mpr21 Redacción

Diez palestinos han muerto de hipotermia, o frío, en las últimas 24 horas en Gaza. Estas 10 víctimas de la tormenta Byron no murieron a causa del clima, sino por decisiones políticas. Los daños causados por este diluvio no son un desastre natural.
Entre las 10 personas asesinadas, tres eran niños. Sus nombres eran Taim Al Khawaja, Hadil Al Masri y Rahaf Abu Jazar.
El terrorismo israelí continúa causando estragos en Gaza, donde los residentes, exhaustos tras dos años de genocidio, bombardeos, hambruna y caos, deben lidiar ahora con lluvias torrenciales que inundan sus refugios improvisados y amenazan a los más vulnerables.
“Para los 1,5 millones de palestinos que viven bajo lonas de plástico y lonas rotas, la tormenta representa mucho más que mal tiempo. Es un peligro adicional que se suma a su lucha diaria por la supervivencia”, explica el periodista Hani Mahmoud en Al Jazira.
Durante semanas, los trabajadores humanitarios han advertido sobre los peligros que representa el invierno para los palestinos en Gaza, donde casi 850.000 personas que viven en 761 asentamientos de desplazados corren el mayor riesgo de inundaciones.
A pesar de las advertencias, Israel ha seguido impidiendo la entrada al enclave palestino de los suministros necesarios para abordar la emergencia. Si bien se necesitaban al menos 300.000 tiendas de campaña, se ha permitido la entrega de menos de 40.000. Las herramientas para reparar los sistemas de alcantarillado y agua, cruciales para prevenir inundaciones, también están sujetas al bloqueo.
Las tiendas de campaña que siguen disponibles para los residentes son frágiles y a menudo están rotas, lo que ofrece una protección mínima contra las fuertes lluvias, que amenazan con dañar gravemente las pocas pertenencias que aún poseen las familias.
Además de la amenaza directa para sus vidas, la lluvia ha provocado el derrumbe de al menos 10 edificios desde ayer, y muchos más corren el riesgo de derrumbarse, hiriendo a los residentes que se han refugiado en ellos.
Las inundaciones también suponen un grave riesgo de contaminación del agua potable y los suministros de alimentos por aguas residuales, lo que aumenta el riesgo de enfermedades en la densamente poblada Franja de Gaza, donde 2,2 millones de personas viven hacinadas en tan solo el 43 por cien del territorio, mientras que el 57 por cien restante permanece bajo el control militar israelí.
Más allá del peligro físico, el impacto psicológico es profundo. Tras meses de desplazamiento, pérdidas y privaciones, una nueva crisis parece insuperable. “Nuestras tiendas han sido destruidas. Estamos exhaustos”, declaró Wissam Naser. No nos quedan fuerzas. Cada día nos azota el miedo: hambre, frío, enfermedades y ahora la tormenta.
Israel continúa sus ataques
El ejército israelí no ha cesado sus operaciones durante la tormenta, impidiendo el movimiento de los palestinos por Gaza. El 11 de diciembre un ataque aéreo israelí tuvo como objetivo la calle Escuelas, en el campo de refugiados de Jabalia, al norte de la ciudad de Gaza. La explosión causó la muerte de una mujer y heridas a varias personas. La calle atacada por el fuego israelí se encontraba fuera de la zona controlada por el ejército israelí en virtud del acuerdo de alto el fuego.
También ayer, bombardeos israelíes tuvieron como objetivo una escuela ubicada cerca de la rotonda de Bani Suheila, al este de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.
Israel ha violado el acuerdo de alto el fuego en Gaza al menos 738 veces desde que entró en vigor hace apenas dos meses. Según un recuento de Al Jazira, el ejército israelí ha violado el alto el fuego casi a diario, 51 veces en 62 días desde el 10 de octubre.
Estos ataques han causado la muerte de al menos 383 palestinos y herido a otros 987. Además, se han recuperado de los escombros 627 cadáveres, víctimas de bombardeos anteriores, lo que eleva el número total de muertos por la masacre perpetrada por Israel en Gaza a 171.069.