Fuente: http://www.agenteprovocador.es/publicaciones/cuando-julio-matito-hizo-que-el-psoe-fuera-progresista-y-progresivo-el-disco-salud
El músico Julio Matito, bajo y voz de los míticos Smash, grabó en 1976 un LP financiado por el PSOE, en el que se ensalzaba la lucha de clases, el socialismo y se reclamaban pistolas para acabar con la oligarquía.
El 13 de julio de 1979, cuando regresaba de Barcelona a Sevilla, Julio Matito falleció en un accidente de automóvil. El día anterior había grabado un programa de Musical Express presentado por el periodista Ángel Casas, que no se quiso perder la oportunidad de grabar a Smash, uno de los grupos míticos de la psicodelia y el progresivo español que, después de años sin actuar, habían vuelto a reunirse.
El grupo sevillano se había separado en 1973 pero, a finales de los 70, Matito había contactado con Gualberto y le había propuesto reunir a la banda. Gualberto y el baterista Antonio Rodríguez aceptaron, y Smash comenzó de nuevo a ensayar, componer y actuar. El primer concierto de esta segunda época fue en un cine de verano en Huelva, cuyo escenario fue una jaima árabe; el segundo fue en la mítica sala Zeleste; y el tercero fue la actuación de Musical Express. También fue el último.
La razón por la que Matito tenía tanto interés en retomar Smash en 1979 era intentar superar una mala experiencia profesional y personal vivida unos años antes. En 1974, ya disuelto el grupo, Matito emprendió un proyecto en solitario con el que grabó un single en el sello Acción! producido por Gonzalo García-Pelayo e hizo una gira por Finlandia. Aunque se habló de que iba a grabar un disco con, nada menos que Caned Heat, al final el proyecto no salió y el músico regresó a España.
En Chipiona, Cádiz, Matito montó un chiringuito. Un negocio por el que pasaban cientos de personas, entre ellas, un joven abogado metido en política que acababa de ser elegido Secretario General de su organización y que le invitó a meterse en política y poner su talento al servicio de la lucha de los trabajadores. Julio no se lo tuvo que pensar demasiado. igual que les sucedería unos años después a más de 10.000.0000 de españoles, el artista quedó completamente convencido por ese joven líder, que no era otro que Felipe González Márquez.
De este modo, el único trabajo en solitario de larga duración grabado por Julio Matito sería un disco producido y financiado en 1976 por el Partido Socialista Obrero Español que llevaba por título ¡Salud!
Según relata el periodista Frank G. Matute, al que la información le llegó directamente de Gualberto, el disco fue grabado clandestinamente en el estudio doméstico que Josele Moreno, del grupo Los Payos, tenía en su casa de Sevilla. En la grabación, además, habría participado Gualberto tocando la guitarra.
Posteriormente, las cintas se llevaron a Alemania, donde fue prensado el vinilo, mientras que la carpeta –diseñada por Solsona/Amela– fue impresa en España, donde no se distribuyó comercialmente a consecuencia de la situación política. Solo se pudieron conseguir algunos ejemplares a través de las Casas del Pueblo que, muerto Franco, habían vuelto a abrir sus puertas.
Aunque Matito era más bien conocido como músico de rock, en ¡Salud! las composiciones son, tanto por sonido como por temática, más propias de un cantautor al uso. No obstante, y ahí el talento de Matito marca la diferencia, ¡Salud! no es el típico disco panfletario, coyuntural y oportunista. Muy al contrario. Se trata de un disco honesto, con ciertos toques de psych-folk gracias a la flauta travesera de un músico del que solo se dan sus iniciales, P.G., que, casi medio siglo después de su grabación, mantiene su dignidad mucho mejor que la organización política que lo financió.
El disco contiene nueve canciones, todas compuestas por Matito aunque, en cuatro de ellas, las letras son poemas del poeta chipionero José Miranda de Sardi, detenido en 1936 y asesinado por los fascistas por formar parte del Ayuntamiento del Frente Popular de Cádiz.
Los temas de las canciones giran en torno a los burgueses como clase opresora, las desigualdades entre Andalucía y otras regiones de España, los deseos de derrocar al dictador, la necesidad de hacer una revolución y de pistolas pues, en el disco, se deja claro que, para que esa revolución sea posible, no hay que echar mano de consenso y enjuagues sino de pistolas:
Contra el burgués insensato que quiere sin producir
a costa nuestra vivir, tocaremos arrebato
después, como asalta el gato, la tapada cacerola
de la multitud, la ola, tomará todos los puestos
y es preciso, para esto, disponer de la pistola.
