Cuando el cabello cuenta 4 generaciones: «Ese pelo» de Djaimilia Pereira de Almeida

Cada vez que una mujer negra entra en una peluquería y sale decepcionada, cada vez que una niña de rizos apretados escucha «¿cuándo vas a hacer algo con ese pelo?», cada vez que alguien toca nuestro cabello sin permiso, está sucediendo algo más grave que un malentendido estético. Djaimilia Pereira de Almeida lo sabe, y por eso escribió «Ese pelo», un libro que acaba de llegar al castellano gracias a la editorial Las Afueras.

Nacida en Luanda en 1982, Djaimilia llegó a Portugal con tres años y creció en los alrededores de Lisboa. Doctora en Teoría de la Literatura, es también activista feminista. Su debut literario con este texto le valió el Premio Novos 2016 en la categoría de Literatura, confirmando que había surgido una voz necesaria en la literatura portuguesa contemporánea.

Lo primero que hay que decir sobre este libro es que no es lo que parece. Bajo la apariencia de unas memorias sobre el cabello, Djaimilia ha construido una genealogía familiar que abarca cuatro generaciones y dos continentes. Aquí están los abuelos angoleños, los abuelos portugueses, un comerciante en el Congo, un pescador albino de M’banza Kongo, católicas de Seia, una familia entera moviéndose entre Portugal y Angola como pasajeros frecuentes de un vuelo sin retorno.

Mila, la protagonista autobiográfica, crece en una tensión constante. Su madre es negra angoleña, su padre blanco portugués. Vive con sus abuelos paternos blancos mientras los otros abuelos, los negros, permanecen en la distancia de la memoria. Su cabello crespo se convierte en el campo de batalla donde se libra una guerra silenciosa. Cada intento de alisarlo es un intento de borrar una parte de sí misma que el mundo insiste en señalar como problema.

La autora escribe con una lucidez que corta. No hay sentimentalismos ni autocompasión. Hay ironía, inteligencia, una mirada que observa y desarticula los mecanismos del racismo cotidiano desde dentro. Cuenta las visitas a peluquerías donde las profesionales no saben qué hacer con su textura, los productos químicos que queman el cuero cabelludo, los comentarios que disfrazan la violencia de preocupación. Y cuenta también el encuentro con Lena, una angolana que por primera vez trata su cabello con el conocimiento y el cariño que merece.

El libro está estructurado en fragmentos que saltan en el tiempo, como rizos que se niegan a seguir una línea recta. Aquí no hay cronología ordenada porque la memoria de la diáspora no funciona así. Hay infancia en Luanda, adolescencia en Lisboa, la universidad, los salones de belleza, las conversaciones con la abuela blanca que pregunta cuándo va a «arreglar» ese pelo, el olor del cabello de la abuela paterna que huele a identidad prestada.

Djaimilia toca temas que nos atraviesan: el colonialismo portugués y sus herencias vivas, el racismo que se cuela en los gestos más pequeños, la experiencia de ser leída siempre como extranjera en el propio país, la imposibilidad de volver a un lugar de origen que solo existe en fragmentos. Pero lo hace sin solemnidad, con una voz que sabe reírse de sí misma mientras desmonta estructuras de poder.

Djaimilia Pereira de Almeida

Para quienes vivimos en América Latina y España, este libro habla directamente de nuestras realidades. Habla de los cuerpos que cargan con la historia del mestizaje como si fuera un estigma, de las familias donde el racismo se reproduce de generación en generación con frases que parecen inocentes, de la búsqueda constante de un lugar donde el cabello sea solo cabello y no un marcador de diferencia.

Como escribe José Eduardo Agualusa, este libro habla de racismo, feminismo e identidad. Y lo hace desde un lugar poco explorado en la literatura lusófona, a través de la voz de una mujer afrodescendiente que no busca redención ni reconciliación, que simplemente cuenta su historia con todas sus contradicciones.

La prosa de Djaimilia es fluida, casi cinematográfica. Cada capítulo funciona como una crónica independiente cargada de poesía, pero todas se entrelazan en una narrativa mayor sobre lo que significa habitar un cuerpo negro en espacios blancos. La autora no cae en explicaciones didácticas ni en el panfleto. Su escritura confía en la inteligencia de quien lee para entender que cada anécdota sobre el cabello es, en realidad, una radiografía de las relaciones de poder.

Hay momentos duros en el libro, como la compañera de escuela que dice que preferiría abortar antes que tener un hijo negro, las miradas en la calle, el racismo internalizado que la propia Mila descubre en sí misma. Pero hay también ternura en los retratos familiares, en la fuerza de las mujeres que la precedieron, en la búsqueda de una identidad que no se deja encasillar.

«Ese pelo» es uno de esos libros que necesitamos tener cerca. Es perfecto para leer en voz alta, para comentar en grupos de lectura, para regalar a las jóvenes que están descubriendo qué significa ser mujer afrodescendiente en sociedades que todavía nos miran como si fuéramos un problema a resolver. Es también una ventana para quienes quieren entender cómo funciona el racismo cuando se disfraza de cuidado, de estética, de normalidad.

Puedes conseguir «Ese pelo» en la web de la editorial Las Afueras (lasafueras.com). No dejes pasar este libro. Léelo, compártelo, regálalo. Cada página es un espejo donde reconocerte y un puente para entender las historias que el colonialismo intentó borrar. Este es un libro que merece circular por nuestras manos y nutrir nuestras conversaciones sobre quiénes somos y de dónde venimos.

Redacción Afroféminas


 

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