Queridas amigas y amigos,
Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
La lectura del legado de los medios de comunicación occidentales – que dominan el orden informativo mundial – es dolorosa. Por ejemplo, durante la guerra genocida contra el pueblo de Palestina, dichos medios (como CNN, The New York Times, The Guardian, Le Monde y Bild) han sido incapaces de describir los ataques del ejército israelí contra el pueblo palestino. Como mucho, y cuando les conviene, recurren a la voz pasiva (“mueren palestinxs”) o a una peligrosa forma de convertir zonas civiles en objetivos militares (“aldea de Hezbolá” o “centro de mando y control de Hamás”).
Un estudio de la cobertura de los principales medios impresos estadounidenses durante las primeras seis semanas del genocidio en Gaza, mostró que “por cada dos muertes palestinas, se hace mención a lxs palestinxs una sola vez. Por cada muerte israelí, se menciona a los israelíes ocho veces”. En otras palabras, en los principales medios de comunicación, un israelí que muere se menciona 16 veces más que si muere una persona palestina. Esta tendencia, que borra y deshumaniza a las víctimas palestinas, parece haberse acelerado a medida que el número de asesinatos de este pueblo ha aumentado exponencialmente, con una cifra estimada de 114.000 muertes. No hay excusa para esta pésima cobertura, que ignora el flujo constante de información proporcionada por la transmsión en directo de un gran número de periodistas palestinxs y usuarixs de las redes sociales en Gaza, con gran riesgo para sus vidas, así como el contexto más profundo de la ocupación estadounidense-israelí, el apartheid y la guerra genocida entregada por una amplia gama de análisis.
Peor aún son los programas de televisión, en los que cualquier persona que critica el genocidio se ve obligada a hacer una admisión (“Condeno el atentado del 7 de octubre de Hamás” o “Condeno la invasión rusa de Ucrania”), antes de que la conversación pueda avanzar. Como muchos críticos no quieren enmarcar el debate en torno a esta condena, la conversación nunca avanza. Este acto ritual de condena no es un simple boleto de entrada a una conversación, sino una concesión ideológica que reduce el espacio para un debate genuino sobre cuándo comienzan los conflictos y las crisis, cómo entender la estructura de un conflicto y cuál es la mejor manera de determinar los caminos a seguir basándose en esta evaluación histórica y estructural a largo plazo. Este tipo de discusión se denomina análisis de coyuntura, proporciona a los movimientos políticos y sociales los materiales para intervenir en la configuración del futuro y fundamenta la labor de nuestro instituto. En este boletín se presentarán cuatro textos que se basan en análisis de coyuntura, pero antes quiero explicar en qué consiste un análisis de este tipo.
En la actualidad, el problema de la información no es sólo su contenido, sino también su forma. La velocidad de la información es asombrosa, lo que hace casi imposible que una persona interesada en ella pueda discernir lo que es significativo y lo que es cierto. Proporcionar un exceso de información sin un análisis adecuado y democrático, información que está casi totalmente controlada por una pequeña oligarquía constituye una forma de censura, agotando al lector y al espectador hasta la resignación. Lo que se censura no es sólo la información en sí, aunque eso ocurre más de lo que admitimos, sino también el conocimiento y la sabiduría. La noticia se queda en el nivel de lo que pasó, sin explicar en absoluto la mayor parte de lo sucedido. No explica por qué pasó, qué hizo que pasara, ni sus posibles consecuencias. Esta forma de informar miente por omisión, ya que los acontecimientos no son estáticos ni singulares, sino que forman parte de un proceso complejo.
Los análisis de coyuntura son una herramienta importante para comprender esa complejidad, ya que tratan de explicar el proceso dinámico de la historia en un momento determinado. Cualquier momento dado está enraizado en un pasado y un futuro: el pasado da forma al presente, pero el presente también presagia lo que podría venir en el futuro dependiendo de cómo se intervenga ahora. Por eso los análisis coyunturales, derivados de una historia de análisis marxista y del trabajo de los movimientos políticos y sociales que los llevan a cabo, se basan en cuatro principios:
- Historia. Dado que los acontecimientos no se producen de manera aislada, sino que forman parte de un proceso a largo plazo, se debe distinguir entre acontecimientos fortuitos u ocasionales y acontecimientos orgánicos o estructurales.
- Totalidad. Los acontecimientos están interconectados. Forman parte de una estructura compleja que abarca diversas posibilidades.
- Estructura. Los acontecimientos se producen en el interior de un entramado que incluye aspectos económicos, políticos, sociales y culturales, en el que las personas se organizan en clases y bloques de poder que interactúan a través de instituciones e ideas.
- Política. Los acontecimientos deben entenderse de una manera activa, lo que significa preguntarse cómo actuará una fuerza política para moldear el futuro, en lugar de observar pasivamente cómo se desarrolla el futuro. Responder a esta pregunta requiere un minucioso análisis de la naturaleza de la formación de clases, el equilibrio de las fuerzas políticas y las tradiciones culturales que podrían impulsar un determinado programa político.
