Crisis civilizatoria sin crisis del capitalismo y Covid 19 por Jorge Veraza Urtuzuástegui

Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2023/10/19/crisis-civilizatoria-sin-crisis-del-capitalismo-y-covid-19-por-jorge-veraza-urtuzuastegui/                                                                            

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Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía | vol. 32, n.º 2, jul.-dic. de 2023, pp. 262-279

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Resumen

El presente artículo propone revisar la teoría del plusvalor de Karl Marx para entender la crisis civilizatoria mundial que ocurre en el presente y que estalló en 2020. Se presentan quince tesis adjuntas a una explicación de cada una, para desarrollar la tesis principal, según la cual la crisis actual es de sobreacumulación de capital, como Karl Marx lo estableciera en la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. De esta forma, se determina que la crisis civilizatoria deviene del desarrollo capitalista normal; en este marco, emergió la pandemia del COVID-19, que profundizó el sometimiento de la población y que es una expresión de tal crisis civilizatoria.

Palabras clave: COVID-19, crisis de la civilización, disminución de la población, gobierno mundial, inteligencia artificial, sistema económico.

Ideas destacadas: el presente artículo de reflexión abreva de autores como Hegel, Malthus y Foucault para describir la forma en que la sociedad se vio envuelta en la catástrofe de una cuarentena global por la COVID-19, que, a pesar de ser extraordinaria, es expresión del desarrollo capitalista normal y su crisis civilizatoria inherente.

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Introducción

Espero ser claro en la tarea de reconstruir para ustedes un rayuelesco 62/Modelo para armar (Cortázar 2016) de la situación mundial contemporánea, que refiguraré en lo que sigue, para lo cual invito a que despejemos la aparente paradoja de este título que contradice la ecuación falaz: crisis del capitalismo = crisis de civilización. En lo que sigue expondré, para dar cuenta del caso, 15 tesis con su respectiva explicación complementaria. Me serviré para ello de la teoría del plusvalor de Marx en su modalidad de teoría de la subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital (Marx 1971):

Tesis 1. La crisis cíclica actual es crisis de sobreacumulación de capital.

Tesis 2. La crisis civilizatoria catastrófica actual no implica crisis del capitalismo.

Tesis 3. La subsunción real del consumo bajo el capital es núcleo de la crisis civilizatoria.

Tesis 4. Los valores de uso nocivo resultan del empleo de tecnologías capitalistas nocivas.

Tesis 5. El COVID-19 es producto de la aplicación de tecnologías y valores de uso nocivos.

Tesis 6. La degradación y la crisis civilizatoria son la antesala de la crisis civilizatoria catastrófica.

Tesis 7. La gran fisura de una corriente globalista neoliberal y una corriente nacionalista dentro del hegemón Estados Unidos es el núcleo de la crisis civilizatoria catastrófica.

Tesis 8. La tecnología, la cultura y la política represivas como conciencia colectiva de la crisis civilizatoria catastrófica.

Tesis 9. La ideología dominante contiene dimensiones económicas y políticas articulables con el neomalthusianismo.

Tesis 10. Las ideologías neomalthusianas como expresión de la igualdad entre crisis del capitalismo y crisis de civilización.

Tesis 11. Crisis civilizatoria = amenaza de muerte.

Tesis 12. El empoderamiento de sectores de capital rentistas en el núcleo del neoliberalismo posicionó políticas superexplotadoras de la clase obrera y de esquilma a otros capitalistas.

Tesis 13. La crisis estructural totalitaria de la cultura es una expresión ideal de la crisis civilizatoria catastrófica.

Tesis 14. Los globalistas y los imperialistas se complementan en la impronta de profundizar la explotación de la población mundial.

Tesis 15. La crisis estructural totalitaria de la cultura tiene por esencia ser despoblacionista.

Pasemos a plantear las tesis:

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Tesis 1. La crisis cíclica actual es crisis de sobreacumulación de capital

A fines de 2020 estalló la tercera crisis económica mundial del capitalismo. La primera auténticamente mundial fue la de 1971-1982 (Veraza 2004), en la que se hundió el keynesianismo y emergió la política económica neoliberal. La segunda estalló en septiembre de 2007 y demostró ad nauseam la inactualidad de dicha política económica, forzada ‒por sectores capitalistas recalcitrantes‒ a regir hasta la fecha, por sobre su radical inadecuación con el desarrollo general del capital social mundial. Las tres son crisis económicas de sobreacumulación de capital regidas por la ley del desarrollo y del dominio del capital industrial, cuyo núcleo es, precisamente, la subsunción formal y real del proceso de trabajo bajo el capital y la ley de la tendencia de la tasa de ganancia a decrecer, formulada por Marx en 1866 (Veraza 2004). En efecto, el modo de producción capitalista se desarrolla normalmente mediante dichas crisis. Ergo, pasamos actualmente por una de las crisis cíclicas propias del desarrollo capitalista, pero de ninguna manera el capitalismo está en crisis; no sufrimos la crisis del capitalismo2, sino una crisis económica en su interior.

De ocurrir la crisis del capitalismo, coincidiría con contener en su seno una crisis económica cíclica, como lo demostrara Henryk Grossmann en su Acumulación de capital y derrumbe capitalista (2002 [1929]). Pero debería suceder, en tal posible evento, que la sobreacumulación de capital fuera generalizada en todo el planeta y estuviera, entonces, trabada la posibilidad de acumulación de capital. Hoy, la evidencia es la contraria: el desarrollo capitalista potente y ascendente de China, Rusia, India y de todo el oriente, así como, en menor medida, de América Latina y África patentizan la gran potencia del desarrollo capitalista.

Sobre la tesis 1. Con esta primera tesis demostraré que no vivimos una crisis del capitalismo, sino solo una de las crisis cíclicas que suceden en el curso del desarrollo capitalista. Precisamente debido a que la crisis económica mundial actual, que estalló a fines de 2020, es una crisis de sobreacumulación de capital, cuya ley estableciera Marx. Así que vivimos en su misma época, toda vez que nos rige la misma ley de desarrollo empíricamente demostrada (Veraza 2012a), que es la ley del dominio del capital industrial; por eso su contenido es el creciente dominio del proceso de trabajo por el capital. Todos los procesos productivos que no sean capitalistas pasan a serlo: el capital inicia por someterlos formalmente y luego también los somete tecnológicamente, es decir, en cuanto a su contenido real. Finalmente, los procesos de producción ya sometidos realmente pasan por el mismo proceso y se profundizan. Este cuádruple proceso de subsunción del proceso de producción bajo el capital es justamente lo que se ve reflejado en la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Precisamente porque los múltiples capitales compiten entre sí por ganancias proporcionales a la inversión total que llevaron a cabo y, para hacerlo, mejoran su aparato tecnológico para aumentar la productividad del trabajo. Es decir, con menos trabajo producen más productos. Eso significa que invierten proporcionalmente más en máquinas y menos en salarios. Pero es precisamente del trabajo vivo que pagan dichos salarios de donde brota el plusvalor, componente de las ganancias que los capitalistas se embolsan. Así que en tales condiciones la tasa de ganancia decae, porque hay menos plusvalor en proporción al desembolso en capital constante (máquinas, materias primas, etcétera), mientras se incrementa la masa de ganancias de acuerdo con el crecimiento general del capital desembolsado, al que corresponde un mayor número de obreros a ser explotados, pero siempre proporcionalmente menor que el desembolso en máquinas, etcétera. Auge en la explotación del trabajo es lo que demuestra la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Y el gran desarrollo capitalista mostrado por diversos países en la actualidad confirma empíricamente las teorías aquí involucradas, al tiempo que estas explican el porqué de esta presencia empírica (Veraza 2021a)

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Tesis 2. La crisis civilizatoria catastrófica actual no implica crisis del capitalismo

La acumulación de capital no está por abolirse. La economía del valor y del valor que se valoriza demuestra su potente vigencia en dichas crisis de sobreacumulación de capital mundiales periódicas, sin peligro de derrumbe. No obstante, en el polo opuesto, en el polo del valor de uso (Marx 1959), de la vida humana en reproducción y desarrollo, esto es, del lado del desarrollo civilizatorio propiamente dicho, sí se verifica una profunda crisis civilizatoria catastrófica para la humanidad, correlato del desarrollo mundial capitalista maquinístico gran industrial (Veraza 2004), con sus inherentes ciclos de crisis, recuperación y auge. La crisis civilizatoria actual es propiciada e incluso producida por el desarrollo capitalista normal y en crisis cíclicas.