Ni somos verticalistas, ni somos unos enanos
ni católicos ni paganos pero somos socialistas
contra los capitalistas, formamos la batahola
después, que ruede la bola, pero antes de comenzar
es preciso confesar, que hacen falta las pistolas.
Aunque el disco se había hecho a medida del PSOE, cuando esta organización vio que tenía posibilidades de intervenir en la política del país e incluso llegar a gobernarlo, Mattito, ¡Salud! y las canciones sobre pistolas y revoluciones proletarias comenzaron a ser incómodas. De hecho, aunque el disco incluía un texto del mismísimo Felipe González, el futuro presidente del Gobierno ya empezaba a «hablar con lengua de serpiente».
Con los colores de la bandera republicana como fondo, el escrito de González resultaba críptico, vacuo y visto con esa ventaja que da el tiempo, se podría afirmar que ya tenía en mente el abandono del marxismo que tendría lugar en el XXVIII congreso de mayo de 1979.
«El socialismo ha luchado siempre por liberar al hombre de sus cadenas socioeconómicas. De esta ruptura surgirá necesariamente un hombre nuevo: individuos que parten de sí mismos dentro de unas relaciones y condiciones históricas socialistas.
»En la certeza de que ese momento no está lejos, los actuales socialistas queremos evitar la tentación idealista de quien olvida la actualidad de los medios para el cambio de la estructura socioeconómica y también la tentación cientifista de quien se niega a imaginar el hombre futuro.
»Por el contrario, creemos que el nuevo hombre socialista y la nueva cultura que produzca, está ocurriendo ya dentro de la militancia de la lucha política y cultural.
»Y con esta lucha, pretendemos que nos sea devuelta la producción de los objetos externos necesarios para nuestros impulsos; y ello mediante el cambio de las relaciones en que dicha producción se alinea dentro de una sociedad capitalista.
»Queremos responder históricamente a lo que somos por naturaleza y cultura».
Aunque Julio Matito continuaría colaborando algún tiempo más con el PSOE y su central sindical, UGT –para la que grabó un par de temas en el casete La voz de nuestras manos–, poco a poco el artista vio de primera mano cómo funcionaba la política profesional, se desencantó y, un buen día, se hartó y abandonó la militancia orgánica.
Por eso, en 1979 Julio Matito necesitaba volver al espíritu libertario de Smash y cambiar el Manifiesto comunista por ese otro manifiesto mágico y libertario que fue el Manifiesto de lo borde y que, según se cuenta, fue escrito por Gonzalo García-Pelayo y el propio Julio Matito.
MANIFIESTO DE LO BORDE
Cosmogonía de la estética de lo borde:
Hombres de las praderas (Dylan, Hendrix, Jagger…).
Hombres de las montañas (Manson, Hitler…).
Hombres de las cuevas lúgubres (funcionarios).
Hombres de las cuevas suntuosas (presidentes de consejos de administración, grandes mercaderes).
– Los hombres de las praderas son los únicos que están en el rollo y que han salido del huevo. Sus carnets de identidad son sus caritas.
– Los hombres de las montañas se enrollan por el palo de la violencia y la marcha física.
– Los hombres de las cuevas lúgubres se enrollan por el palo del dogma y te suelen dar la vara chunga.
– Los hombres de las cuevas suntuosas se enrollan por el palo del dinero y del roneo.
– No se puede hacer música en las cuevas del infortunio; hay que abrirse hacia las praderas.
– Las relaciones hombre de las praderas-mercader de las cuevas suntuosas son siempre de sado-masoquismo.
– Solo se puede vivir tortilleando.
I. No se trata de hacer «flamenco-pop» ni «blues aflamencado», sino de corromperse por derecho.
II. Sólo puede uno corromperse por el palo de la belleza.
III. Imagínate a Bob Dylan en un cuarto, con una botella de Tío Pepe, Diego el del Gastor, a la guitarra, y la Fernanda y la Bernarda de Utrera haciendo el compás, y dile: canta ahora tus canciones. ¿Qué le entraría a Dylan por ese cuerpecito? Pues lo mismo que a Manuel [Molina] cuando empieza a cantar por bulerías con sonido eléctrico:
Aunque digan lo contrario,
yo sé bien que esto es la guerra,
puñalaítas de muerte
me darían si pudieran.