

La llegada al castellano del Diccionario lúdico de las culturas africanas, publicado por la editorial Oriente y Mediterráneo, es todo un acontecimiento editorial. Este libro, escrito a cuatro manos por Alain Mabanckou y Abdourahman Waberi, dos gigantes de la literatura africana contemporánea en lengua francesa, se presenta como una herramienta imprescindible para desentrañar las múltiples capas de un continente que Occidente ha intentado durante siglos reducir a estereotipos.
El volumen original apareció en Francia en 2019 bajo el sello Fayard, y su traducción llega en un momento crucial para el público hispanohablante, especialmente para las comunidades afrolatinas y afroespañolas que necesitan acceder a referentes culturales más allá de la mirada colonial. Mabanckou, congoleño afincado en Los Ángeles donde ejerce como profesor en la UCLA y ocupó la Cátedra de Creación Artística del Collège de France, comparte autoría con Waberi, escritor de Yibuti radicado en Washington donde enseña en la George Washington University. Ambos han construido carreras literarias sólidas que van desde la novela hasta el ensayo, con reconocimientos como el Premio Renaudot para Mabanckou o el Grand Prix de la francophonie para Waberi.
Este diccionario se aleja deliberadamente del formato académico tradicional. Los autores lo definen como un «abecedario buissonnier», es decir, un abecedario caprichoso, que camina por senderos no marcados. En sus más de 110 entradas, que van desde Afrofuturismo hasta Zembla, pasando por nombres como Frantz Fanon, Kylian Mbappé, Barack Obama o la mítica revista Présence Africaine, Mabanckou y Waberi tejen lo que ellos mismos llaman una «mitografía del pulso africano». Las entradas mezclan historia política con anécdotas culturales, grandes figuras con héroes anónimos, momentos fundacionales con detalles de la vida cotidiana.



La propuesta es ambiciosa pero con una clara en su intención decolonial. Frente a décadas de narrativas que presentaban a África como un continente sin historia, sin escritura, condenado al estancamiento, este diccionario proclama que las culturas africanas están imponiendo «una marca, un estilo, una manera de estar en el mundo». Los autores rescatan del olvido voces fundamentales del panafricanismo, movimientos de activismo contemporáneo como Y’en a marre o Balai citoyen, influenciados por el pensamiento de Fanon y Manthia Diawara tanto como por el legado de Thomas Sankara.
El tono del libro oscila entre lo erudito y lo lúdico. Las entradas pueden ser serias cuando abordan temas como las dictaduras o el colonialismo, pero también incorporan humor y cercanía cuando hablan de bebidas como el bissap o referencias de la cultura popular. Se busca interpelar a un público joven, despojado de los prejuicios heredados. Como señala Waberi en entrevistas, el objetivo es llegar a «un lectorat jeune, qui n’a pas les œillères d’avant», un público joven sin las anteojeras del pasado.
Ahora bien, el libro no está exento de debates. Algunas reseñas francófonas han señalado que ciertas entradas contienen pequeñas imprecisiones o que la selección de temas puede parecer arbitraria. Hay críticas también sobre las ausencias, como la falta de análisis profundo sobre las diásporas africanas en París o Harlem, o la escasa mención de movimientos contemporáneos como Black Lives Matter, pese a que el libro se publicó en 2019. Otros lectores han cuestionado que se dedique espacio a figuras como Obama mientras se ignora a políticos franceses de origen africano que han trabajado estos temas en el Parlamento Europeo.
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«Diccionario lúdico de las culturas africanas»: Un abecedario contra el olvido
La llegada al castellano del Diccionario lúdico de las culturas africanas de Mabanckou y Waberi es un acontecimiento editorial. Este abecedario decolonial desmonta estereotipos y celebra las múltiples voces de un continente que se define a sí mismo. -
Una peli, una serie, un libro y un concierto para este fin de semana (del 28 al 30 de noviembre)
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La editorial Deleste publica ‘La primera mujer’ de Jennifer Makumbi, una novela sobre el feminismo ugandés, la mitología ancestral y la búsqueda de identidad. Kirabo, una niña de doce años, desafía el patriarcado mientras busca a su madre ausente.
Sin embargo, estas críticas no invalidan el valor fundamental del proyecto. Este diccionario no pretende ser exhaustivo ni neutral. Es una declaración de amor, como indican sus propios autores. Es un manifiesto que reivindica el derecho de África a definirse a sí misma, a elegir qué voces amplificar, qué batallas celebrar, qué sabores compartir. En sus páginas coexisten la gran historia con la petite histoire, aquella que nace en cafés, revistas, grupos musicales, cocinas y barrios.
La traducción al castellano abre este tesoro a un público que históricamente ha estado alejado de la producción intelectual afrofrancófona. Para las comunidades afrolatinas, que también han sido víctimas de narrativas coloniales y racistas, acceder a este tipo de obras es un acto de reconocimiento mutuo. Nos permite vernos en otros espejos, descubrir genealogías compartidas, entender que las luchas antirracistas en Senegal, en Colombia, en España o en Estados Unidos están conectadas por hilos invisibles pero resistentes.
La epistemología decolonial que atraviesa este diccionario invita a desmantelar la idea de que el conocimiento válido debe venir siempre de las academias occidentales. Mabanckou y Waberi escriben desde sus experiencias como intelectuales africanos en la diáspora, navegando entre continentes, lenguas y tradiciones. Su posición privilegiada como profesores universitarios en Estados Unidos no les hace olvidar sus raíces ni las deudas históricas que Occidente tiene con África.
Uno de los grandes aciertos del libro es visibilizar a mujeres que han sido borradas de los relatos oficiales. Aunque el diccionario no tiene una perspectiva explícitamente feminista negra, incluye entradas sobre figuras clave y momentos históricos donde las mujeres africanas han sido protagonistas. Esta dimensión de género merece ser ampliada en futuras ediciones o estudios complementarios, porque las luchas de las mujeres negras africanas son inseparables de las luchas contra el racismo y el colonialismo.
El libro también dialoga con productos culturales contemporáneos que a menudo generan controversia, como Tintín en el Congo o la imagen publicitaria de Banania con el tirailleur senegalés. Los autores no huyen del debate. Reconocen el racismo inherente a estas representaciones, pero también plantean la necesidad de conservarlas como testimonio histórico, evitando caer en lo que algunos llaman «corrección política» vacía. Aunque nosotras tenemos nuestras objecciones a este planteamiento, reconocemos que es una postura que invita a la pedagogía crítica, a entender que el pasado racista debe ser conocido para no repetirse, no simplemente borrado.
Las 110 entradas funcionan como puertas abiertas hacia mundos que muchos desconocen. Ciudades como Addis Abeba, Arlit, Bahía o Little Ethiopia cobran vida con sus historias, sus músicas, sus olores. Escritores como Nuruddin Farah son presentados con calidez, invitando al lector a sumergirse en sus páginas. La música africana, desde sus raíces ancestrales hasta su influencia global en géneros contemporáneos, ocupa un lugar central porque, como bien saben los autores, la música ha sido siempre vehículo de resistencia y memoria.
Un concierto para acompañar

