Editorial: Palestina. Una Constitución a la medida de Abbas

Unión Palestina de América Latina – UPAL                  amyra.fwb@terra.com.br                                                                                              20/08/25

En medio de la más feroz ofensiva colonial contra nuestro pueblo, cuando Cisjordania está siendo devorada por asentamientos que dividen su norte y sur, cuando Jerusalén y los Lugares Santos están bajo asedio continuo, y cuando la ocupación busca imponer la soberanía absoluta sobre cada valle, cada montaña y cada rincón de nuestra tierra, el presidente Mahmoud Abbas anuncia solemnemente la creación de un «Comité de Formulación de una Constitución Temporal».


¿De qué sirve una constitución «temporal» cuando la existencia misma de Palestina está en juego? Este decreto no responde a una visión de liberación ni a una estrategia nacional, sino a la necesidad de perpetuar un sistema político desgastado y personalista, diseñado para prolongar la vida de una Autoridad Nacional Palestina que ha perdido legitimidad y se aferra a su burocracia mientras el pueblo se desangra.
En lugar de declarar un estado de nafir (movilización general), desatar las fuerzas de la resistencia y anunciar claramente la ruptura definitiva con los Acuerdos de Oslo —que la propia ocupación ha sepultado—, Abás prefiere hablar de elecciones hipotéticas, comités y constituciones a su medida. Este teatro político no engaña a nadie: se trata de ganar tiempo, de dar una apariencia de institucionalidad mientras Israel acelera el mayor proyecto de asentamientos de la historia, separando regiones enteras y plantando caravanas y colonos en cada colina.
La causa palestina ya no necesita comités decorativos ni constituciones temporales al servicio de un solo hombre. Necesita una verdadera unidad nacional, una resistencia organizada y un liderazgo que no tema romper definitivamente con la falsa promesa de una solución de dos Estados. El enemigo ya ha demostrado que no cree en esa solución, y lo dice abiertamente con cada demolición, cada confiscación de tierras y cada expansión colonial.
Por lo tanto, insistir en elecciones bajo la ocupación y en una constitución provisional no es más que una huida hacia adelante: la política de escape de Abbas. Lo que el momento histórico exige hoy no son decretos burocráticos, sino una decisión nacional: declarar el fracaso de Oslo, reclamar la legitimidad del pueblo y preparar una estrategia de liberación.
La Constitución que Palestina necesita no es una elaborada por un comité temporal, sino una que encarne la resistencia y la unidad sobre el terreno, con la sangre, la dignidad y la voz de un pueblo que nunca aceptará ser borrado.

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