Sobre la tesis 2. Demostrado que no vivimos una crisis del capitalismo, debemos reconocer, sin embargo, que estamos experimentando una crisis civilizatoria catastrófica. En esta tesis distinguimos ambas crisis. La crisis del capitalismo es crisis de los mecanismos de explotación de plusvalor, crisis en la creación de valor, mientras que la crisis civilizatoria está del lado del valor de uso y es crisis de los usos y bienes (de consumo y de producción) que utilizamos. Crisis no solo de nuestra cultura, sino de nuestra civilización, pues se trata de usos y bienes presididos por la ciencia y no solo empíricamente formados ‒una ciencia también sometida al capital‒. Por eso, esta tesis formula la paradoja de que el auge capitalista ‒eso sí, presente al modo de crisis cíclica‒ se afirma a pesar de transitar por una crisis civilizatoria o de valor de uso y reproducción de nuestras vidas.

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Tesis 3. La subsunción real del consumo bajo el capital es núcleo de la crisis civilizatoria

La crisis del valor es la crisis del capital en su desarrollo. Otra cosa es la crisis del valor de uso, que es la crisis civilizatoria, crisis del metabolismo material y cultural de la humanidad. El desarrollo capitalista ascendente o llevado a cabo mediante la subordinación real del proceso de trabajo bajo el capital ‒en su versión simple desencadenado desde 1750 y cerrado con la Primera Guerra Mundial (1914-1918), remachándose este cierre con la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)‒ promovió un progreso general civilizatorio de la humanidad, sangre y sufrimientos de por medio (Veraza 2004); por su parte, el desarrollo capitalista decadente o que ocurre mediante subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital ‒complicada o patológica, como es la subsunción real del consumo bajo el capital (Veraza 2008) ‒ abre una época de degradación civilizatoria mundial creciente que hoy escala o muta en crisis civilizatorias materiales y culturales.

Sobre la tesis 3. Esta tesis profundiza la anterior: la crisis del valor no es crisis del valor de uso o civilizatoria, sino una cierta modalidad de crisis del valor, esto es, de desarrollo del valor que se valoriza o se capitaliza. Es decir que sí puede producir una crisis en el polo del valor de uso, en las costumbres y bienes mediante los cuales se reproduce nuestra vida. ¿Cuál es esa modalidad? La tesis distingue dos modalidades de desarrollo capitalista o de subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital. Una, la simple y ascendente, que es la teorizada por Marx en El Capital (secciones 3 a 5 del tomo i) y otra, que no solo es compleja sino complicada, como cuando se dice que una gripa se complicó en pulmonía y puede ser mortal. Esto sucede cuando la producción de valor y plusvalor ocurre bajo la condición de producir necesariamente valores de uso nocivos, así que degradan nuestra calidad de vida. A esta degradación del consumo la he denominado subsunción real del consumo bajo el capital.

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Tesis 4. Los valores de uso nocivo resultan del empleo de tecnologías capitalistas nocivas

¿Qué es la subsunción real del consumo bajo el capital o degradación civilizatoria mundial? La subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital plenamente desarrollada como “sistema automático de máquinas” funciona hasta el punto de operar parcialmente con dispositivos automatizados de inteligencia artificial desde mediados de los años cincuenta del siglo XX y adquirió el poder de someter realmente al consumo, precisamente, produciendo los bienes necesarios para la satisfacción de las necesidades sociales con tecnología capitalista nociva, en vez de usar fuerzas productivas positivas, o con fuerzas productivas capitalistas utilizadas para explotar plusvalor relativo a la clase obrera (Veraza 2012b).

En efecto, la tecnología capitalista nociva se caracteriza por que no solo posibilita explotar plusvalor a los seres humanos, sino que solo lo hace con la condición de producir valores de uso nocivos para la vida humana, donde el valor y el plusvalor quedan objetivados en estos valores de uso nocivos. El modo de producción capitalista progresó por esta vía, ya no solo en contra de la clase obrera, sino contra la humanidad en su conjunto. Desde entonces, e incluso desde fines de siglo XIX, este modo de producción prevalece, hasta el punto en que hoy resulta casi imposible para el capital producir plusvalor y realizarlo en ganancias si dicho plusvalor no se objetiva en valores de uso nocivos. Y aún cada vez más nocivos, desde la alimentación y el vestido, hasta el hábitat y desde los medicamentos y los medios de transporte a los medios de comunicación y sus mensajes.

La producción de valores de uso nocivo producidos con tecnología capitalista nociva generalizada da por resultado la degradación civilizatoria mundial en la que se masifica la degradación ambiental, por la multiplicación de procesos metabólicos nocivos, la masificación de la basura, de los residuos industriales y, en general, de la contaminación ambiental; fenómenos todos que ilustran tal degradación civilizatoria y que son correlativos a la subsunción real del consumo bajo el capital (Veraza 2011).

Sobre la tesis 4. Las tesis anteriores nos han permitido hablar de una crisis civilizatoria mundial con base en la teoría de la subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital de Marx, articulada con un tipo peculiar de sí misma, aquella que se encuentra complicada, pues en lugar de que simplemente el valor de uso sea el soporte del valor, este valor está obligado a ser soportado por valores de uso nocivos, degradantes de la vida. Y si esta condición se generaliza, degradan toda la civilización. Ahora bien, para que la subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital sea complicada y tenga estos efectos deletéreos en la civilización y en nuestras vidas, se requiere que los valores de uso del caso sean producidos mediante tecnología capitalista nociva. Una tecnología que no se identifica con fuerza productiva y ni siquiera con fuerzas productivas capitalistas o utilizadas para explotar plusvalor a la clase obrera, pues se la puede explotar sin degradar la calidad del producto del trabajo, los valores de uso. Pero aquí lo que tenemos es que se han producido valores de uso nocivos. Así que no se debe al empleo de las fuerzas productivas en general, ni de las capitalistas en particular, sino a la tecnología capitalista nociva. Una tecnología capitalista que está a punto de no ser fuerza productiva de ningún modo o ser francamente una fuerza destructiva. Como si se tratara de un arma contra la sociedad, aunque no estuviéramos en guerra y el capital la dirigiera en contra de nosotros como condición para su supervivencia, mientras el dominio del capital es la condición de la reproducción de nuestras vidas. Tal y como Marx lo demuestra en la sección 3 del tomo II de El Capital, dedicada a presentar su teoría de la reproducción del capital, a la que está sometida la reproducción de la sociedad.

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Tesis 5. El COVID-19 es producto de la aplicación de tecnologías y valores de uso nocivos

Hoy la degradación civilizatoria se ha transformado en crisis civilizatoria: se ha producido una catástrofe del valor de uso y del sistema de necesidades humanas, con la cuarentena por el COVID-19 de por medio y la investigación militar genética de los virus como parte del aparato de tecnología capitalista nociva de la sociedad capitalista mundial. El COVID-19 es un valor de uso nocivo producido por dicha tecnología capitalista nociva, en el contexto de la depresión mundial del sistema inmunológico de la población ocasionada por el consumo por décadas de los valores de uso nocivo alimentarios (Veraza 2007a), medicinales, arquitectónicos y urbanísticos, así como por los contenidos culturales emocionalmente nocivos producidos por los mass media y las redes sociales (Gallagher 2014).

Sobre la tesis 5. Esta tesis identifica al COVID-19 como valor de uso nocivo, precisamente producido, además, por tecnología capitalista nociva desarrollada en el contexto de la investigación militar genética de los virus. Un valor de uso destructivo militar que está actuando dentro del funcionamiento normal y pacífico del planeta: un valor de uso nocivo propio de la subsunción real del consumo bajo el capital. Así mismo, esta tesis ubica a dicho valor de uso nocivo en el contexto de todos los valores de uso actuales, en la medida en que son también valores de uso nocivo. Ahora bien, la degradación civilizatoria que estábamos viviendo, precisamente porque la mayoría de los valores de uso para reproducir nuestras vidas son en la actualidad valores de uso nocivos, se transformó en una crisis civilizatoria catastrófica, una vez que en el universo de valores de uso degradantes de la vida en el planeta quedó incrustado el COVID-19 y se instauró una cuarentena mundial, decretada supuestamente para combatirlo.

