Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/07/22/guan-j22.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Joanne Laurier 22.07.23
Como informó recientemente el World Socialist Web Site (WSWS) [1], el escritor Mauritano y exrecluso del campo de tortura de Guantánamo, Mohamedou Ould Slahi, fue invitado a actuar como curador este año del Festival del Libro Africano de Berlín, programado para agosto. La primera novela de Slahi, The Actual True Story of Ahmed and Zarga [La Verdadera Historia de Ahmed y Zarga], será publicada en Alemania.
Posteriormente, los organizadores del festival del libro eliminaron a Slahi, luego de una campaña de desprestigio de la derecha en la prensa alemana y en las redes sociales. Fue acusado falsamente de ser un “odiador de Israel” y antisemita.
Slahi, quien estuvo retenido por Estados Unidos durante 14 años en el infierno de Guantánamo, continúa siendo abusado por sus torturadores. Fue encarcelado en la notoria prisión cubana después que investigadores estadounidenses alegaran que él fue uno de los autores intelectuales del ataque al World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Solo fue liberado en 2016. Slahi, según una estadística que lleva el centro de detención, fue el “hombre más torturado de Guantánamo”. Nunca se han presentado pruebas para condenarlo por ningún delito.
Un largometraje fuerte y conmovedor, The Mauritanian [El mauritano], con Jodie Foster interpretando a su abogada, se estrenó en 2021. Se basó en el relato de Slahi sobre su terrible experiencia, Diario de Guantánamo (2015), un éxito internacional de ventas.
John Goetz —un periodista estadounidense radicado en Alemania que escribió un artículo para Der Spiegel sobre Slahi en 2007— ha creado (junto con Ben Hopkins) un documental profundo e impactante sobre el caso de Mohamedou, Guantanamo Diary Revisited [Diario de Guantánamo revisado] (también conocido como In Search of Monsters [En Busca de Monstruos] y, en alemán, Slahi und seine Folterer: Das Leben nach Guantanamo).
En la apertura de la película, Goetz argumenta que “es una historia de David y Goliat… todo el peso y el poder del gobierno estadounidense enfocado contra un solo individuo”.
Slahi nació en Mauritania, una nación del noroeste de África, en 1970. Un estudiante excepcional, recibió una beca para estudiar ingeniería en Duisburg, Alemania, en 1988. En 1991, viajó de Alemania a Afganistán para unirse al movimiento mujahidin, jurando lealtad a Al Qaeda. Después de la caída del gobierno central afgano, regresó a Alemania y no volvió a involucrarse con Al Qaeda. Más tarde pasó un tiempo en Montreal trabajando como ingeniero eléctrico.
Los acontecimientos de septiembre de 2001 sirvieron como ocasión para un ataque frontal a los derechos democráticos en EE. UU., incluida la aprobación de la Ley Patriota de 2001, la propagación del espionaje desenfrenado, las “entregas extraordinarias”, la detención indefinida, la tortura y los tribunales militares asociados con Guantánamo y los sitios negros de la CIA, junto con la militarización de las agencias policiales y la persecución de musulmanes e inmigrantes.
Justificando su conducta sobre la base de la resolución conjunta del Congreso del 18 de septiembre de 2001 la cual autorizó al presidente George W. Bush para usar la fuerza contra quienes planearon y llevaron a cabo los ataques del 11 de septiembre, “el gobierno de Estados Unidos”, escribe Slahi en el Diario de Guantánamo, “inició una operación secreta destinada a secuestrar, detener, torturar o matar a sospechosos de terrorismo, operación que no tiene base legal. Fui víctima de tal operación, aunque no había hecho tal cosa y nunca he sido parte de tales crímenes”.
En Diario de Guantánamo revisado, Slahi, quien soportó innumerables formas de abuso a manos del infame equipo de “proyectos especiales” entre 2002 y 2004, y los cineastas intentan rastrear a sus torturadores en el aparato militar y de inteligencia. Slahi hace un llamamiento a sus perseguidores para que vengan a tomar el té con él. Explica que, en su opinión, “el perdón es la mejor forma de venganza”. Goetz se dirige a los EE. UU. para tratar de localizar a alguno o a todos.
En Diario de Guantánamo revisado, Slahi—quien soportó innumerables formas de abuso a manos del vil equipo de “proyectos especiales” entre 2002 y 2004—y los cineastas intentan rastrear a sus torturadores en el aparato militar y de inteligencia. Slahi hace un llamamiento a sus perseguidores para que vengan a tomar el té con él. Explica que, en su opinión, “el perdón es la mejor forma de venganza”. Goetz se dirige a los EE. UU. para tratar de localizar a alguno o a todos.
El primero de los cuatro dispuesto a hablar con Goetz, un guardia que tenía poco más de 20 años cuando lo desplegaron en Guantánamo, Slahi lo conocía con el apodo de ‘Maestro Jedi’. Ahora vive con su familia en Kentucky, es el único entrevistado que expresa remordimiento por su participación en la tortura. Ahora subsiste con un cóctel de píldoras recetadas para varias afecciones, que incluyen depresión, insomnio y trastorno de estrés postraumático (TEPT).
