Colonos israelíes protagonizando pogroms

Fuente: https://causaarabeblog.blogspot.com/2023/06/colonos-israelies-protagonizando-pogroms.html                                       viernes, 23 de junio de 2023

B’tselem, 21 de junio de 2023
En Huwarah, los colonos destrozaron coches y casas, y cuando los residentes palestinos acudieron a proteger sus propiedades, los soldados les dispararon con granadas de gas lacrimógeno y balas de metal recubiertas de goma. Una ambulancia de la Media Luna Roja resultó quemada tras ser alcanzada por una granada de gas lacrimógeno.
En a-Lubban a-Sharqiyah, el pogromo comenzó sobre las 20:30 y duró varias horas. Decenas de colonos se dirigieron allí con fuerzas militares, rompieron las ventanas de siete casas, quemaron cinco coches y dañaron una gasolinera. Los soldados dispararon balas de metal recubiertas de goma y granadas de gas lacrimógeno contra los residentes que intentaron defenderse. Un residente palestino resultó herido en la cabeza por una bala recubierta de goma. Los soldados y los colonos también dispararon fuego real, hiriendo en la pierna a otro residente. Isma’il ‘Aweis (10) sufrió una herida en la cabeza por el impacto de una roca cuando se encontraba junto a su casa.
Hacia las 2 de la madrugada, los colonos llegaron a Burqah, en el distrito de Nablús, y causaron daños a los árboles y al contenido de un edificio de una granja agrícola.
A la entrada del pueblo de Yasuf, los colonos destrozaron coches y arrojaron piedras a los automóviles palestinos que pasaban por allí. Tres conductores resultaron heridos.
Junto a los asentamientos de Shavei Shomron, Yitzhar, Efrat, Beit El, Karnei Shomron, Negohot, Shilo, Ma’ale Levona, Ari’el y Halamish y junto a las comunidades palestinas de Beit Furik y Beit ‘Einun, los colonos protestaron y atacaron a los coches palestinos que pasaban por allí.
Los colonos también se extendieron por la zona de Mu’arrajat, lanzando piedras a los coches que pasaban y causando daños a algunos de ellos. Los soldados que estaban presentes en la zona miraban desde lejos, pero no hicieron nada.
En Mikhmas, los colonos destrozaron unos cinco coches que pasaban. También en este caso los soldados estaban presentes y no hicieron nada.
En Beitin, los colonos destrozaron cinco coches aparcados y rompieron los cristales de dos casas y de las oficinas de una compañía de seguros.

Los colonos prendieron fuego a los campos cercanos a Turmusaya, y el fuego consumió dos dunam (2.000 metros cuadrados) de cultivos propiedad de residentes de al-Mughayir. A la entrada de Turmusaya, los colonos arrojaron piedras contra los coches que pasaban y contra una vivienda. Los soldados que llegaron al lugar dispararon contra los palestinos que intentaban proteger sus propiedades e hirieron a un joven.

Hacia las 2:30 de la madrugada, colonos acompañados de soldados entraron en a-Lubban al-Gharbiyah, atacaron con piedras viviendas y tiendas, quemaron seis coches aparcados y un negocio de lavado de coches y causaron destrozos en otros tres coches. Los colonos también causaron daños en un supermercado.
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Estos sucesos no reflejan un fallo único y aislado del ejército o del Estado, sino una clara expresión de la política de Israel en los territorios ocupados durante muchos años. Como parte de esta política, Israel arma a bandas de colonos y les permite, e incluso los anima, utilizando un lenguaje incitador, a atacar a los palestinos. Por si fuera poco, en algunos de estos casos, soldados y policías permanecen inactivos, ayudan a los atacantes o incluso dañan a palestinos que intentan protegerse.
Hace unos meses, la opinión pública israelí se escandalizó por los disturbios de Huwarah. Pero ninguno de los responsables de los hechos ha sido castigado, y ni una sola persona de las fuerzas israelíes rindió cuentas por el papel de los militares en el pogromo. Así pues, la repetición de tales sucesos era -y sigue siendo- simplemente una cuestión de tiempo. Seguirán produciéndose mientras Israel continúe con su enfoque instrumentalista, que considera a los palestinos no como seres humanos que merecen vida y protección, sino todo lo contrario: sujetos contra los que la violencia puede servir a la política del Estado.

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