Fuente:https://arrezafe.blogspot.com/2024/04/como-hierven-la-rana-los-iranies-lenta.html The Cradle.co – 03/04/2024 Traducción del inglés: Arrezafe 08/04/24
La aparente moderación de Irán ante la agresión israelí no debe confundirse con debilidad. Teherán aplica constantemente presión sobre Tel Aviv a través de sus propios métodos, preparando cuidadosamente el escenario para el desmoronamiento de Israel.
En la guerra asimétrica la estrategia se expresa mediante la teoría de la «rana hervida»:
Según la metafórica fábula, una rana colocada en una olla poco profunda con agua calentada a fuego lento permanecerá feliz mientras la temperatura continúa subiendo, no saltará, incluso cuando el agua, lentamente, alcance un punto de ebullición mortal. El incremento de la temperatura es tan gradual que la rana no se percata de que la están hirviendo… hasta que es demasiado tarde.
Si bien se trata tan sólo de una alegoría –una apropiada fábula destinada a transmitir una significativa lección–, militares y geopolíticos la invocan con frecuencia para describir un «juego a largo plazo» destinado a alcanzar objetivos estratégicos.
Hoy, son Irán y sus aliados regionales quienes están empleando un enfoque mesurado consistente en aumentar la temperatura en Asia occidental hasta que el agua hierva y mate a ambas «ranas» estadounidense e israelí. La estrategia, la disciplina y una peculiar paciencia –antítesis del cortoplacismo occidental– traerán la victoria a Irán. Citando a los talibanes: «Los estadounidenses tienen relojes, pero nosotros tenemos el tiempo».
Ahora, el tiempo está del lado del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) y sus aliados regionales. Dos ejemplos conectados muestran cómo el CGRI está calibrando la temperatura cual científicos en un laboratorio.
La rana yanqui
Tras la operación Al-Aqsa Flood de la resistencia palestina, liderada por Hamas el 7 de octubre del año pasado, el presidente estadounidense Joe Biden desplegó recursos de la Armada estadounidense en el Golfo Pérsico y el Mar Mediterráneo para «defender» a Israel.
El 26 de noviembre, el portaaviones USS Eisenhower y sus escoltas navegaron por el Estrecho de Ormuz fondeando en el Golfo Pérsico frente a las costas de Arabia Saudita. Las fuerzas navales de Yemen junto con Ansarallah, atacaron inicialmente a barcos israelíes y al puerto de Eilat mediante sus primeros disparos el 19 de octubre. Pero el 29 de noviembre, sus ataques se intensificaron hasta incluir a buques con destino u origen en Eilat, independientemente de su bandera o propietario.
Este patrón culminó con el anuncio por parte del Pentágono de la «Operación Guardián de la Prosperidad» el 18 de diciembre, destinada a salvaguardar los intereses económicos de Israel a expensas del personal militar estadounidense. Posteriormente, el Eisenhower y sus escoltas navales se trasladaron del Golfo Pérsico al Mar Rojo y al Golfo de Adén, supuestamente para «defender» al Estado ocupante.
En cambio, la ubicación de los buques de la Armada estadounidense en el Mar Rojo y el Golfo de Adén los ha expuesto a posibles ataques desde Irán o mediante armamento suministrado por Irán, incluidos misiles de crucero, misiles balísticos y drones.
A pesar de los esfuerzos de la Armada (USN) y de la Fuerza Aérea (USAF) estadounidenses, Ansarallah sigue invicto. Los anteriores ataques aéreos angloamericanos contra Yemen han demostrado ser ineficaces, mientras que el ritmo actual y el alcance cada vez mayor de las operaciones yemeníes están agotando los recursos navales y debilitando la moral.
A diferencia de los ‘cañones de Hollywood’, los buques de la Armada estadounidense no disponen de misiles interceptores ilimitados ni estos pueden recargarse en el mar. En cuanto a la moral del personal estadounidense, se romperá a largo plazo, sobre todo porque muchos, si no la mayoría, de los marineros e infantes de marina simplemente no están interesados en luchar por Israel.
El mes pasado, el capitán Chris Hill, comandante del USS Eisenhower, manifestó: «El personal necesita descanso, necesita volver a casa».
Mientras marineros, infantes de marina y aviadores se ansían esquivando a diario los drones y misiles de Ansarallah, la ‘Rana Yanqui’ rema alegremente en su jacuzzi de Washington, creyendo que el ‘poder’ de la USN derrotará a los molestos ‘Houthis’.
Podría decirse que se trató de una medida bien calibrada apoyada por Irán que logró dos objetivos: primero, sacó al grupo de batalla de portaaviones del Golfo Pérsico y, segundo, arrastró a Estados Unidos hacia una trampa cada vez mayor. La Rana Yanqui se encuentra en la olla caliente del Mar Rojo/Golfo de Adén. No puede ganar.
Saltará de la olla humillada y huirá, arruinando aún más la credibilidad de sus fuerzas armadas tras su humillante debacle de 2021 en Afganistán, o permanecerá en la olla y morirá hervida, con la pérdida de barcos y vidas.