“Master Jedi” les dice a los cineastas: “Quería acercarme y disculparme por las cosas que hice. Y si lo lastimaban de alguna manera, quería encontrar aprobación y aceptación. No puedo disculparme por el gobierno. Eso no es lo que puedo hacer. Pero puedo disculparme por mí mismo si eso tiene algún sentido”.
Por otra parte, el “Sr. X” afirma en un principio que “el hombre no fue torturado. A ese hombre no le hicieron daño… eso no es tortura, son técnicas”. Mohamedou refuta esta afirmación: “Me metió en la nevera como todas las noches. Me encadenó doblado, estaba doblado en el suelo así. Luz estroboscópica. Pusieron música a todo volumen durante toda la noche. Me desnudó una vez y luego me mostró fotos… insistió en que me programara las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Luego me privaron de comida… muy débil. Me rompió las costillas. Casi me mata dos veces. Me hizo mucho daño”. Al final, el Sr. X se ve obligado a reconocer: “Sí, es una tortura”.
En el Diario de Guantánamo, Slahi describe el papel de Sr. X: “Fue en el Gold Building. El Sr. X y su colega siguieron golpeándome, principalmente en las costillas y en la cara, y me hicieron beber agua salada durante unas tres horas antes de entregarme a un equipo árabe con un interrogador egipcio y jordano. Esos interrogadores continuaron golpeándome mientras me cubrían con cubitos de hielo, uno, para torturarme, y dos, para hacer desaparecer los nuevos moretones frescos. Luego, después de unas tres horas, el Sr. X y su amigo me llevaron de regreso y me arrojaron a mi celda actual. ‘¡Te dije que no me jodas, hijo de puta!’ fue lo último que escuché del Sr. X”.
Una oficial de inteligencia, Sydney, sigue convencida que Slahi es un monstruo: “Es muy carismático… Podría venderle hielo a un esquimal”, y tiene la osadía de acusar a Slahi de manipulador.
“A mi favor”, responde Mohamedou, “nunca maté, nunca participé en la acción”. Como castigo adicional, se le niega una visa para visitar a su familia en Alemania.
Richard Zuley es el más agresivo e impenitente de los cuatro. Se le describe en el Diario de Guantánamo como jefe del grupo de interrogatorios de “proyectos especiales”. Zuley tiene una mala historia como policía de Chicago.
En 2015, The Guardian, sobre la base de una extensa investigación, informó que las “técnicas brutales de interrogatorio de Zuley: uso prolongado de grilletes, amenazas a la familia, demandas de los sospechosos para implicarse a sí mismos y a otros” eran similares a las tácticas que había usado “durante años, a puerta cerrada” en las estaciones de policía, con los ciudadanos pobres y no blancos de Chicago. Múltiples personas en prisión en Illinois insisten en que han sido condenadas por error sobre la base de confesiones obtenidas bajo coacción por Zuley y sus colegas”. El “trabajo de detective de Zuley, particularmente cuando se visitan las comunidades minoritarias de Chicago, contiene un oscuro presagio del descenso de los Estados Unidos a la tortura posterior al 11 de septiembre”. El expolicía dirigió el interrogatorio de Mohamedou.
Zuley termina la entrevista con el cineasta Goetz casi golpeando a su camarógrafo. En la pantalla, es un cliente desagradable, que se jacta de haber logrado forzar una ‘confesión’ de Slahi.
Diario de Guantánamo revisado es un poderoso documental que revela que Mohamedou es extraordinariamente inteligente y humano, ¡quizás demasiado indulgente! Por el contrario, sus abusadores parecen atrasados, ignorantes o crédulos, o algo peor. Como mínimo, los organizadores de la tortura de Slahi deberían estar todos tras las rejas.
El ‘Maestro Jedi’ está arrepentido, en cualquier caso, de haber venido de la pobreza y unirse al ejército a una edad temprana como un medio para supuestamente crear un futuro mejor. Ahora lucha contra sus pesadillas administrándose medicamentos. El “Señor X” lucha con sus demonios pintando cuadros sobre la tortura que le infligió a Slahi. Sydney vive cómodamente con la idea que Mohamedou merecía su trato y desea su muerte. Zuley sigue siendo un “creyente” en la “guerra contra el terrorismo”.
Un artículo de mayo en el New York Times informó que desde “2002, aproximadamente 780 detenidos han estado recluidos en la prisión militar estadounidense en la Bahía de Guantánamo, Cuba. Ahora quedan 30. De ellos, 11 han sido acusados de crímenes de guerra en el sistema de comisiones militares: 10 están en espera de juicio y uno ha sido condenado. Además, tres detenidos están recluidos por tiempo indefinido conforme al derecho de la guerra y no enfrentan cargos judiciales ni se recomienda su liberación. Y 16 están recluidos en detención conforme a la ley de guerra, pero se les ha recomendado su traslado con disposiciones de seguridad a otro país”. Estas débiles estadísticas apenas comienzan a sugerir la cantidad de sufrimiento humano y desesperación que ha presenciado esta horrible y vergonzosa instalación.
En una entrevista de 2021 con WSWS, en respuesta a la pregunta “¿Qué le dirías al pueblo estadounidense?”, Mohamedou comentó: “¡Estados Unidos se merece algo mejor que esto! Guantánamo debe cerrarse de una vez por todas, y las personas inocentes que sufrieron allí deben recibir reparación”.
(Publicado originalmente en inglés el 7 de julio de 2023)