Crecen las preocupaciones por el despido de la comisionada del BLS

 

El presidente de EE.UU., Donald Trump, y Erika L. McEntarfer, excomisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) [Photo by AP Photo/Alex Brandon,Public Domain/US DOL]

Una ola de preocupación se extiende por los círculos financieros, gubernamentales, académicos y mediáticos ante la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de despedir el pasado viernes a Erika McEntarfer, la comisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés), tras la publicación de un informe sobre empleo que muestra un debilitamiento del mercado laboral en EE.UU.

En una maniobra que forma parte de su impulso hacia el establecimiento de una dictadura presidencial, Trump justificó el despido con afirmaciones falsas de que las cifras habían sido “manipuladas” para perjudicarlo a él y a los republicanos.

Si bien la comisionada del BLS es nombrada por el presidente, no se trata de un cargo partidista, como el de un miembro del gabinete. Su labor consiste en producir datos precisos sobre la economía estadounidense, incluyendo el mercado laboral y la inflación.

McEntarfer estaba altamente calificada para dicha tarea, con más de 20 años de experiencia en organismos estadísticos clave.

Aunque ha habido problemas en los datos del BLS, con revisiones a veces significativas, estos no se deben a una supuesta “manipulación” por parte del organismo. Las dificultades se derivan de recortes presupuestarios. Se estima que, en términos reales, su financiación fue un 18 por ciento menor en el año fiscal 2024 que en 2009, y que el organismo enfrentará un recorte presupuestario del 8 por ciento el próximo año.

“No es que el BLS esté manipulando las cifras; es que el BLS está siendo manipulado”, dijo el execonomista senior del BLS David Hiles al Financial Times .

Trump ha declarado que anunciará un nuevo comisionado en los próximos días, y su director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett, dejó en claro en el programa “Meet the Press” de NBC el domingo qué criterio prevalecerá en el nombramiento. El presidente, indicó, “quiere a su propia gente ahí”.

La preocupación tanto en EE.UU. como a nivel internacional radica en que las estadísticas provenientes de EE.UU., sobre las cuales se basan decisiones financieras por billones de dólares, podrían volverse completamente poco fiables.

La Asociación Estadounidense de Economía (AEA, por sus siglas en inglés), la principal organización académica económica, emitió una declaración el mismo día del despido expresando su “profunda preocupación” por la acción de Trump.

“La independencia de las agencias estadísticas federales es esencial para el funcionamiento apropiado de una economía moderna. Estadísticas precisas, oportunas e imparciales son la base sobre la cual los hogares, las empresas y los responsables políticos toman decisiones críticas. Socavar la independencia o credibilidad de estas agencias amenaza la integridad de la información de la que dependen cada día los mercados, las instituciones y el público”.

Uno de los temas que Trump destacó en su publicación en redes sociales al anunciar el despido de lo que llamó “la designación política de Biden” fue la significativa revisión a la baja, de un total de 285.000 empleos, en las cifras de creación de empleo en mayo y junio, lo cual desmintió las afirmaciones de Trump de que está generando una economía “boyante”.

La AEA señaló que medir la economía estadounidense en tiempo real es “inherentemente desafiante” y que es “una práctica estándar” revisar las estimaciones a medida que se dispone de datos más completos y de mayor calidad, lo que refleja un compromiso con la transparencia y la precisión, “no un fracaso o sesgo”.

Dado el papel fundamental del sistema financiero estadounidense en la economía global, el despido ha generado inquietud internacional, agravando la incertidumbre ya generada por la guerra comercial emprendida por Trump, en la que gobiernos, bancos centrales y otras instituciones importantes se ven obligadas a seguir sus publicaciones en redes sociales para anticipar dónde será el próximo ataque.

Hablando en Washington poco después del anuncio de la decisión de Trump, el ministro de Finanzas alemán, Lars Klingbeil, criticó el despido y dijo que las democracias deberían “mantener la independencia y solidez de las instituciones”.

Tal vez el ministro no se dio cuenta, o si lo hizo, no quiso decirlo públicamente, pero la agenda de Trump es desmantelar las instituciones de la democracia burguesa y establecer un régimen personalista.

Lo más cerca que estuvo de señalarlo fue cuando dijo que el “camino político” indicado por la decisión del BLS era “erróneo” y que “creo que es correcto que las instituciones independientes sigan siéndolo y que la política no interfiera”.

La decisión sobre el BLS solo incrementa la confusión en Europa sobre cuál podría ser el próximo paso del gobierno de Trump, después de que la Unión Europea fuera obligada a aceptar un supuesto acuerdo comercial en el que EE.UU. no dio nada, tras la amenaza de Trump de imponer un aumento arancelario devastador del 30 por ciento.

Como reportó el Financial Times esta semana: “En Bruselas y en toda la UE, el alivio inicial ante la posibilidad de evitar aranceles aún más punitivos… ha sido reemplazado por el resentimiento y la confusión. La Comisión Europea aún busca claridad sobre el futuro de las importaciones de acero y las exenciones para el sector farmacéutico de la UE”.

En un editorial, el periódico describió la decisión de Trump en relación con el BLS como un “escalofriante ataque contra los datos económicos”.

Señaló que el BLS produce informes sobre el mercado laboral y la inflación que “sustentan la valorización de activos por billones de dólares a nivel global”.

Advirtió que “la medida drástica crea una cultura de miedo en torno a la producción de estadísticas económicas nacionales. Esto da a los inversores, empresas y a la Reserva Federal razones para dudar si el temor a una represalia presidencial pudiera influir en próximas publicaciones de datos, no solo del BLS, sino también de otros organismos públicos, como la Oficina de Análisis Económico, que produce datos del PIB”.

Diversos representantes del capital financiero señalaron, en comentarios al FT, el impacto de la decisión sobre el BLS en la estabilidad de los mercados financieros internacionales basados en el dólar.

“La confianza en las instituciones es la razón por la cual EE.UU. ha sido destino de inversión extranjera. Uno de esos pilares son las agencias estadísticas del país”, dijo Michael Feroli, economista jefe para EE.UU. de JP Morgan.

En una nota para sus clientes, el banco señaló las implicaciones de gran alcance del despido de McEntarfer, afirmando que “plantea riesgos para la conducción de la política monetaria, la estabilidad financiera y las perspectivas económicas”.

Marieke Blom, economista jefe del grupo financiero neerlandés ING, dijo que el despido fue “otra forma de erosionar paso a paso la fortaleza institucional de EE.UU.”

Dicha fortaleza ya ha sido socavada por la guerra arancelaria contra el resto del mundo, las constantes denuncias contra el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y las amenazas de destituirlo por no bajar las tasas de interés. Incluso si Powell completa su mandato en mayo próximo, el daño ya está hecho, puesto que su reemplazo será percibido como una designación política de Trump.

Ralph Schlosstein, presidente emérito del banco de inversiones Evercore, con sede en Nueva York, dijo que la precisión e integridad de los datos económicos de EE.UU. son “fundamentales para asegurar que la política monetaria y fiscal responda adecuadamente a lo que realmente ocurre en la economía real”.

Afirmó que “cualquier intento de politizar esos datos debilitará la confianza tanto en las estadísticas económicas publicadas como en la elaboración de políticas monetarias y fiscales en EE.UU.”

(Artículo originalmente publicado en inglés el 6 de agosto de 2025)

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