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Tesis 6. La degradación y la crisis civilizatoria son la antesala de la crisis civilizatoria catastrófica

La cuarentena no es lo mismo que la crisis civilizatoria, sino solo la forma externa de uno de sus peldaños. El proceso de degradación civilizatoria o de desarrollo histórico capitalista con base en la operación de la subsunción real del consumo bajo el capital se configura como crisis civilizatoria una vez que la tecnología capitalista nociva es la figura predominante de las fuerzas productivas capitalistas. Esto se observa en la nocividad de la comida chatarra, la ropa de poliéster, el dominio del automóvil como medio de transporte urbano, entre otras cosas; ello desde inicio de la década de los ochenta del siglo XX y ya en el Orweliano 1984, con la pandemia del SIDA y la correspondiente campaña oficial mundial, que instauró por vez primera en la historia un control social planetario psicosexualmente determinado (Veraza, 2008). Ahora, en las décadas subsiguientes, ha estallado una crisis civilizatoria que se ha recrudecido y hecho más patente, con la narrativa del calentamiento global/ cambio climático, como ejemplo de ideología ecologista catátrofista (Veraza 2008), cada vez más atronadora y omnipresente en todos los medios de comunicación y en el sentido común. Pero la existencia y aún la patencia3 sensible de la crisis civilizatoria ‒que es, incluso, ideológicamente avasalladora‒ no es aún la configuración catastrófica de la crisis civilizatoria que hoy sufrimos, la crisis civilizatoria actual no es todavía catastrófica aunque la crisis ambiental y la de salud se encaminan hacia ella.

Sobre la tesis 6. Esta tesis ubica a la crisis civilizatoria emergiendo hacia 1984, con la pandemia del SIDA de por medio, y profundizándose en las décadas siguientes. Y distingue a la segunda crisis civilizatoria no solo respecto del primer proceso de degradación civilizatoria, sino aún respecto de la tercera crisis civilizatoria catastrófica. Además la tesis señala que la crisis civilizatoria catastrófica contiene como ingrediente la cuarentena de COVID-19. De tal manera que quedan bien distinguidos tres procesos civilizatorios: 1) degradación civilizatoria, 2) crisis civilizatoria y 3) crisis civilizatoria catastrófica, el último de los cuales no queda definido completamente, aunque uno de sus ingredientes es la cuarentena por COVID-19. Así que, para completar la idea sobre la crisis civilizatoria catastrófica, se exponen las subsiguientes tesis: de la 7 a la 15. Vale la pena hacer notar que ha quedado perfectamente distinguido el territorio de las crisis económicas capitalistas respecto de la civilizatoria, ahora ubicada dentro del proceso de degradación civilizatoria, mismo que la trasciende actualmente y que, de ser simple crisis civilizatoria, la cualifica como crisis civilizatoria catastrófica.

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Tesis 7. La gran fisura de una corriente globalista neoliberal y una corriente nacionalista dentro del hegemón Estados Unidos es el núcleo de la crisis civilizatoria catastrófica

Con la instauración plena del mercado mundial específicamente capitalista o maquinístico gran industrial desde mediados de los años noventa, la crisis económica de 1997 señala que la política económica neoliberal ha arribado a su crisis general. La instauración del mercado mundial específicamente capitalista ocurrió bajo la forma de la globalización neoliberal o globalización de la hegemonía mundial de Estados Unidos, utilizando como instrumento de regulación de dicha globalización la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con todas sus dependencias ‒de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)‒, al dólar como dinero mundial y a la banca anglosajona (New York Stock Exchange, NYSE y City de Londres), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (bm) como sus manipuladores, así como el poder militar del Pentágono, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Organización del Tratado del Sudeste Asiático (seato), para volver de curso forzoso todos los lineamientos globalizadores emanados de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Foro de Davos o el Departamento de Estado estadounidense, sin olvidar que la inteligencia artificial, ya con internet, posibilitó el dominio financiero mundial. Bajo la égida unipolar de Estados Unidos desde 1991, se desarrollaron China e India, refrescando con fuerza de trabajo a precio de hambre la acumulación de capital occidental, pero, además de estos dos Estados, así mismo se desarrollaron Brasil, Rusia y Sudáfrica, países con los que conformaron los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). No obstante, pocos años después de la crisis de 2007 se abrió cada vez más una gran fisura en la burguesía mundial, pues la conformación clasista (productiva, comercial, financiera, militar y geopolítica) de la globalización neoliberal no solo deterioró a países pobres y, en contrapunto, desarrolló macrocefálicamente a los brics, sino que también deterioró a grandes países capitalistas: Inglaterra y aun Estados Unidos, el hegemón mundial. La fisura se abrió desde la salida de Inglaterra de la Unión Europea (BREXIT) a la elección de Trump como presidente de Estados Unidos de 2016 a 2020, gran fisura entre una corriente globalista neoliberal y una corriente nacionalista o soberanista y patriótica de la burguesía mundial (Veraza 2018). La lucha entre ambas facciones capitalistas (K1→ ←K2) marcó la relación clasista global imperial (Köchler 2006). Este es el contexto estructural y, a la vez, el medio por el cual la crisis civilizatoria se transformó en catastrófica, es decir, en crisis civilizatoria catastrófica.

Sobre la tesis 7. Esta tesis describe el contexto en el que tiene lugar la crisis civilizatoria catastrófica. Un contexto producto del devenir histórico de la subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital, más específicamente en su modalidad de subsunción real del consumo bajo el capital. Desde el término de la Segunda Guerra Mundial al año 2007, el sometimiento de todos los procesos de producción al capital tuvo lugar bajo la hegemonía del capital estadounidense, mientras las restantes burguesías del mundo la aceptaban y la sufrían como condición para su propio desarrollo y dominio. Más aún, el domino del capital estadounidense coincidía con el dominio del Estado nación que ocupa la plataforma continental de Norteamérica, que va desde el Atlántico hasta el Pacífico, ubicada entre México y Canadá. Sin embargo, a partir de 2007 la recuperación de la crisis económica mundial tuvo lugar de tal manera que ciertos sectores del capital estadounidense, para recuperarse, dejaron de identificar su recuperación con la de la economía de su país e iniciaron un proceso en el que su acumulación se contradecía con la de Estados Unidos. Simultáneamente, diversos sectores de la burguesía mundial asociados con dicho segmento del capital estadounidense dejaron de aceptar el domino de Estados Unidos como condición de su propio dominio y desarrollo e iniciaron una confrontación cada vez más profunda con este país y con el capital estadounidense identificado con la economía de Estados Unidos, mientras mantenían una alianza con ese otro sector del capital estadounidense que se deslindó e incluso se contrapuso a la recuperación de la economía de Estados Unidos, para sacar adelante su propia recuperación, dominio y desarrollo. Esta contradicción, sostenida desde 2007, abrió una gran fisura en el capital estadounidense y su burguesía, así como entre Estados Unidos y ciertas poderosas burguesías no estadounidenses mundiales. Gran fisura que se hizo evidente en ocasión del brexit y de la elección de Trump en 2016, con su programa nacionalista y patriótico, con el que se sintonizaron grupos burgueses nacionalistas y patrióticos de otros países, al mismo tiempo que se enfrentaban con los grupos capitalistas globalistas.

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Tesis 8. La tecnología, la cultura y la política represivas como conciencia colectiva de la crisis civilizatoria catastrófica

¿Qué es o cómo es una crisis civilizatoria catastrófica? Para ejemplificarla, hay productos de consumo cultural masivo e incluso discursos políticos que la ilustran en el sentido común. Al respecto, la película El día después de mañana (Emmerich 2004) muestra la posibilidad de una crisis civilizatoria catastrófica por el cambio climático, al modo de una pequeña glaciación (Fagan 2009), igual que los célebres Power-Point de Al Gore (TED ED 2007) sugirieron una crisis civilizatoria catastrófica por el calentamiento global.

King Kong (Cooper y Schoedsack 1933) y Godzilla, el tamaño sí importa (Emmerich 1998) retratan una crisis civilizatoria catastrófica, no simplemente provocada por un gran animal, sino por el modo racional cuantificador y paranoico de tratar con la naturaleza y con dicho animal, en particular como producto no intencional de la ciencia y la tecnología. Y cuando solo la violencia de la ciencia y tecnología nos salva de dicho monstruoso animal, aparecen nuevos Frankenstein producidos por el capital. Incluso Bill Gates presentó en 2019 un filme documental donde un animal minúsculo, en realidad, un virus (Klein y Posner 2019) nos cae encima, nos penetra y genera una pandemia catastrófica. Pasando a la realidad “real”, digamos que la cuarentena por COVID-19 repite la saga de Bill Gates de los Frankenstein científico tecnológico del capitalismo, pero como ideología realizada, ahora sí, bajo la forma de puesta en escena trágica.

Bien miradas las cosas, todas estas escenificaciones y su reverberación ideológica y psicosocial de masas demuestran, sin embargo, contra su intención ‒tal y como lo hace un lapsus en el diván del psicoanalista‒ que no hay crisis del capitalismo, aunque tenemos ante nosotros una crisis civilizatoria catastrófica. Bien sea fantaseada en la forma fílmica y libresca o de Power-Point con fotografías editadas, bien sea como crisis civilizatoria catastrófica, ya iniciada empíricamente. También nos demuestran tales escenificaciones que la efectivamente existente degradación civilizatoria álgida, pero aún no catastrófica, es la condición material para que se nos sugiera algo así como una crisis civilizatoria catastrófica, por cuenta de la cultura contemporánea. Se trata de una forma de cultura que se encuentra al final de las formas de cultura represivas, únicas posibles, para el Freud de Totem y tabú (1967 [1912]) y de El malestar en la cultura (2010 [1930]). A una cultura de índole tal le cuadra, ciertamente, aterrorizarnos hasta la médula. Así que fijémonos en el ojo del huracán de tal cultura, su centro estructurante, rector y dinámico: la ideología dominante.