En cualquier caso, Irán gana. En concordancia, una derrota de Estados Unidos por parte de Irán será bienvenida por China, Rusia y decenas de estados adversarios de Estados Unidos, particularmente en todo el sur global. Como señaló un astuto usuario de Twitter/X, Armchair Warrior (que describe las probables respuestas de Rusia a las provocaciones ucranianas), con sus acciones, Irán ha demostrado «control reflexivo» sobre las acciones de Washington. Con ello quiere decir: «Si cada acción militar que emprendas obtiene una reacción simétrica, entonces podrás controlar la naturaleza, el lugar y el ritmo del conflicto en tu propio beneficio». Esto, precisamente, es lo que el CGRI está haciendo de manera inteligente.
La rana israelí
Mientras tanto, la pequeña ‘Rana Israelí’, somnolienta e inmersa en agua tibia, sueña con su ‘nuevo Israel’: el Israel que creará una vez que haya limpiado étnicamente Gaza. Tiene planes de desarrollo para Gaza, como erigir condominios de lujo a lo largo de la playa y construir conjuntos de viviendas para nuevos colonos.
Los arquitectos ya están elaborando los planos. El yerno del ex presidente y actual contendiente republicano Donald Trump, Jared Kushner, un netanyahuista y benefactor del Partido Likud, está midiendo las cortinas para su condominio frente al mar en Gaza.
Sin embargo, el ejército israelí no ha derrotado a Hamas, que continúa infligiendo daños significativos al equipo militar y a la soldadesca israelí. Según una estimación, Hamás sólo ha sufrido la pérdida de entre un 15 y un 20 por ciento de su potencial. El ejército de ocupación depende totalmente de Estados Unidos y sus estados vasallos europeos para obtener armamento, ya que su capacidad de producción interna es limitada.
Se estima que unos 500.000 colonos han regresado a sus países de origen y la mayoría de ellos no regresarán. Desde el 7 de octubre, el servicio militar obligatorio ya no es requisito que ofrezca seguridad, pero sí un inconveniente de tres años, y los padres temen por sus hijas e hijos.
El latente movimiento de rechazo que surgió de la invasión israelí del Líbano en 1982 ha vuelto a despertar. Los reclutas se niegan a servir y, como resultado, son encarcelados. La exención del servicio militar obligatorio expiró para los judíos ultraortodoxos el 1 de abril y estos amenazan seriamente con huir de Israel, cuya supervivencia depende de que los judíos se trasladen allí.
La retirada de los representantes de los judíos ultraortodoxos de la coalición presidida por Benjamín Netanyahu podría significar la caída de su gobierno extremista. Las tensiones internas de la sociedad israelí están aumentando, alimentadas por presiones socioeconómicas y la frustración ante el manejo de la guerra por parte del gobierno.
La economía israelí está en ruinas. El shéquel se está devaluando y es probable que siga haciéndolo. Los déficits presupuestarios y el endeudamiento se han disparado. Moody’s rebajó la calificación crediticia de Israel de A1 a A2 el 9 de febrero. La industria turística de Israel ha entrado en crisis. La mayoría de las principales aerolíneas ya no vuelan a Israel. Las bases manufactureras y agrícolas de Israel son pequeñas. Israel tiene acceso limitado a recursos naturales y energía, depende de vías de aprovisionamiento terrestres de Jordania y Egipto, y el petróleo y gas azerbaiyanos llegan a Haifa desde Turquía.
Irán le está haciendo a Israel exactamente lo mismo que Israel le hizo con sanciones económicas. Pero a diferencia de Israel, Irán tiene abundantes suministros de petróleo y gas, 85 millones de personas alfabetizadas y educadas que no planean huir y formidables bases agrícolas y manufactureras.
Teherán está estrangulando metódicamente la economía de Israel. El puerto de Haifa está en la lista de objetivos de Hezbolá. Si se cierra Haifa junto con Eilat, Israel sólo dispondrá de vías de suministro terrestres para la obtención de alimentos y energía. El aeropuerto internacional Ben Gurion y otros aeropuertos podrían ser objeto de futuros ataques.
Subiendo la temperatura, un grado más
El reciente ataque israelí a la misión diplomática iraní en Damasco, supuestamente en respuesta a un dron iraquí que atacó Eilat, refleja las aprensiones y frustraciones de Netanyahu: «el mundo entero se está confabulando contra nosotros».
Al parecer, la estrategia de Netanyahu consiste en provocar a Irán hacia una tensa escalada, incitándolo a potenciales ataques a activos militares estadounidenses en la región, arrastrando así a Estados Unidos a la guerra de Gaza. Sin embargo, no está claro que Teherán vaya a morder el anzuelo.
Si bien es probable que el CGRI responda, intentará evitar caer en la trampa de Netanyahu. En cambio, Irán podría optar por reforzar su dominio económico sobre Israel, posiblemente apuntando a lugares estratégicos como Eilat, Haifa y el aeropuerto Ben Gurion.
El CGRI entiende que la economía de Israel no puede sostener un conflicto prolongado. Por tanto, su estrategia podría implicar una escalada gradual (lo que en la práctica supondría hervir lentamente a la rana israelí) a través de acciones coordinadas que involucren a Hezbollah, Ansarallah y varias facciones con base en Siria e Irak.
Como señaló el economista Herbert Stein: «Si algo no puede continuar para siempre, se detendrá». Si bien Israel está lejos de estar al borde del colapso, las disciplinadas y calculadas acciones del CGRI están aumentando constantemente las tensiones regionales. Si no se controlan, podrían resultar en importantes repercusiones para la sociedad israelí y su economía, todo sin que ella se dé cuenta, como la pequeña rana hervida en la olla.