Fuente: https://www.investigaction.net/es/como-gobiernan-los-comunistas-en-el-estado-indio-de-kerala/ EDUARDO GARCIA GRANADO 21 Oct 2022
Kerala es un estado de la India referenciado por los ciudadanos del país por su inherente belleza natural. En este territorio del sur del subcontinente viven cerca de 35 millones de personas. Para hacerse una idea, basta comentar que en Kerala viven más personas que en Venezuela o que en los países escandinavos tomados en su conjunto.
La particularidad de este estado, la que lo hace interesante para su estudio, es que el Partido Comunista de la India (Marxista), o CPI (M), revalidó su triunfo en las elecciones en 2021, donde gobierna desde 2016 en el marco de la coalición del Frente Democrático de la Izquierda, o LDF, junto a otras fuerzas como el Partido Comunista de la India, o CPI. CPI (M) y CPI —separados desde que las disputas sino-soviéticas del siglo XX abrieran un cisma en el movimiento comunista de la India— han cosechado históricamente unos resultados relativamente fantásticos en la región en comparación con los obtenidos en el grueso del país. De hecho, durante décadas, el CPI (M) y el Congreso Nacional Indio se han venido disputando el dominio político de Kerala.
En las elecciones de 2021, la coalición comunista-progresista obtuvo más del 45% de los votos en el estado, lo que abre la puerta a cinco años más de gobierno de izquierdas en la región. Liderados por Pinarayi Vijayan, ministro-jefe de Kerala, los comunistas tienen por delante el reto de revalidar su dirigencia política en 2026, elemento ineludible si quieren seguir aplicando el “modelo Kerala” que tanto diferencia a este territorio del resto de India.
El modelo Kerala
¿Qué es el modelo Kerala? En una economía que pivota alrededor del turismo, el estado centra buena parte de sus esfuerzos en la distribución interna de los réditos económicos. A través —entre otras— de iniciativas como las Misiones (que recuerdan a las de Venezuela), el estado saca adelante proyectos de ordenación y distribución equitativa de los recursos. Estos paquetes de políticas públicas pueden aplicarse correctamente gracias a la alta tasa de participación social en espacios comunes de discusión y “autogobierno local”. En ellos, una parte importante de quienes viven en los distintos municipios, ponen sobre la mesa las necesidades inmediatas de la comunidad. Dichos diagnósticos son incorporados mediante órganos de comunicación entre el estado y los espacios de discusión a la agenda de gobierno.
Estas Misiones son, en suma, programas de estímulo social como el Pothuvidyabhyasa Samrakshana Yajnam, a través del cual se inyectan ingentes cantidades de recursos para garantizar el acceso universal gratuito a libros por parte del estudiantado, para adaptar la infraestructura escolar a alumnos con diversidad funcional, para ofrecer apoyo académico, etc. En este sentido, el gobierno de Kerala ha recibido reconocimientos internacionales por la universalización y mejora de la calidad de la educación pública en todo el territorio. Otros ejemplos ilustran el alto grado de cohesión y planificación del gobierno regional: véase la Haritha Keralam Mission, vinculada al sector de la salubridad, el cuidado del agua y la gestión de residuos, o la Misión vinculada a la erradicación del hambre y la pobreza extrema mediante la entrega de kits alimentarios y cartillas de racionamiento.
Aspectos como los mencionados dotan de un elemento diferenciador al “modelo Kerala”, que confronta con el “modelo Gujarat”, el cual hace referencia al estado que gobernó el actual Primer Ministro Narendra Modi —antes de desempeñar su función actual— y que se define como un modelo de desarrollo sin distribución, sin mejora notable de los indicadores sociales y privatizador de las ganancias. Aunque ha habido otras experiencias regionales de participación popular -como la de Bengala Occidental-, ninguna se ha sostenido en el tiempo ni ha producido transformaciones estructurales de hondo calado en su estado como lo ha hecho la línea del “modelo Kerala”.
En India, la pobreza —incluso en los “amables” términos en los que la define el gobierno nacional— está enormemente extendida. Los problemas de acceso a agua potable, alimentos, educación o salud atraviesan la vida de una parte considerable de su población. En este contexto, Kerala, a través de su particular modelo, se sale de la norma. Entre otros aspectos, el estado ostenta la mayor tasa de alfabetización de toda India y la esperanza de vida más alta. A su vez, exhibe un centro sanitario de atención primaria en cada pueblo.
Varios datos ilustran la grieta entre el “modelo Kerala” y el país en su conjunto. En primer lugar, la brecha entre lo rural y lo urbano es menos acusada en la región. Por cada 1.000 niños nacidos vivos en el mundo rural de Kerala, mueren cinco; en las poblaciones urbanas, lo hacen seis. Si se tira un poco más del hilo en este sentido, se encuentra otro dato revelador: frente a estas cifras de mortalidad infantil, el país al completo presenta unas tasas de 46/1.000 —rural— y 29/1.000 —urbano. A su vez, el porcentaje de mujeres con una escolarización mayor a 10 años es del 70% en el Kerala rural, frente al escueto 27% en el grueso del mundo rural indio. Kerala incluso muestra una mejor gestión del aspecto sanitario en el marco de un país con profundas deficiencias en el acceso a elementos de higiene, al agua, etc.