Sobre la tesis 8. Una vez contextualizada mediante la tesis anterior, la ocurrencia de la crisis civilizatoria catastrófica presenta el medio en el cual se da la gran fisura que opone en dos corrientes a la burguesía mundial: globalistas y nacionalistas. La presente tesis trata de cumplir la tarea de caracterizar esta crisis civilizatoria indagando acerca de la conciencia que el mundo contemporáneo tiene acerca de este fenómeno. Primero en metáforas fílmicas y luego en libros de intención científica, aunque prisioneros de formas ideológicas que falsean su intento. Finalmente, cabe observar los eventos reales que patentizan una crisis civilizatoria catastrófica, donde cada una de estas figuras es caracterizada para establecer mejor el perfil de lo que una crisis civilizatoria catastrófica puede ser. Esta clasificación múltiple queda unificada cuando reconocemos que la nuestra es un tipo de cultura represiva, que Freud observaba creyendo equivocadamente que se trataba de toda la cultura, no de nuestro tipo de cultura, como tal, aterrorizante, al punto que, dadas sus bases materiales explotadoras y opresivas, comienza por aterrorizarnos idealmente y, al desarrollarse estas, procede a establecer escenarios reales terroríficos. Por lo que pareciera que las ideas aterrorizantes ‒por ejemplo, a la manera de los filmes de terror‒ se convierten en realidades. Así, la amenaza se cumple y, cada vez que se efectúa la amenaza, ya sabes qué es lo que viene después. Así que el documental de Bill Gates sobre una pandemia posible no era un lapsus de la ideología dominante ni tampoco mero cinismo de los amos del mundo contra la población del planeta, sino la amenaza de lo que iba a suceder, precisamente para que te atengas o restrinjas tu actuación y tus sentimientos de acuerdo con lo que dichos amos quieren. No se trata de que sean pérfidos, que lo son, por lanzar estas advertencias, como si fueran eventos casuales, antecedentes o avisos de lo que sucederá, más bien los lanzan para amenazar, aunque, como lo políticamente correcto sugiere que vivimos democráticamente, no se vería bien que los amos amenazaran a los esclavos. Persisten en amenazarnos, pero sin que de entrada podamos reclamarles o desafiar su amenaza. Cuando la amenaza no es reclamada, penetra más profundamente en el ánimo del amenazado. La cuarentena por COVID-19 es al mismo tiempo una amenaza y una catástrofe real contra la humanidad instaurada por los amos del mundo. Sin embargo, como fue precedida de múltiples figuraciones de crisis civilizatoria catastrófica y, entre ellas, la descollante amenaza proferida por el documental de Bill Gates, en el que pareciera que la cuarentena por COVID-19 fuera solamente una ideología realizada. Y claro que lo es, pero también es simplemente la continuación del desarrollo de la base material de tecnología capitalista nociva que produce crecientemente valor de uso nocivo y hace prosperar la degradación civilizatoria mundial. Ahora, en un contexto en que la burguesía mundial se polariza y se contrapone masivamente, nosotros nos encontramos en medio, triturados por dicha contradicción. Al final, esta tesis invita a analizar la ideología dominante, precisamente para esclarecer el misterio contenido en las amenazas que están profiriendo los amos contra los esclavos de diversas maneras desde hace décadas y ahora con el COVID-19.

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Tesis 9. La ideología dominante contiene dimensiones económicas y políticas articulables con el neomalthusianismo

Algunos marxistas tienen una idea reduccionista de la ideología dominante, la burguesa, como interesada en explotar al obrero, de ser posible lo máximo, así como en garantizar tal situación. Pero este es solo el nivel económico de dicha ideología, perfectamente nivelada social, política y culturalmente, incluyendo la sexualidad. Pero todavía presenta un nivel global de constitución en el que, de diversos modos, se pronuncia la amenaza de muerte del amo al esclavo (Veraza 2021b). Hegel formuló rigurosa y especulativamente tal designio en la Fenomenología del Espíritu (1992 [1807]), mientras Freud formuló en 1920 (Freud 2020 [1920]) la segunda versión general, la indirecta, de dicha amenaza: el Principio de Muerte o Tánatos, esto es, la amenaza de muerte del amo al esclavo pronunciada desde el interior del esclavo y como pulsión propia. La narrativa múltiple de que existe una crisis de civilización ‒según la reseñamos más arriba‒ corresponde a una combinación de ambas variantes, la de Hegel y la de Freud.

Actualmente, el polo dominante, el globalista, de la ideología dominante expresa el talante de los segmentos clasistas que lo conforman ‒adscritos al capital financiero, farmacéutico y minero; a vertientes de tecnologías verdes; a la burocracia estatal, militar y policíaca (CIA y MI6, incluidos, etcétera)‒, incluidos los empresarios de inteligencia artificial (Weissman 2009). La ideología, en su polo dominante, se presenta distribuida en varias ideologías neomalthusianas (Veraza 2021b) en las que la amenaza de muerte del amo al esclavo se presenta en su versión concreta de amenaza del amo a los esclavos en plural. Y la amenaza al esclavo jamás debe llegar a la muerte, para ser eficaz y tener sentido, si la amenaza a los esclavos adquiere mayor eficacia matando efectivamente a parte de ellos, para que los sobrevivientes tomen en serio la amenaza y se rijan por los lineamientos que les impongan. El designio despoblador de Robert Thomas Malthus pseudofundamenta económica y tecnológicamente tal dictado de muerte. Hegel se concreta con Malthus, después de que aprendiera de este la figura concreta capitalista de la amenaza de muerte por despoblación, acerca de la cual llevó a cabo una formulación general especulativa en La fenomenología del espíritu, a propósito de la dialéctica entre el señorío y la servidumbre. Evidentemente, las ideologías neomalthusianas contemporáneas encubren su amenaza de muerte despoblacionista malthusiana (Veraza 2021b).

Sobre la tesis 9. Si la ideología dominante o burguesa se redujera a justificar solamente la explotación de plusvalor, no formaría parte de ella la ideología malthusiana que habla de que estamos viviendo una crisis del capitalismo y de la civilización y, aún más, de que la cuarentena por COVID-19 puso en crisis nuestra civilización, etcétera. La cuarentena aludía a hechos extraños al capitalismo que incluso lo contradicen y podrían acabar con él. Se trata de verdaderas catástrofes venidas de fuera. No obstante ‒si caemos en la cuenta de que la ideología burguesa o dominante no se reduce al nivel económico de este, sino que se extiende también al ámbito social y político e incluso debe ocupar el espacio cultural de la sociedad y, con ello, devenir en la ideología global de dominio‒, podríamos reconocer que los temas aludidos no son simples temas fácticos, sino temas posibles para la ideología burguesa dominante. Es lo que hace la presente tesis: reconoce un nivel global de funcionamiento de la ideología burguesa que no parece estar interesado en la explotación de plusvalor, sino que amenaza de muerte al esclavo. Y, aún más, esta amenaza aparece en concreto como amenaza de muerte a los esclavos, en plural, con muertes efectivas de muchos de ellos, para que los sobrevivientes entiendan que la amenaza va en serio. Así que eso de matar o de amenazar al esclavo que produce plusvalor es, alegóricamente, como matar a la gallina de los huevos de oro. Algo que parece absurdo y, por tanto, no formar parte de la ideología burguesa o capitalista. De tal manera, por un rodeo ‒el de matar a algunos para que los sobrevivientes se avengan con lo que dice el amo‒, esta amenaza de muerte presente en la ideología de dominio resulta funcional con la tesis básica de la ideología burguesa, la del nivel económico, esa que insiste en explotar plusvalor, embolsarse ganancias y justificar dicho evento.

Ahora bien, eso de asesinar a parte de la población para que el capitalismo sobreviva ya lo formuló Malthus como presunta teoría económica-científica, y buena parte de la burguesía le cree. La presente tesis señala que el polo dominante de la burguesía contemporánea asume como cierta la idea malthusiana. Así que la ideología dominante, en su polo dominante ‒esto es, en el polo de la burguesía que domina no solamente a las restantes clases sociales, sino al otro sector de la burguesía: el nacionalista‒, es ideología malthusiana modificada, o neomalthusiana, que se ha desglosado en diversas manifestaciones de la ideología neomalthusiana.

