Fuente: https://periodicogatonegro.wordpress.com/2023/08/13/democracia-maquinaria-devoradora-de-vidas-y-de-vidas-proges/
Otro domingo de urnas en normality city.
Otro domingo de sangre y progreso de voto electrónico.
Otro domingo de pseudo suspensión de alcohol y entretenimiento que “distrae” para la fiesta del “votar bien”.
Y para mejor, un domingo de sol.
Vidas progres, viajadas, estudiosas, saben de las diferencias y se atreven a interpelar: “No son lo mismo”, “¿Y si gana Milei?”, “¿Y si Patricia Bullrich es presidenta?”.
Vidas progres se engalanan para asistir a la ceremonia de ponerse, una vez más, un broche en la nariz para no oler la mierda que siguen sosteniendo.
Vidas progres, queridas, cercanas que se enferman de mala sangre porque no ven salida a esta trampa que no logran criticar.
Conciencias progres amigas, bajoneadas y, tantas veces, escandalizadas que obedecen al mandato del voto orgánico hacia los mismos que, meses o años atrás, en la mesa de algún bar, repudiaban; esos mismos que traicionan sistemáticamente los ideales y valores que esas vidas sostienen en los barrios.
Vidas progres que votan así porque todavía pueden.
Pueden comer y prender la estufa, pueden usar la pre viaje. Pueden jugar el juego de la bicicleta financiera especulando con los descuentos de modo, rappi o las nuevas cuotas de las nuevas tarjetas de los nuevos bancos de los viejos capitales.
Votan conformándose con que algo de la desmanicomialización que se puso en marcha en provincia de Buenos Aires porque Axel y Julieta. (¿Y Berni?).
Pedacito de transformación que aún así sigue pidiendo talleres de concientización sostenidos en la moral y las buenas costumbres neuróticas y clasemedieras de la salud mental progres.
Salud mental que hasta cedió en cuestionarse ese nombre de mierda, tan meritocrático y cartesiano, que encubre individualismo porque las transformaciones vitales sino son comunitarias, siguen enfermando. No hay afuera.
Votan reciclando basura, cerrando la canilla, reutilizando frascos, tomando caña con ruda y humanizando a sus mascotas. Militando la ley de etiquetado promovida por la amorosa parejita de Sole Barruti y Darío Z. Y comprando las mejores carnes y cada una de las superofertas de los supermercados.
Votan reciclando basura. Que se vayan todxs. No hay afuera.
Votan afirmándose en la ampliación de derechos, en el cupo trans, en el matrimonio igualitario, en la identidad de género y en una de las dos plazas del Ni una menos o del Nunca más. Piden deconstrucción pero ¿qué hacemos cuando pisamos el palito y nos encaramamos en los brillos de los nuevos poderes que supimos conseguir? ¿Cómo hacemos la revolución entre diferencias que tantas veces solo soportan un único modo de hacer la revolución? No hay afuera.
Votan en defensa por la escuela pública y de los derechos de niñxs y adolescentes, pero no abren la boca cuando unx pibi les cuenta que la de biología les dijo que si no estudian no tienen futuro o cuando escuchan que la de educación física sigue pidiendo que corran 20 minutos alrededor de la pista o cuando ven la cara de asco con la que el de matemática mira al morocho encapuchado. Lxs docentes de CABA no son lxs docentes de Jujuy, UTE suele tener las asambleas resueltas antes de hacerlas, ADEMYS trosquea, pide paro y te condena si no adherís y si no pensás, hablás y militás como ellas quieren y dicen que hay que hacer. Y, desde el Ni una menos que ahora repudian, guarda si se te ve varón, guarda si usás glitter, guarda si te ves mujer coqueta… No hay afuera.
Votan después de leer y publicar papers, tesis, abstracts sobre decolonialismo, pueblos originarios, el avance de la derecha en el mundo, parece que lo LGBTTIQNB+ ya no rankea tanto, de eso ya aprendimos y escribimos y performateamos. ¿Ya leímos el último de Preciado? Mmm… demasiado eurocentrista… No hay afuera.
Y cuando después de haber votado, después de haber leído y estudiado, después de haber dado talleres progres, después de haber militado en los sindicatos, después de haber confiado en la justicia y celebrado la ampliación de derechos, después de haber marchado en las dos marchas, después de habernos autocriticado, pasamos a ser nosotrxs lxs enemigxs, lxs infiltradxs, lxs encapuchadxs, lxs que no tienen nada que proponer, lxs que hablan sin saber, lxs mantenidxs, lxs utópicxs, confirmamos: No hay afuera.
Hay pasillos y barrios para seguir pateando. Escuelas y bachis para seguir bancando infancias y juventudes. Salitas, hospitales y consultorios para seguir acompañando dolores e injusticias. Asambleas, reuniones y movidas para seguir discutiendo. Paredes para seguir escrachando. Marchas para seguir intentando pudrir el pacifismo.
Pedacitos de vida para seguir intentando vivir de otras maneras.
Vivir, con más cuidados y menos daños. Metiéndonos la moral en el orto. Sin bardear y pudrírsela a nuestras amigas por peronistas, troskistas, tibias o porque votan. Sin opinar de vidas que no piden opinión mientras sufren, se enferman, eligen y no pueden más que vivir así.
Vivir entre quienes podemos pensar en voz alta, emborracharnos, equivocarnos, llorar, reír, pelear y recalcular.
Vivir casi sin punitivismos pero tampoco cargando pesos que no hemos engordado.
Creemos que solo hay opciones en los pliegues para encontrar otras formas de vivir, con más cuidados y menos daños.
Nos seguimos encontrando y seguimos escribiendo.
Seguimos intentando cuidar lo vivo, cuidar este “entre nosotrxs” que tenemos para seguir ensayando pedacitos de vida para vivirlos de otra manera.
Y esto no es conformista, es una apuesta de ternura punk cotidiana.
No hay afuera.
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