La región incluso ha comenzado a trabajar en conjunto con organizaciones equivalentes a nuestros espacios de diversidades y disidencias sexuales. En esta línea, el estado ha sido capaz de poner el foco sobre aquellas comunidades que por diferentes motivos —pertenencia al colectivo LGTBI+, desconocimiento del idioma malayalam, etc.— no fueron debidamente alcanzadas por los programas universalizantes —en materia de alfabetización, por ejemplo. A modo de respuesta, el gobierno sacó adelante programas pensados desde y para estas colectividades. Como último dato, merece la pena mencionar la pobreza, donde los datos son aplastantes. Su 0,7% de pobreza registrada en el año 2021 contrasta con estados como Bihar (51,9%), Uttar Pradesh (37,8%) o Madhya Pradesh (36,7%).
En otros campos también existen diferencias notables entre Kerala y el resto de India. El de los abortos selectivos femeninos es uno de ellos. Varios factores fomentan esta realidad: entre ellos, destaca la costumbre de la dote, por la cual a la hora del casamiento la familia de la mujer debe entregar a la familia del esposo el equivalente —en dinero o bienes— al valor de una casa. Economía y herencia cultural —por ejemplo no tener hijos varones supone la “pérdida” del linaje— se entremezclan produciendo fenómenos de misoginia como este, especialmente en el mundo rural. Sin embargo, Kerala marca la diferencia. Para 2011, en el estado la proporción mujeres-hombres era de 1.084:1.000; en India, era de 943:1.000.
Las particularidades políticas de Kerala y del CPI (M)
En Kerala, los comunistas son mayoría. Este hecho es evidente a nivel estético cuando uno recorre el estado. El argentino Fernando Duclos —conocido en redes sociales como ‘Periodistán’— ofreció un rico testimonio de esto en Youtube: las estatuas, carteles y pintadas del Che Guevara impregnan las calles de la ciudad de Kannur. A su vez, las banderas rojas de la hoz y el martillo acompañan a multitud de carteles en los que aparecen figuras como Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao o incluso Kim Jong-un. Un particular folklore socialista llama la atención a quienes visitan la región.
En lo que a los posicionamientos internacionales respecta, debe hacerse ante todo un comentario: por su carácter regional, el estado de Kerala no ha tomado posiciones nítidas en cuestiones no nacionales. Sin embargo, el CPI (M) sí lo ha hecho. “China declaró que había erradicado la pobreza. Ahora, la contribución de China en la lucha contra la pobreza global es del 70 por ciento, mientras que India constituye el 60 por ciento de las personas empobrecidas del mundo”, dijo Ramachandran Pillai, figura destacada del Partido. Como sea, en la interna partidaria pueden encontrarse posiciones bastante críticas con el PCCh y otras más cercanas al socialismo chino.
En cualquier caso, y como ocurre en otras latitudes —véase Brasil—, los discursos anti China por parte de la derecha india tienen resonancia en la política interna. Sectores del Bharatiya Janata Party (o BJP), el partido del Primer Ministro Modi, han conectado la retórica anti China con una retórica anti comunista centrada en el CPI (M). Miembros del BJP llegaron a decir que la creencia en el internacionalismo era “peligrosa” y “una gran traición a esta tierra por parte del movimiento comunista”, además de pedir que todos los “grupos marxistas” abandonen la India y se unan a China— en el marco de las disputas fronterizas que ambos países mantienen en lugares como Cachemira.
En suma, las diferencias entre Kerala y el resto de la India son abismales, y tienen mucho que ver con su divergente historia política. La creencia general indica que en esta región nació el ayurveda, un conjunto de pseudoterapias que a menudo alejan a las personas de la medicina real. Sin embargo, es el gobierno nacional indio el que financia un Ministerio de Ayurveda, Yoga y Naturopatía, Unani, Siddha y Homeopatía (Ministerio de AYUSH) equiparado en jerarquía al Ministerio de Salud y Bienestar Familiar. Kerala, por contra, mantiene una considerable separación entre el aparato administrativo y las pseudociencias populares.
Por razones de espacio, es imposible en este artículo enumerar todas las diferencias que existen entre la gobernanza regional en Kerala y el gobierno nacional indio. Lo que sí puede destacarse es una evidencia: que la implicación efectiva de los comunistas en los aparatos gestores de la región ha tenido mucho que ver en el hecho de que este estado ostente cifras de protección social y desarrollo humano muy superiores a las extendidas en el grueso del país. A su vez, es preciso recordar que India es uno de los países más afectados por problemas endémicos como la pobreza y la insalubridad; realidades frente a las cuales el gobierno de Kerala ofrece una alternativa que contrasta enormemente con el resto de la nación.
Foto de portada: Ranjit Bhaskar/Al Jazeera.
Fuente: El Salto