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Tesis 10. Las ideologías neomalthusianas como expresión de la igualdad entre crisis del capitalismo y crisis de civilización

Las ideologías neomalthusianas, al ser de ultraderecha y expresar el polo tanático esclavista de la ideología dominante, se presentan como si fueran de izquierda (Veraza 2021c), mientras que intentan imponer su agenda a nivel mundial y aparentan ser herederas del internacionalismo proletario y su afán libertario humanista. Incluso son vistas como herederas del marxismo (Veraza 2021d), opción revolucionaria hasta inicios de los años sesenta del siglo xx, ahora transformada, por ejemplo, en reaccionaria ideología de género, como corriente hegemónica del feminismo actual. Por su parte, la crítica revolucionaria a la contaminación ambiental ha sido transformada en ideología ecologista catastrofista, culpabilizadora de la humanidad, por la huella de carbono que esta deja, mientras los avances médicos y científico-tecnológicos para la salud han sido transformados en ideología transhumanista, antihumana y antibiológica, etcétera. Al tiempo, la rebeldía auténtica de las etnias originarias del planeta en contra de la colonización y el neocolonialismo ha sido crecientemente transformada en ideologías etnicistas proglobalización, esto es, proimperialismo, pero contrarias a las soberanías de los Estados nacionales en los que reproducen su vida, etcétera. Son todas ideologías neomalthusianas que atentan contra la reproducción de la sociedad (Veraza 2021b). Mientras tanto, el cierre de las economías del planeta con la cuarentena por COVID-19 las quiebra, la banca anglosajona se lucra financiando dichas economías como ave “salvadora” y la gente empobrece y muere, menos por COVID-19 que por otras causas, pero las estadísticas exaltadas a toda hora en los medios solo hablan de la cepa x que viene con la siguiente ola de contagios.

Al tiempo, se está produciendo un apuntalamiento de los sectores parasitarios de la economía: especuladores, rentistas, monopolios farmacéuticos, empresas de inteligencia artificial, etcétera, que, junto con los altos funcionarios burocráticos gubernamentales y las dependencias militares y policíacas ‒incluidas las secretas‒ conforman la oligarquía mundial globalista. Esta, no estando en crisis el capitalismo en cuanto tal, obsesiona a la gente con la cantaleta de que la crisis económica es catastrófica y de tal tamaño que arrastra consigo a la crisis de civilización. Todo a fin de implantar en todas las mentes la ecuación falaz: crisis del capitalismo igual a crisis de civilización, con el objetivo de justificar las medidas neomalthusianas despobladoras, incluidas las guerras entre países y las cuarentenas, entendidas como guerras contra toda la población del planeta para justificar las medidas que permitirán a dicha facción capitalista parasitaria salir adelante en la competencia mundial entre capitales. Ciertamente, se encuentra en crisis el patrón de acumulación de capital que viene imponiendo dicha oligarquía desde el 15 de agosto de 1971, cuando Nixon decretó ‒siguiendo el consejo de Milton Friedman y otros monetaristas‒ la pérdida de paridad entre el dólar y el oro instaurada en Bretton Woods (1944), desacople que desencadenó la financiarización de la economía en todo el planeta. Que dicho patrón de acumulación se encuentra en crisis lo demuestran las crisis económicas cíclicas de 1997 en adelante, hasta la última, que estalló en agosto de 2020.4

Sobre la tesis 10. Esta tesis analiza diversas variantes de las ideologías neomalthusianas o versiones de la ideología burguesa en su polo dominante actual. Muestra cómo diversas demandas auténticas de la población en contra de la sociedad burguesa y su dominio, auténticas demandas de izquierda, fueron capturadas por la ideología dominante, que las transformó para ponerlas a su servicio en su designio malthusiano de amenaza de muerte a todos los esclavos. Pero, antes de dicha amenaza, se señala como responsable de la contaminación del planeta al capitalismo o a los esclavos, o a ambos, por lo que deben morir. Con amenazas de este estilo, la ideología dominante moviliza a los esclavos que combaten el calentamiento global mientras se culpan a sí mismos de ser factores del mismo. En vez de combatir procesos particulares de contaminación ambiental provocados por tales o cuales empresas capitalistas, empíricamente constatables, la ideología ecologista catastrofista no solo culpabiliza a la población, sino que apunta a reorientar las economías nacionales para que emitan menos dióxido de carbono. Esto significa prácticamente que, si dichas economías se mueven con carbón, lo hagan con gasolina y petróleo. Así que la ideología ecologista catastrofista beneficia al negocio de las compañías petroleras en detrimento de países que carecen de petróleo y producen electricidad con carbón, etcétera. Un buen negocio que justifica el que se construya la tesis pseudocientífica de que todas las contaminaciones son reductibles a la contaminación por dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, por demás, potente. Ambas tesis no han sido probadas, pero validan la actuación en contra de la huella de carbono, con los efectos favorables antedichos para las ganancias de las empresas petroleras, sin que nada de esto sea visible. Es este un ejemplo de cómo las banderas auténticas de izquierda ‒aquí la crítica a la contaminación‒ pueden ser trastocadas en ideologías que parecen de izquierda, pero benefician a la derecha y, en especial, a los negocios de las petroleras. Un trabajo análogo llevó a cabo la ideología dominante en referencia a otras demandas de izquierda, como pasa con los derechos de las mujeres, a la salud, etcétera. La propia lucha contra el COVID-19 se presentó como lucha en favor de la humanidad, mientras crecía la mortandad entre la población, según voluntad malthusiana de quien diseñó la cuarentena. De tal manera, todos los usos y costumbres de nuestra cultura aparecen sesgados hacia formas de valor de uso nocivo, precisamente en el sentido malthusiano de diezmar la población. Y esto, que es efecto de la aplicación de diversas ideologías neomalthusianas, aparece como si fuera una crisis de civilización y correlato de la crisis del capitalismo. Es decir, se sugiere que pronto va a caer el capitalismo y lo hará más pronto si asumimos como propias dichas ideologías neomalthusianas y militantemente las utilizamos en contra del capitalismo, pues solo eso nos salvaría de la crisis civilizatoria.

Esta tesis denuncia que el patrón de acumulación del sector dominante de la burguesía contemporánea se encuentra en crisis, pero no el capitalismo en cuanto tal, y que este es el motivo por el cual dicho sector ha forjado dichas ideologías neomalthusianas para utilizar a toda la población que crea en ellas, en contra del otro sector capitalista, el nacionalista. Mientras tanto, este conjunto poblacional militante acepta las destrucciones poblacionales incluidas en las ideologías neomalthusianas, en las que creen como tabla de salvación de la crisis civilizatoria. Así, como la propia ideología acerca de la gestión de la cuarentena por COVID-19 constituye una de estas ideologías neomalthusianas, nos obligan a sostener dicha ideología militantemente, unos contra otros, presuntamente para que cada uno preserve su salud. La undécima tesis indica la ecuación del caso y la comenta.

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Tesis 11. Crisis civilizatoria = amenaza de muerte

¡Exacto! La crisis civilizatoria catastrófica es igual a una amenaza de muerte de la corriente globalista capitalista parasitaria contra la humanidad. Es dicha corriente la que transformó la crisis civilizatoria en catastrófica, precisamente al intervenir en la coyuntura mundial haciendo creer dogmáticamente en la ideología de Malthus recargada (reloaded). Pero no se crea que la crisis civilizatoria catastrófica es una falacia, mera ideología y actitud de dicha oligarquía, porque, reflexiónese, se trata de una amenaza de muerte a toda la humanidad, en la medida en que es esclava de dicha oligarquía, así que deben morir muchos para que tal amenaza sea tomada en serio por los sobrevivientes. Esto ya es signo de que la crisis de civilización existe empíricamente de modo catastrófico. Lo que ellos creen lo transforman en realidad para nosotros. Su Dios en el cielo es nuestro Satanás en la tierra. Bueno, ¿y por qué están tan desesperados los miembros de dicha facción oligárquica? No es solo que los intereses financieros y bursátiles se coman las ganancias reales provenientes del plusvalor explotado a los obreros, suma ficticia de intereses que asciende a más de diez veces el plusvalor mundial e incluso que el producto interno bruto (PIB) mundial. Con lo que, por un lado, los financistas se desesperan ante su excesiva expectativa de ganancia constante en dicha proporción, mientras observan que la economía real no crece al ritmo de la fantasía escenificada por el sistema bancario mundial. De otro lado, la lesión a las ganancias reales así operada disminuye forzosa y brutalmente la tasa de ganancia industrial (Veraza 2018). Así que el resultado no puede ser sino la crisis económica de sobreacumulación de capital. Pero, como digo, no se trata solo de este efecto tipo Tántalo infernal, de sed y hambre insaciables e in crescendo conforme se agota el agua del tonel y las viandas. No solo esto, que ya venía sucediendo desde 1997 y por eso reventó la crisis económica signo de la crisis del neoliberalismo, sino algo mucho peor: se trata del acelerado crecimiento de la economía real bajo una forma en la que no produce ni un átomo de valor ni de plusvalor, mientras este nuevo modo de producción incide en la economía capitalista productora de plusvalor y se lo arrebata, pretextando que él, el nuevo modo de producción, también produce plusvalor a raudales, por lo que sus ganancias deben ser extraordinarias.

