Fuente: Latin America Solidarity Coalition Honduras Solidarity Network victorialcervantes@gmail.com honsolnetwork@gmail.com 01.11.22
¡EEUU Dejen de interferir en la soberanía de Honduras!
¡Los hondureños quieren avanzar, no retroceder!
En noviembre de 2021, los hondureños y los observadores internacionales como nosotros nos sentimos aliviados de que el gobierno de los EE. UU. aceptara públicamente los resultados de las elecciones hondureñas y la voluntad del pueblo hondureño. La victoria de la primera mujer presidenta de Honduras, Xiomara Castro, inició la restauración de la democracia en el país luego de casi 13 años de una dictadura violenta y corrupta apoyada por múltiples administraciones estadounidenses.
Sin embargo, ahora estamos muy alarmados por las eclaraciones públicas y los tuits de la Embajadora de los Estados Unidos en Honduras, Laura Dogu, otros funcionarios del Departamento de Estado y algunos Senadores de los Estados Unidos que representan una interferencia en los asuntos internos de Honduras.
Estos esfuerzos parecen tener el propósito de socavar al nuevo gobierno.
Hay numerosos ejemplos de tuits y declaraciones que presionan a Honduras sobre su política interna y exterior. El 25 de octubre, la Embajadora Dogu habló en una reunión de la Cámara de Comercio Hondureña Americana (AmCham).
Se centró en las iniciativas hondureñas aprobadas o en discusión en el Congreso Nacional de Honduras que formaban parte de la plataforma electoral de la presidente Castro. Criticó fuertemente las reformas a las leyes golpistas-dictatoriales en el sector energético y laboral. Dogu acusó al gobierno hondureño de eliminar los incentivos para la inversión empresarial y dijo que
“incluso en el Congreso de los Estados Unidos hay preocupación sobre cómo se trata la inversión extranjera en Honduras”.
Con esa declaración se refiere a la derogación, por unanimidad en el nuevo Congreso, de la ley de Zonas Especiales de Desarrollo – ZEDES. La ley de los ZEDES permitió la creación de zonas en el país que son propiedad privada corporativa (fuera del control del gobierno hondureño) como las ciudades “modelos”. La declaración de la Embajadora sólo puede verse como el apoyo
del Departamento de Estado a una carta de los senadores Cardin (D-MD) y Hagerty (R-TN) que respalda a una de esas corporaciones privadas ZEDE, Honduras Próspera. La carta de los senadores se hizo eco de los críticos extremadamente conservadores del discurso del presidente Castro en las Naciones Unidas y pidió que el Departamento de Estado interviniera contra el gobierno hondureño (y por lo tanto contra el voto del Congreso hondureño) en beneficio a Próspera. Esta intervención directa de EE. UU. en relación con las ZEDE se produce cuando Honduras Próspera anuncia que iniciará un proceso de arbitraje en el marco del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana y Centroamérica (DR-CAFTA), supuestamente en busca de
inversiones perdidas.
El gobierno hondureño ha dejado en claro su posición sobre la importancia de las buenas relaciones bilaterales y la asistencia económica de los EE. UU. Al mismo tiempo que se opone firmemente a la interferencia en los asuntos nacionales. Los problemas son lo suficientemente serios como para que el Canciller hondureño, a petición del presidente Castro, convocara a la embajadora de los Estados Unidos a una reunión el 31 de octubre para presentar formalmente sus quejas y protestas sobre la intervención.
Dada la historia de injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Honduras y el apoyo a golpes de Estado, incluido el golpe de Estado de 2009, las intervenciones públicas como la carta de Cardin/Hagerty y las declaraciones de la Embajadora Dogu son muy peligrosas para la democracia en Honduras.
Los partidarios de la extrema derecha del ex presidente Juan Orlando Hernández, que ahora enfrenta un juicio en Nueva York por narcotráfico, ya están haciendo eco de tales declaraciones al mismo tiempo que piden un nuevo golpe contra la recién elegida presidenta Castro. Estados Unidos tiene una deuda con el pueblo hondureño por su apoyo al gobierno golpista durante doce años cuando Honduras fue destruida con violaciones masivas de los derechos humanos, el colapso económico y la ruptura del tejido social que desplazó a miles que huyeron del país. Teníamos la
esperanza de que al ver estos resultados, el Departamento de Estado ahora respetaría la soberanía hondureña y la voluntad de su pueblo. Sin embargo, parece que no lo han hecho.
Entonces, una vez más, hacemos un llamado al gobierno de los Estados Unidos para que deje de interferir en los asuntos internos de Honduras. Si Estados Unidos se toma en serio la promesa de la administración Biden de llegar a las causas fundamentales de la migración, entonces deberían reflexionar sobre las lecciones de la historia y no repetirlas. ¡La Red de Solidaridad Hondureña en
América del Norte se une a las voces hondureñas e internacionales que se están levantando contra los intentos de empujar a Honduras hacia atrás!.