Nuestras oficinas de Asia, África y América Latina han publicado recientemente cuatro textos basados en análisis de coyuntura:
- Nepal’s Fight for Sovereignty, the Millennium Challenge Corporation, and the US’s New Cold War against China [La lucha por la soberanía de Nepal, la Corporación del Desafío del Milenio y la nueva guerra fría de Estados Unidos contra China], elaborado en colaboración con la revista Bampanth y escrito por su redactor jefe, el Dr. Mahesh Maskey, que también fue embajador de Nepal en China. Este texto sólo está en inglés.
- A New World Born from the Ashes of the Old [El nacimiento de un nuevo mundo de las cenizas del viejo], escrito por Hanna Eid y elaborado con la colaboración de la Organización de los Pueblos de África Occidental. Este texto solo está en inglés.
- La criminalización de los cultivadores como coartada imperialista: economía política de las drogas en Colombia, investigado y elaborado en conjunto con el Centro de Pensamiento y Diálogo Político y la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana en Colombia, escrito por Karen Jessenia Gutiérrez Alfonso. Este texto solo está disponible en español.
- Revista Estudos do Sul Global, que contiene artículos sobre temas como el imperialismo, el carácter de las finanzas en nuestro tiempo y el pulso de la lucha de clases. Esta publicación solo está en portugués.
En los próximos meses escribiré sobre cada uno de estos textos con mayor extensión, porque su profundidad y calidad nos ayudan a navegar por debajo de la superficialidad y el sensacionalismo que suelen definir los análisis de la actualidad. Por ejemplo, la intervención de Maskey sobre la aceptación por parte del gobierno nepalí de una subvención del gobierno estadounidense dilucida la estructura dinámica de la Nueva Guerra Fría impuesta por Estados Unidos en Asia, mientras que la evaluación de Hanna Eid sobre la Alianza de Estados del Sahel (Burkina Faso, Malí y Níger) nos permite comprender la lucha por la soberanía en toda África Occidental en su conjunto. El informe sobre la guerra contra las drogas ofrece una perspectiva de las presiones que sufre el gobierno del Presidente Gustavo Petro en Colombia, lo que exige reconocer el papel de la lucrativa mafia internacional de la droga en el establishment político del país.
Hace años visité el cuartel de Zacapa, situado a unas dos horas al este de Ciudad de Guatemala. El paisaje del cuartel era casi idílico, con sus muros de piedra rodeados de verdes prados, sin embargo, las siniestras torres de vigilancia insinuaban el derramamiento de sangre que tuvo lugar allí. En ese lugar fueron brutalmente torturados y quemados vivos Nora Paiz Cárcamo (1944-1967), Otto René Castillo (1934-1967), otros miembros de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) y una docena de campesinos. Tanto Nora como Otto eran miembros del movimiento comunista que luchaba contra la dictadura guatemalteca. Se formaron en la República Democrática Alemana y en la Unión Soviética, respectivamente, y se unieron a la lucha armada en la Sierra de las Minas (llamada así por las minas de jade, mármol y asbesto), donde fueron asesinados en marzo de 1967. Más tarde, la madre de Nora, Clemencia Cárcamo Sandoval, declaró a la Comisión de la Verdad que el cadáver ensangrentado y fracturado de su hija fue encontrado con garrotes incrustados, señal de la brutalidad con que había sido golpeada. Dos años antes de ser asesinado junto a sus compañeros, Otto, cuyos bellos poemas se inspiraban en el poeta guerrillero salvadoreño Roque Dalton (1935-1975), escribió una elegía a los Intelectuales apolíticos:
I
Un día,
los intelectuales
apolíticos
de mi país
serán interrogados
por el hombre
sencillo
de nuestro pueblo.Se les preguntará
sobre lo que hicieron
cuando
la patria se apagaba
lentamente,
como una hoguera dulce,
pequeña y sola.No serán interrogados
sobre sus trajes,
ni sobre sus largas
siestas
después de la merienda,
tampoco sobre sus estériles
combates con la nada,
ni sobre su ontológica
manera
de llegar a las monedas.
No se les interrogará
sobre la mitología griega,
ni sobre el asco
que sintieron de sí,
cuando alguien, en su fondo,
se disponía a morir cobardemente.
Nada se les preguntará
sobre sus justificaciones
absurdas,
crecidas a la sombra
de una mentira rotunda.II
Ese día vendrán
los hombres sencillos.
Los que nunca cupieron
en los libros y versos
de los intelectuales apolíticos,
pero que llegaban todos los días
a dejarles la leche y el pan,
los huevos y las tortillas,
los que les cosían la ropa,
los que le manejaban los carros,
les cuidaban sus perros y jardines,
y trabajaban para ellos,
y preguntarán,
“¿Qué hicisteis cuando los pobres
sufrían, y se quemaba en ellos,
gravemente, la ternura y la vida?”III
Intelectuales apolíticos
de mi dulce país,
no podréis responder nada.
Os devorará un buitre de silencio
las entrañas.
Os roerá el alma
vuestra propia miseria.
Y callaréis,
avergonzados de vosotros.
Cordialmente,
Vijay