Con ello me refiero a las empresas de inteligencia artificial, que no son empresas capitalistas, pero pasan por serlo y, así, pueden esquilmar a todas las empresas capitalistas, que les transfieren, vía precios, grandes tajadas del plusvalor que producen (Veraza 2018), mientras el valor del salario obrero también es parcialmente transferido por la misma vía, cada vez que un trabajador compra un celular o paga un servicio de inteligencia artificial, etcétera. La tecnología 4.0 agrícola en la que está invirtiendo Bill Gates, igual que lo hace en grandísimas extensiones de tierra de labranza mínima ‒la tecnología agrícola 4.0‒, es buen ejemplo de esta economía parasitaria que no produce plusvalor, pero que lo recibe de la economía real mediante la tasa media de ganancia. Por tanto, la tasa de ganancia cae brutalmente en la economía capitalista con cada nuevo avance de la inteligencia artificial, aunque su introducción no incida en la esfera industrial (Veraza 2018). Y, claro, en vez de revocar su patrón de acumulación, los oligarcas globalistas prefieren creer en Malthus y “transformarnos” a nosotros con base en Hegel.

Sobre la tesis 11. Después de analizar la ideología dominante y aquella del polo que domina la burguesía contemporánea: la globalista, caracterizándola como ideología neomalthusiana, y habiendo aludido a varias de las versiones de ideologías neomalthusianas, reconociendo la narrativa sobre el COVID-19 como la novísima versión de ideologías neomalthusianas, la anterior tesis pudo establecer la base real de dichas ideologías neomalthusianas: el agotamiento del patrón económico de acumulación de capital propugnado por la corriente dominante de la burguesía: la globalista, así como su negativa a remover dicho patrón. “Primero acabar con la posible oposición de la gente a nuestro patrón de ganancias, aun si es acabando con buena cantidad de esa gente. Malthus es nuestro guía infalible”. Una vez alcanzado este reconocimiento de la realidad, expresada en las ideologías neomalthusianas, la tesis presente logra definir en qué consiste la crisis civilizatoria catastrófica. No es una consecuencia destinal del decurso económico capitalista ni una consecuencia mecánica del funcionamiento global del modo de producción capitalista íntegro, en cuanto modernidad capitalista, digamos. Nada forzoso ni inevitable, de acuerdo con la legalidad de la sociedad burguesa mundial, sino la aplicación práctica del proyecto de una de las facciones de la burguesía mundial: la globalista. Una voluntad equívoca lesiva contra el capital social y la población mundial, pero que tiene la potestad de presentarse como si fuera la fuerza de la realidad misma. Por ejemplo, vía instauración de una pandemia mundial y diseñando una cuarentena como la del COVID-19, con cierre de economías y aterrorizamiento poblacional.

Esta tesis completa a la previa en el reconocimiento de la base real posibilitadora de la reacción equívoca de la corriente globalista capitalista, como para encontrarla al borde del ataque de nervios, a lo Almodóvar. Es decir, como dentro de una Opera Buffa fílmica y, por el poder de la imagen fotográfica, como si fuera real. El caso es que la burguesía en su conjunto ‒y no solo la corriente globalista‒, presa de la emergencia de las ganancias a nivel de la circulación mercantil dineraria, en medio de la competencia entre los múltiples capitales, como dice Marx, ha creído que las empresas de inteligencia artificial son de tipo capitalista. Pero no lo son, ya que no poseen obreros suficientes para explotarles el plusvalor que se embolsan al apropiarse de superganancias a través del mercado. En realidad, esquilman a la clase capitalista mundial en su conjunto haciéndose pasar por un segmento especial de la misma, pero las tajadas de plusvalor que le esquilman a dicha clase ‒más una porción de los salarios que se embolsan por la venta de dispositivos y servicios a la clase trabajadora planetaria‒ son parte de la riqueza social y, por tanto, una objetivación del valor social.

Esta esquilma agudiza la tendencia de la tasa de ganancia a decrecer y desencadena una crisis económica imposible de remontar con la mera elevación de la tasa de explotación, mecanismo normal para salir de las crisis económicas del capitalismo. Esta dificultad solo es contrarrestable con la eliminación de la población sobrante a través de la destrucción de economías ‒como si se tratara de una guerra‒ usando la cuarentena por COVID-19, para luego abrir inversiones nuevas dedicadas a la reconstrucción de dichas economías. La duodécima tesis precisa la naturaleza del neoliberalismo.

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Tesis 12. El empoderamiento de sectores de capital rentistas en el núcleo del neoliberalismo posicionó políticas superexplotadoras de la clase obrera y de esquilma a otros capitalistas

En realidad, el neoliberalismo se configuró como neoabsolutismo, pues a la explotación del plusvalor característica del capitalismo sobreañadió los privilegios para la oligarquía (Veraza 2007b). En efecto, ciertos sectores capitalistas y de empresarios de inteligencia artificial (que ya digo que no son capitalistas) lograron obtener privilegios del Estado ‒como del monarca la aristocracia‒ para enriquecerse forzando “reformas estructurales” que permiten el despojo sin retribución, así como el monopolio que impone precios exorbitantes a las mercancías ante la mirada omisa del Estado. A su vez, permiten la esquilma franca de plusvalor a empresas capitalistas y a parte del salario obrero, por cuenta de empresarios no capitalistas: los de la inteligencia artificial (Veraza 2018). Esto ocurre a cambio de prebendas y participación en los negocios entregadas a los grandes burócratas y políticos incrustados en el Estado, los encargados de otorgar dichos privilegios a tales piratas. Todo protegido por militares, policías y agentes secretos que se sirven de la inteligencia artificial para controlar a cada persona y a todo el planeta.

“Y, sin embargo, se mueve…”. Sí, ¡la gente se mueve! Así que la impronta para el capitalismo es amenazar y despoblar, de preferencia con la aquiescencia de la gente (Veraza 2021b). Así que las ideologías neomalthusianas deben parecer de izquierda y propugnar el bien y la libertad de las personas, y la cuarentena se declara por el bien de la salud de todos; en fin, provida. La crisis civilizatoria catastrófica involucra, gracias a esta vuelta de tuerca maquiavélica o jesuítica, si se quiere, pues la apariencia es opuesta a la esencia, con vistas a engatusar. Por eso la crisis civilizatoria catastrófica incluye una crisis estructural totalitaria de la cultura (Veraza 2021d ).

Sobre la tesis 12. Esta tesis ubica lo dicho por la anterior en el contexto del neoliberalismo y lo define como neoabsolutismo, pues es esta transformación del capitalismo la que posibilitó a la inteligencia artificial obtener superganancias sin producir plusvalor. Y, una vez que queda descrita la base material capitalista posibilitadora de la crisis civilizatoria catastrófica, la tesis anuncia el objeto de la siguiente tesis.

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Tesis 13. La crisis estructural totalitaria de la cultura es una expresión ideal de la crisis civilizatoria catastrófica

Hasta aquí le hemos seguido la pista al polo dominante neomalthusiano, esclavista, proglobalista y parasitario de la clase dominante capitalista contemporánea. Ahora incluiremos en nuestra reflexión a la facción nacionalista de dicha clase, confrontada con el polo globalista. Corriente esta última que es profundamente antimarxista, con diversas ideologías neomalthusianas que se orientan a la tergiversación del marxismo, a la manera en que ya lo hicieran Stalin y el stalinismo, solo que en un nivel inmediatamente inferior de la espiral de la historia de subsunción real del pensamiento de Karl Marx bajo la ideología burguesa, que se viene llevando a cabo en el curso del desarrollo histórico capitalista.

La facción nacionalista ve a la globalista como de izquierda y como marxista y procede a autoaterrorizarse con el “fantasma de Stalin” (Sartre 1958; Colettti 1977), igualado con Karl Marx, como para, por terror, darse valor y justificar cualquier acción violenta contra la facción globalista repelentemente “socialista”. La narrativa de The Epoch Times (2022), al respecto, sobre todo en sus diez o doce programas especiales sobre el espectro comunista, es ilustrativa de lo que digo. Toda la gente de bien ‒no solo la facción oligárquica nacionalista‒ debe aterrorizarse y enfurecerse ante las hordas marxistas globalistas del movimiento Black Lives Matter, como ante la ideología de género, las tecnologías verdes, el socialista Biden y la marxistoide Kamala Harris, etcétera. Tal es la narrativa.

