. Se atribuye una gran importancia metafísica a la afiliación religiosa de un individuo, que puede, en la vida de uno u otro judío, tener una relevancia limitada o incluso no tener ninguna importancia especial.
La conferencia repasa en detalle los orígenes históricos del sionismo contemporáneo, que, explica North, “representa la antítesis contrarrevolucionaria extrema y el repudio de la tradición progresista, democrática y socialista derivada del pensamiento spinozista y, más tarde, marxista entre generaciones de trabajadores e intelectuales judíos”.
North concluye la conferencia señalando:
La guerra en curso, a pesar de todos sus horrores, ha hecho una contribución política importante. Ha despertado a la juventud. Ha abierto los ojos del mundo. Ha desenmascarado al régimen sionista y a sus cómplices imperialistas como los criminales que son. Ha puesto en marcha un maremoto de indignación que recorre el mundo y que barrerá con los responsables de este genocidio
Pero la indignación no basta. Lo que se necesita es una perspectiva que dirija la oposición masiva de los trabajadores y los jóvenes contra el Gobierno de Biden y todos los Gobiernos y partidos que apoyan el asesinato masivo y la limpieza étnica de Israel. North concluye:
Pero el gran reto al que se enfrenta nuestro movimiento es impregnar la indignación con un programa socialista revolucionario que pueda unificar a la clase obrera mundial en una lucha común contra la barbarie imperialista.
Los millones que han tomado las calles en defensa de los palestinos deben orientarse inmediatamente a la clase obrera, la única fuerza social que puede derrotar y detener la ofensiva de Israel haciendo imposible su realización.
Detener el genocidio requiere huelgas y boicots a las empresas armamentísticas, los puertos y los aeropuertos para impedir el envío a Israel de cualquier artículo de uso militar. La creciente marea de luchas obreras contra la austeridad en Estados Unidos y en todo el mundo debe liberarse del dominio de la burocracia sindical y movilizarse para iniciar la preparación sistemática de una huelga general política contra la guerra.
El Partido Socialista por la Igualdad y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional están construyendo la dirección socialista e internacionalista necesaria para librar esta lucha.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de diciembre de 2023)