Cantautora, arpista y exploradora sonora con raíces camerunesas. Su música mezcla elementos africanos, soul y pop contemporáneo, generando una experiencia íntima y expansiva.
¿Por qué escucharlo? Porque su voz y su kora tejen puentes entre continentes y memorias; porque pocas músicas suenan tan al mismo tiempo suaves y contundentes.
Disfrútalo aquí
Para el lector hispanohablante, este diccionario puede ser el inicio de un viaje fascinante. Puede leerse de corrido o consultarse por entradas sueltas, como quien pasea sin rumbo fijo por una ciudad desconocida. Cada término es una invitación a seguir investigando, a buscar más libros, más música, más historia. Es una puerta de entrada generosa que no impone barreras académicas innecesarias.
La portada francesa del libro, ilustrada por el dibujante congoleño Pat Masioni, ya anticipaba el espíritu del proyecto. Un planisferio centrado en África, los dos autores dibujados en primer plano tendiendo la mano al lector. No es casualidad que África ocupe el centro. Durante siglos, los mapas occidentales han situado a Europa en el medio, relegando a África a la periferia.
En tiempos donde el racismo sistémico persiste bajo nuevas formas, donde las narrativas sobre África siguen siendo mayoritariamente extractivas y paternalistas, un libro como este es agua en el desierto. Nos recuerda que África no es un continente homogéneo esperando ser «desarrollado» por Occidente, sino un mosaico de culturas milenarias que tienen mucho que enseñarnos sobre resistencia, creatividad y humanidad.
La apuesta de la editorial Oriente y Mediterráneo por traducir este volumen, va en su línea como editorial centrada en acercarnos a esas culturas. Necesitamos más traducciones de pensamiento africano contemporáneo, más voces que nos ayuden a descolonizar nuestras bibliotecas y nuestras mentes. Este diccionario es un paso en esa dirección, una herramienta para construir puentes donde antes solo había silencios o estereotipos.
En Afroféminas nos hemos pasado años documentando la historia negra invisibilizada, celebrando a escritoras, activistas y pensadoras afrodescendientes, denunciando el racismo estructural que nos atraviesa. El Diccionario lúdico de las culturas africanas es un aliado perfecto en esa tarea. Nos brinda contexto, genealogías, referentes que pueden enriquecer nuestras propias luchas en el contexto español y latinoamericano.
Leer este libro es un acto de rebeldía intelectual. Es negarse a aceptar que África sea definida desde fuera. Es elegir escuchar a quienes conocen el continente desde adentro, quienes han vivido sus contradicciones, celebrado sus triunfos y llorado sus tragedias. Es entender que la justicia epistémica pasa por reconocer que existen múltiples formas válidas de producir conocimiento, y que la academia occidental no tiene el monopolio de la verdad.
Mabanckou y Waberi han logrado algo muy difícil: crear un libro accesible sin ser simplista, riguroso sin ser aburrido, político sin ser panfletario. Han construido un espacio donde conviven la crítica al colonialismo con la celebración de la creatividad africana, donde se puede hablar de dolor histórico sin perder la alegría. Como dice la cita de Amadou Hampâté Bâ que abre el libro: «Si piensas como yo, eres mi hermano. Si no piensas como yo, eres dos veces mi hermano, porque me abres otro mundo».
Que este diccionario esté ahora disponible en castellano es una victoria significativa. Las comunidades afrodiaspóricas necesitamos conocer las filosofías, las espiritualidades, las tecnologías, las artes que África ha aportado al mundo. Este libro es mucho más que una obra de consulta. Es un manifiesto que prueba que las culturas africanas están vivas, dialogando con el mundo entero desde su propia voz.
Redacción Afroféminas