Así que los capitales de tipo 1 (k1 globalista), para apoyar su lucha contra los capitales del tipo 2 (k2 nacionalista), promueven ideologías ad hoc como modo de atraer a la gente oprimida y explotada de diversas maneras, prometiéndole libertad y bienestar, en una alianza que los opone a los capitalistas nacionalistas. Y estos capitalistas nacionalistas convocan a millones de personas aterrorizándolas con el fantasma de Stalin, igualado con Karl Marx, y a ambos con los efectos neomalthusianos despobladores de las ideologías neomalthusianas aludidas. En medio del choque de las facciones de la clase capitalista mundial queda el pensamiento de Karl Marx igualado falazmente con marxismo y este queda igualado, aún más falazmente, con las ideologías neomalthusianas aludidas. Y entre ambos bloques capitalistas trituran dicho pensamiento, previo falseamiento integral del mismo. La psicología de masas y la cultura entera del planeta se retuerce totalitariamente mientras el fascismo negro, el pseudorojo y el de colores, etcétera (Veraza 2021e), se van conformando como variopinta generalización del fascismo, prevista y advertida por Wilhelm Reich en su Psicología de masas del fascismo (1933-1944) (1972), obra imprescindible en los días que corren.

Sobre la tesis 13. Tanto la corriente globalista como la nacionalista de la burguesía mundial son antimarxistas, pero lo son de manera opuesta y complementaria. Así lo postula esta tesis y muestra cómo se complementan. La globalista tergiversa a Marx, pero pretende pasar por marxista en la narrativa de sus ideologías neomalthusianas. También Stalin tergiversó a Marx, pretendiendo hacerse pasar por su seguidor. Equívoco que viene a cuento, porque la corriente nacionalista critica a la globalista por ser marxista, asimilando marxismo con estalinismo. Es decir, con una de las formas de negar a Marx haciéndose pasar por él. El resultado es que la ideología burguesa, así polarizada, es eficaz en su propósito de triturar a Marx. Lo que implica que debemos esforzarnos en establecer lo específico de Marx, y no solo para zafarlo de dicha trituración, sino para poder combatir eficazmente tanto a las ideologías neomalthusianas de la corriente globalista de la burguesía como a la corriente nacionalista reaccionaria, la cual, de entrada, no es neomalthusiana, pero, según conveniencia, asume posturas filiales de esta ideología, la cual genera diversas formas de fascismo y de psicología social correlativa, para así hacerse aceptar por la gente. Eso significa que el reconocimiento de la especificidad de Marx es condición actual de la lucha de la humanidad por su salvación, contra el neomalthusianismo de la burguesía, en sus dos versiones, el cual genera diversas formas de fascismo, de psicología de masas fascista, para así hacerse aceptar por la gente.

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Tesis 14. Los globalistas y los imperialistas se complementan en la impronta de profundizar la explotación de la población mundial.

Rockefeller y Kissinger, gestores e ideólogos miliares de la facción globalista, enarbolan un imposible: la implantación del Gobierno Mundial (Veraza 2018) neomalthusiano, rector de un “aureolar” Nuevo Orden Mundial, esto es, aureolar o ilusorio, como lo son las aureolas de los santos en la estética teológica cristiana o hindú. Nuevo Orden Mundial aureolar lo denominan atinadamente los seguidores del materialismo filosófico de Gustavo Bueno (Fundación Gustavo Bueno 2020), aunque posee realmente órganos de gobernanza mundial, como la Organización Mundial de la Salud, que impuso una cuarentena planetaria como medida definitiva para frenar la pandemia del COVID-19, medida que confronta a la otra facción capitalista mundial, arraigada en el capital industrial y en los territorios nacionales soberanos en los que este se ve forzado a llevar a cabo sus procesos productivos. De ahí que sea una facción soberanista (Jalife 2019). Consecuentemente, esta corriente es contraria a las ideologías neomalthusianas globalistas antisoberanistas, como las ideologías del Nuevo Orden Mundial, como las ideologías etnicistas o como la ideología ecologista catastrofista, y se opone a las ideologías neomalthusianas antifamiliares y antisolidarias, como la ideología de género, etcétera, de manera que, en términos generales, es antimalthusiana.

Sin embargo, esta misma corriente nacionalista se muestra malthusiana y coincidente con la globalista, a la hora de enarbolar políticas imperialistas injerencistas contra Estados nacionales soberanos. El ejemplo más reciente está en curso: es el cubano, donde el gobierno de Estados Unidos, con un presidente y vicepresidente proglobalismo, emanados del Partido Demócrata mayoritariamente globalista, etcétera, son cómplices del ataque mediático contra Cuba y de promover manifestaciones y revueltas populares contra el actual régimen económico y político de la isla. Pero el soberanista Trump (2016-2020) apoyaba militantemente dichas actuaciones, como si fueran genuinas, mientras el alcalde republicano y trumpiano de Florida llamaba a que Estados Unidos interviniera en la isla. Todo en el contexto del bloqueo económico instaurado por Estados Unidos contra el pueblo cubano desde hace décadas, recrudecido por la patriótica administración Trump, hasta semanas antes de dejar la presidencia, con miras a desestabilizar al Estado cubano. De manera que la crisis económica cubana ocasionada por el bloqueo se vio recrudecida por las condiciones impuestas por la cuarentena por COVID-19. Situación dual combinada que se utiliza para generar descontento y promover la intervención militar en territorio cubano contra sus habitantes, maquiavélicamente presentada como petición de intervención humanitaria sanitaria. No es el caso de todos los integrantes de la corriente nacionalista, pero sí de la trumpiana, la más poderosa con mucho, que se resiste a dejar de ser imperialista y, entonces, se determina a ejercer el malthusianismo selectivamente, de acuerdo con los intereses del Estado estadounidense.

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Sobre la tesis 14. En esta tesis se vincula el Gobierno Mundial y el Nuevo Orden Mundial con la corriente globalista neomalthusiana, con la correlativa imposición neomalthusiana de la cuarentena por COVID-19, y se señalan ejemplos en los que la corriente nacionalista anti Gobierno Mundial y anti Nuevo Orden Mundial presenta un comportamiento imperialista y neomalthusiano o malthusiano sin más. Con lo que se demuestra, más allá de las reconocidas diferencias, entre otras a reconocer, la solidaridad de ambas corrientes de la burguesía mundial contra la humanidad y contra el marxismo. Evidentemente, la izquierda y la derecha se confunden en esta dinámica de opuestos (globalistas/nacionalistas), que terminan complementándose en una tarea común de explotación de la sociedad y de amenaza de muerte mediante muerte, es decir, mediante la aplicación de diversos dispositivos neomalthusianos, sea como las ideologías neomalthusianas de la corriente globalista o como las aserciones neomalthusianas o malthusianas del imperialismo belicista de las naciones desarrolladas. Ya estamos listos para nuestra última tesis, la decimoquinta, que describe resumidamente el panorama completo.

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Tesis 15. La crisis estructural totalitaria de la cultura tiene por esencia ser despoblacionista

La crisis civilizatoria catastrófica se acompaña de una crisis estructural totalitaria de la cultura en la que todos los referentes políticos (izquierda/derecha) se trastocan, así como los valores éticos, y se tuerce el principio de placer entero según la antinomia falaz, inventada por Freud, Eros/Tánatos, enfatizada en detalle en favor de Tánatos. El dictum neomalthusiano despoblacionista se acompaña del trituramiento del pensamiento de Marx, de suerte que no importa qué facción de la burguesía triunfe ‒si la globalista o la nacionalista‒, pues entre ambas forjan una crisis civilizatoria catastrófica en contra de la humanidad, mientras el trituramiento a polvo del pensamiento de Karl Marx se lleva a cabo desde ya. Este trituramiento es ingrediente fundamental tanto de la crisis estructural totalitaria de la cultura como de la crisis civilizatoria catastrófica. Porque, del lado de la primera, destruye el discurso racional sobre el desarrollo capitalista y de la humanidad (es decir, de un lado, la crítica de la economía política y, de otro lado, el materialismo histórico). Mientras, del lado de la crisis civilizatoria catastrófica, se deshace ‒con la destrucción de las condiciones históricas contemporáneas de supervivencia‒ el pronóstico científico racional para el nacimiento de una nueva civilización poscapitalista (Marx 2000 [1875]) y pos “prehistoria de la humanidad” (Marx 1978 [1859]), o más allá de las condiciones de escasez natural, que han sido el marco en el que se ha desarrollado la humanidad hasta hoy (Sartre 1995 [1960]).

