08/07/25

Otro año más, la Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla se nos presenta como un escenario de profunda vergüenza. Y esta vez, el golpe es aún más doloroso ya que Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, se va a pintar la cara de negro para hacer de Rey Baltasar. Esto es un puñetazo en la cara de la comunidad negra, una muestra de una insensibilidad que duele y, sinceramente, una irresponsabilidad tremenda por parte de alguien con su poder.
Hay que decirlo alto y claro, sin rodeos: el blackface NO es folclore, es racismo. No es una tradición inocente ni un detalle sin importancia. Pintarse la cara de negro, siendo blanco, para representar a una persona negra, tiene raíces históricas que apestan a burla, a caricatura y a deshumanización de las personas afrodescendientes. Viene directamente de comedias que se representaban en este país, donde el negro era un personaje estúpido y mezquino. Se reían de nosotros y reforzaban la idea de que los blancos eran superiores. Que en pleno 2025, una autoridad política elija desempolvar esta práctica es, simplemente, incomprensible e intolerable.
Y lo más grave de todo es que aquí no hay excusa de ignorancia. Esto es una decisión calculada, institucional, con el visto bueno del poder político, económico y cultural de Sevilla y, al sumar a Juanma Moreno, con la complicidad callada de la Junta de Andalucía. ¿De verdad me van a decir que en toda Andalucía, una tierra rica en culturas y personas, no hay ni una sola persona negra a la que se le pueda invitar a representar al Rey Baltasar con dignidad y autenticidad? Esa pregunta es pura retórica, porque la respuesta es un «por supuesto que sí». La ausencia de personas negras en roles así de importantes en eventos tan señalados ya es un mensaje por sí sola.
Solo hay que mirar cómo se perfila la foto del cartel donde se anuncia este disprate: una fila de caras blancas, empresarios, políticos y gente importante. Ni una sola persona negra en una comitiva que debería ser un espejo de la diversidad de Andalucía. Esto no es «tradición»; es, llanamente, exclusión. Es el no rotundo a que una celebración se ponga al día para ser de verdad inclusiva. Es decirle a nuestros niños y niñas negros que su presencia solo vale si te interpreta un blanco con la cara pintada. Tu identidad es algo que se puede robar y convertir en un disfraz hasta el ridículo.
Desde Afrofeminas, no nos vamos a callar. No vamos a tragar con esto. El blackface es violencia contra nuestro espíritu, es una lección de racismo que enseña a los más jóvenes que la identidad negra se puede parodiar y robar por cualquiera. Que esto lo lidere el presidente de la Junta de Andalucía convierte este insulto en un acto oficial de desprecio hacia las personas negras de este país, y de Andalucía en concreto. Demuestra una falta de respeto que duele, una ceguera voluntaria ante el dolor que esta práctica ha causado y sigue causando.
Ya es hora de exigir que rindan cuentas. Es hora de acabar con el blackface en las cabalgatas y de abrir de verdad las puertas a una representación negra, digna y que nos respete. Si tú también sientes que ya basta, comparte esto, comenta, denuncia. Lo que no se nombra, sigue existiendo. Y no vamos a permitir que esta vergüenza institucional siga adelante.