¿Dónde se encuentra Mohammad Faraj?

Fatima Khalife                                                                                                                              Al Mayadeen Español                                                                                                            27 de diciembre de 2025 Hora: 22:08

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¿Dónde está Mohammed? Esta pregunta trasciende a su propio yo y plantea interrogantes más amplios sobre el espacio de expresión y los medios de comunicación en un momento político complejo, sobre los límites de lo que se dice y lo que se permite, y el impacto de la falta de explicación en la familia y, posteriormente, en la opinión pública. Foto: Al Mayadeen.


El pasado viernes, el colega Mohammad Faraj escribió un artículo en el que planteaba la interrogante sobre si China se movería en favor de América Latina. Nos encomendó su publicación e informó que viajaría a Jordania para pasar una semana con su familia. Le deseamos un buen viaje y, por supuesto, le encargamos que trajera algunos obsequios, y partió. Este fue nuestro último contacto con él.

El artículo fue publicado dos días después, y el colega Mohammad no estaba presente, pero su lectura del panorama sí lo estaba.

Días más tarde, supimos por la colega Rana, esposa de Mohammad, que este se encontraba detenido, y que al llegar al Aeropuerto Internacional Reina Alia, fueron sometidos a un registro más minucioso de lo que el procedimiento habitual requiere.

Ella ingresó al país, pero Mohammad no lo hizo. Rana preguntó a dónde lo llevaban. Le respondieron que iba a la Inteligencia jordana para ser interrogado.

Rana no divulgó la noticia de inmediato, pues el objetivo no era suscitar ninguna confusión o interrogante. Solicitó ver a su esposo, al igual que otros, pero nadie le proporcionó detalle alguno.

La visita no fue denegada, ni tampoco aceptada. No existe información alguna, salvo que Mohammad está detenido.

Sabe dónde, pero no sabe por qué, cómo está su salud, cómo es tratado y si se encuentra bien. Nadie lo sabe.

Rana actuó con la lógica de la esposa y la amada durante la primera semana, y dejó de lado su papel mediático, pues el objetivo era Mohammad y su seguridad. Informó a la dirección del canal Al Mayadeen (donde ambos trabajan) desde el primer momento sobre su detención.

La cadena también optó por esperar durante la primera semana, en coordinación con Rana y la familia, pero el hombre no está acusado de ningún delito, y si es un detenido político, ¿qué significa esperar más?

Ayer viernes, Rana decidió anunciar la noticia: Mohammad Faraj está detenido.

Mohammad Faraj es definido hoy en los medios como escritor e investigador político, y esto es preciso, pues Faraj se interesa en las cuestiones de la liberación nacional hasta el extremo, profundiza en su definición y documentación como si fuese inminente.

Estudia lo que sucedió y construye sobre ello lo que sucederá. No es ajeno a esto, pues conoció los entresijos de la informática y trabajó en ella durante años, para luego ingresar a los medios desde la ingeniería.

A sus cuarenta años, nacido en 1982, Mohammad decidió adentrarse en el periodismo y ser una figura relevante en él, máxime porque considera que la vida es muy larga y no debe limitarse a una sola especialidad.

Vive la política como una preocupación diaria, pues es un activista desde sus días universitarios y analiza constantemente su estrategia y sus hitos. Mohammad ocupó en Jordania el cargo de presidente de la Asociación de Cultura Alternativa, posee una licenciatura en Ingeniería Informática y una maestría en Gestión de Tecnología de la Información de la Universidad de Yarmouk, y fue miembro de la Liga de Escritores Jordanos y del Congreso Nacional Árabe.

En 2020, Faraj se trasladó a Líbano para dedicarse por completo a los medios de comunicación. La lectura y la escritura son su pasión y su espacio privado.

Trabajó en Al Mayadeen como productor, preparador y presentador de programas, y produjo la serie documental Diluvio de Al-Aqsa, en la que abordó el Diluvio como una idea.

Faraj, que considera que la historia es la extracción de patrones y conclusiones, no cruzó el Diluvio solo desde la perspectiva de la documentación, sino a través de la construcción sobre lo que sucedió, para revelar lo que puede y debe acontecer después.

Faraj escribió en Al Mayadeen cientos de artículos que describen el evento y profundizan en él, y explican al lector lo que ocurrió tras bambalinas.

En sus textos, habló de la confrontación del capitalismo, pues considera que el estado de declive estadounidense es evidente, y que el mundo se dirige hacia Oriente. Escribe para enseñar y documentar, para narrar y explicar.

Lamentó la partida de muchos líderes, habló de la causa palestina, en repetidas ocasiones del genocidio en Gaza, apoyó el Diluvio y vivió la guerra en Líbano, combatió a «Israel» a la manera del intelectual que triunfa por la causa de su nación.

Todo esto se congeló de repente. El periodista jordano Mohammad Faraj desapareció del panorama público, en un suceso cuyos detalles aún no han sido aclarados.

No existe una declaración oficial que explique las razones de su detención, ni un relato completo que llegue a la opinión pública.

¿Dónde está Mohammad? Esta pregunta trasciende su persona. Plantea interrogantes más amplias sobre el espacio de la palabra y los medios en un momento político complejo, sobre los límites de lo que se dice y lo que es permitido, y sobre el efecto de la ausencia de explicación en la opinión pública y la comunidad periodística.

Es derecho de la familia de Mohammad y de su esposa saber su destino, y es también nuestro derecho, como colegas, saber cuál es el cargo que enfrenta, máxime porque solo expresó su opinión, y la libertad de opinión está garantizada en la Constitución jordana y en todas las leyes del mundo.

teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección.

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