Hace 70 años, los movimientos por la independencia y la emancipación nacionales estuvieron en auge en todo el mundo, y el sistema colonial mundial se colapsó. Al mismo tiempo, en un mundo ensombrecido por la guerra fría, la ley del más fuerte se convirtió en un clamor rampante. Los estados recién independizados aspiraban a defender su soberanía y desarrollar su economía nacional. La Nueva China, siguiendo el principio de la independencia, buscaba activamente la coexistencia pacífica con todos los países y autonomía y se esforzaba por mejorar su entorno externo, especialmente el entorno circundante. En este contexto, los líderes chinos especificaron por primera vez en su totalidad los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica, consistentes en el respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial, la no agresión mutua, la no interferencia en los asuntos internos de otros países, la igualdad y el beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica, que obtuvieron un amplio reconocimiento y apoyo internacional.

70 años después, de cara al trascendental tema de qué tipo de mundo queremos construir y cómo hacerlo, el presidente Xi Jinping formuló la construcción de la comunidad de futuro compartido para la humanidad como respuesta de nuestro tiempo. Este concepto contiene lo esencial de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica. Ambos se basan en valores tradicionales chinos como Ser amable con su vecino, Buscar la amistad a través de la integridad y Promover la armonía entre todas las naciones. Además, ponen de manifiesto el temple de la diplomacia de China, marcado por la autoconfianza, el autosostenimiento, la justicia, la protección de los desfavorecidos y la benevolencia. Dejan constancia del profundo compromiso de los comunistas chinos con el mundo y de su deseo de hacer nuevos y mayores aportes para la humanidad, y ponen en evidencia la firme determinación de China de seguir el camino del desarrollo pacífico. Por lo tanto, la construcción de la comunidad de futuro compartido para la humanidad se considera la mejor forma de continuar, promover y actualizar los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica bajo las nuevas circunstancias, y ha pasado de ser una iniciativa china a un consenso internacional, de una visión prometedora a prácticas enriquecedoras, contribuyendo así enérgicamente a un futuro brillante de paz, seguridad, prosperidad y progreso para nuestro mundo.

En esta encrucijada crucial de la historia, al mirar en retrospectiva y de cara al futuro, nuestra exploración de las civilizaciones humanas será interminable y nuestros esfuerzos por construir un mundo mejor serán incesantes. Ante la decisión histórica entre paz y guerra, prosperidad y recesión, solidaridad y confrontación, necesitamos más que nunca hacer valer la connotación de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica y emprender incansables esfuerzos hacia el noble objetivo de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

China y México son partes importantes del Sur global, y el desarrollo de las relaciones diplomáticas en los últimos 52 años ha sido un modelo para la firme práctica de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica. En este momento en el que abundan desafíos globales, China y México comparten una amplia gama de intereses comunes y tareas de desarrollo común, lo que dan relieve a la realidad de que China y México están estrechamente entrelazados con destinos compartidos. China está dispuesta a colaborar con México para implementar el importante consenso alcanzado por los jefes de Estado de ambos países, profundizar la asociación estratégica integral entre ambas naciones, promover la multipolaridad en un mundo equitativo y ordenado, así como la globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva, y unir esfuerzos en la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

Embajador de China en México

https://www.jornada.com.mx/2024/07/22/opinion/018a2pol