UPAL 16/09/25
Editorial de la Unión Palestina de América Latina – UPAL
La llamada “cumbre árabe e islámica” que acaba de celebrarse, lejos de representar un verdadero punto de inflexión frente al genocidio en Gaza y la ocupación de Palestina, terminó siendo una repetición desgastada de comunicados de solidaridad vacíos. La declaración final no contiene ni una sola decisión firme que pueda alterar el curso de los acontecimientos, ni medidas concretas que presionen al régimen sionista para detener su maquinaria de muerte.
Una vez más, las élites políticas árabes e islámicas optaron por el camino de lo fácil: discursos, condenas, gestos simbólicos, pero sin traducirlos en acciones. No hubo compromisos para cerrar los cielos y puertos árabes al tránsito de armas y comercial destinadas a sostener la ocupación. No hubo determinación para romper relaciones diplomáticas y la cierre de las embajadas israelí en las capitales de varias países arabes, suspender acuerdos comerciales ni sancionar, aunque fuera mínimamente, a quienes financian y alimentan la agresión israelí. No hubo, en definitiva, nada que aterrorice al opresor ni que alivie la desesperación del oprimido.
La cumbre, para colmo, desvió la atención de Gaza y de toda Palestina hacia otro tema: la “solidaridad con Qatar” por el reciente ataque que sufrió. Si bien cualquier agresión a un Estado árabe debe ser condenada, resulta inaceptable que se relegue la masacre en curso contra más de dos millones de gazatíes a un segundo plano. Gaza arde, los niños palestinos son bombardeados, los hospitales colapsan, las morgues se desbordan, y la respuesta colectiva de los supuestos líderes del mundo árabe e islámico es una fría enumeración de principios ya conocidos.
Lo que quedó en evidencia es que las cumbres oficiales siguen siendo un teatro político diseñado para calmar la indignación popular y ganar tiempo. Se llenan la boca con la palabra “unidad”, pero cada Estado prioriza sus intereses particulares y sus relaciones con Occidente antes que el deber histórico y moral de proteger a Palestina. Así, los comunicados finales terminan siendo documentos burocráticos, estériles, que se archivan al día siguiente.
La resistencia palestina, sin embargo, no espera nada de estas cumbres. Sabe que la verdadera fuerza está en los pueblos, en las calles árabes que todavía gritan “Palestina libre”, en la solidaridad de las naciones del Sur Global y en la justicia que surge desde la dignidad de los oprimidos.
UPAL denuncia con firmeza la inutilidad de esta cumbre y la hipocresía de quienes la dirigen. Mientras los dirigentes árabes e islámicos se limitan a discursos, la sangre palestina se derrama. Mientras ellos calculan costos políticos, Gaza se convierte en ceniza. Y mientras ellos evitan tomar medidas, la ocupación sigue robando tierra, vidas y futuro.
El mundo árabe y musulmán tiene la obligación histórica de ir más allá de la retórica. Las acciones mínimas —como bloquear el paso de armas en puertos árabes, cerrar los cielos al tráfico hacia Israel, y coordinar un frente diplomático real— son urgentes e impostergables. Todo lo demás es complicidad disfrazada de solidaridad.
La causa palestina no necesita compasión ni discursos huecos: necesita decisiones políticas valientes. El silencio y la inacción de los gobiernos árabes e islámicos no solo traicionan a Palestina, sino que ofenden la dignidad de sus propios pueblos.
Unión Palestina de América Latina – UPAL
16 de septiembre de 2025