En la contradicción secundaria capital/capital o (K1→ ←K2), la burguesía planetaria juega la contradicción principal capital/trabajo o (K→ ←T), en vista de someter, mediante amenaza de muerte, a todos los trabajadores del planeta, y diezmándolos5, para que sus sobrevivientes ‒mujeres y hombres‒ cumplan con el trabajo sin chistar, y para siempre, como diría en secreto al oído el pensamiento milenarista de una clase social que cuenta apenas con 271 años de vida desde que se volvió clase capitalista industrial (1750-2021). Según vemos, la ideología dominante es radicalmente antimarxista, y lo es de modo funcionalmente diverso, en sus dos facciones actuales, polarmente opuestas y complementarias (Veraza 2021d ).

Para miles de personas, los experimentos médicos del Dr. Mengele no fueron opcionales. Hasta hace unos días, la OMS ofrecía la alternativa malthusiana de morir de COVID-19 o de la vacunación contra la infección (Davis 2020).

Habiendo ido, en lo que antecede, de Hegel a Malthus, ahora vayamos de este a la radical nihilización del sujeto propugnada metódicamente por Michel Foucault (Merquior 2006 [1985]), articulada sobre todo con apariencia de crítica a la sociedad burguesa: un dictum despoblacionista incisivo, aparentando epistemología de palabras y cosas (Foucault 1982 [1966]); un “arqueólogo” y archivista que, cuchillo en mano, asesina sujetos (Foucault 1997 [1969]). La CIA lo vio y quedó prendada de él, en idílico amor a primera vista, por sus habilidades antimarxistas y antisujeto, indiferencia y estoicismo very cool de por medio. De suerte que, para transformar el discurso de Foucault en práctica ‒él mismo gustoso de definir totalitariamente el “discurso como práctica” (Foucault 1997)‒ y para mundianizar efectivamente el discurso de la eliminación estructural de los sujetos a favor de la oligarquía neomalthusiana globalista, vino en auxilio de la CIA el Instituto Tavistock, que no solo es el principal difusor de la obra de Foucault en la anglosfera,6 sino el diseñador de las variadas ideologías neomalthusianas con base en el patrón foucaultiano (Veraza 2021d). Así que no solo héroes de diseño, también ideologías neomalthusianas de diseño y realidades neomalthusianas de diseño, como la cuarentena por COVID-19 o el bloqueo económico a Cuba, a Venezuela, a Irán, a Rusia o a China, etcétera.

En fin, en vista de realizarse la subsunción formal totalitaria del mundo por la relación clasista global imperial, esta se sirve de la subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital, recargada con inteligencia artificial, para controlar a la población. Tal es el Gestell (dispositivo) totalitario (Veraza 2008) de la subsunción real del consumo bajo el capital, metabolizado falazmente en clave Malthus por la episteme de la oligarquía globalista neomalthusiana, irresponsable coautora de dicho Gestell, así que lo transforma en crisis civilizatoria catastrófica. El planeta entero sufre/sufrimos la indigestión del sector malthusiano de la burguesía mundial devenida en burguesía antihistórica.

Sobre la tesis 15. Nuestra última tesis inicia sintetizando lo que tenemos ante nosotros: una crisis civilizatoria catastrófica que se despliega en el marco de una crisis estructural totalitaria de la cultura, con rasgos de tipo político ideológico (confusión entre izquierda y derecha, para desmantelar así todo posible frente de izquierda auténtica contra el capitalismo) y psicológico (confusión entre Eros y Tánatos para manipular, a favor del dominio de clase ‒injusto por esencia‒, toda representación social, opinión y actitud). El resultado es el montaje neomalthusiano integralmente tergiversador del pensamiento de Marx.

La tesis pasa a explicar que la dialéctica de las dos relaciones sociales constitutivas de lo que es el modo de producción burgués (la relación K-K y la relación K-T, bajo dominio de la primera) constituye el sustrato posibilitador de la polarización de la burguesía en globalista (K1) y nacionalista (K2), encaminada a profundizar la explotación y control político e ideológico de la clase explotada y a minar sus posibilidades de conciencia revolucionaria ‒que expresa, por antonomasia, el pensamiento de Marx‒. Es en medio de tal dialéctica negativa, por estar encaminada a negar el aspecto positivo productivo y liberador de la relación, donde ocurre la cuarentena por COVID-19, que se perfecciona con la creación de la vacuna respectiva, como instrumento forzado por razones de salud y protección sociales para enfermar a la población e incluso diezmarla. Forzamiento de aspecto democrático emanado como recomendación supranacional de la OMS, pero que es, más allá de su apariencia, incontestable, como lo eran los experimentos nazis de Mengele para sus víctimas cautivas. Este modo de presencia forzada revela el secreto de la esencia totalitaria despoblacionista de la cuarentena por COVID-19. La forma es fondo.

Con lo dicho ha quedado descrita la situación mundial de dominación capitalista contemporánea: se trata de un Gestell totalitario de subsunción real del consumo bajo el capital, en una de cuyas sáuricas evoluciones ha instaurado una crisis civilizatoria catastrófica como escenario hegeliano-malthusiano de amenaza de muerte mediante muerte en contra de los esclavos. Y ahora, una vez establecidas las características particulares de tal escenario, es posible reconocer el discurso de Michell Foucault como discurso elegido, dadas sus peculiares características argumentativas, coincidentes con las del propósito neomalthusiano hegeliano. Sí, discurso elegido como patrón para conformar el diseño de las diversas ideologías neomalthusianas, dado su carácter antimarxista, pero de pretensión libertaria. Existe evidencia de que la CIA reconoció tales virtudes en Foucault y de que el Instituto Tavistock de Londres lo promovió (Meléndez 2017).

Ahora bien, la primera apariencia con la que nos topamos en medio de la crisis civilizatoria catastrófica son precisamente las ideologías neomalthusianas, aparentemente izquierdistas y aun marxistas, pero realmente antimarxistas y de vocación ultraderechista, que se proponen para salvarnos de la crisis cultural del capitalismo machista, racista, antiecológico y depauperador, etcétera. Ahora vemos que detrás de ellas y de esta apariencia está el discurso de Foucault. Y vemos que detrás de este están las necesidades de una estructura de dominio mundial contradictoria que, en uno de sus polos, el dominante, ha visto agotadas sus posibilidades de acumulación de capital, mientras el otro polo la incita a transformarse, lance que pone en peligro el que siga detentando el dominio. Así que en vez de arriesgarse a ganar más o perderlo todo en favor de la corriente nacionalista industrializadora, la corriente financista y de inteligencia artificial se lanza contra la población mundial amenazándola de muerte con la cuarentena por COVID-19 y su vacuna mundial, amparada en las ideologías neomalthusianas que, parte por parte, ya venían y prosiguen trabajando a todo el cuerpo social planetario a favor de diseños despoblacionales neomalthusianos encubiertos en estas mismas ideologías. He aquí la magna puesta en escena global de la Gorgona, con todas sus singulares serpientes moviéndose en su horripilante testa, tal como las ideologías neomalthusianas. Es lo que tenemos ante nosotros como crisis civilizatoria catastrófica.

***

Jorge Veraza Urtuzuástegui es Licenciado en Economía y Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es profesor-investigador en la UAM-Iztapalapa en el Departamento de Sociología. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1999. Ganador del Premio Libertador al Pensamiento Crítico Simón Bolívar en 2012. Sus libros acuñan conceptos como subsunción real del consumo bajo el capital, simulacro epocal, acumulación originaria residual terminal, medida geopolítica de capital y comunidad doméstica capitalista, entre otros que desarrollan la crítica de la economía política.

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NOTAS:

1 Veraza Urtuzuástegui, Jorge. 2023. “Crisis civilizatoria sin crisis del capitalismo y COVID-19”. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 32 (2): 262-279. https://doi.org/10.15446/rcdg.v32n2.103993

2. Para el concepto de “crisis general del capitalismo”, véase Lenin (2002). Heredado de Lenin, reencontramos este concepto en los teóricos del capitalismo monopolista de Estado. Generalizó su uso Paul Boccara (1970); véase especialmente Aguilar (1979) en Crisis general del capitalismo.

3 Patencia: cualidad o condición de lo que es patente o manifiesto

4 Durante el proceso de publicación de este artículo, en marzo de 2023 ya aparecían los síntomas de una nueva crisis bancaria surgida de las medidas para contener la inflación causada por la guerra por delegación (proxi war) en Ucrania, con quiebras de bancos de inversión de riesgo, en EE.UU. y Europa.

5. Y mientras para miles de personas los experimentos médicos del Dr. Mengele no fueron opcionales, hasta hace unos días la oms ofrecía la alternativa malthusiana de morir de COVID-19 o a causa de la vacunación contra la infección (Davis 2020).

6. Tavistock Publications.

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