Colombia: ¿Realidad política o ficción de series? Los escándalos…

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¿Realidad política o ficción de series? Los escándalos protagonizados por la vicepresidenta de Colombia

Marta Lucía Ramírez es quizá la mujer más poderosa de Colombia. Ha sido ministra de Comercio, de Defensa y ahora vicepresidenta. Su vinculación con el narcotráfico tiene episodios laborales y familiares.
¿Realidad política o ficción de series? Los escándalos protagonizados por la vicepresidenta de Colombia

Muchas series televisivas han develado la forma impune en que se relacionan narcotráfico y política. Y cómo los presidentes y altos funcionarios son utilizados por ese submundo ilegal, que tanta atracción provoca en las grandes audiencias de Netflix y demás industrias audiovisuales.

Pero como lo enuncia el refrán, la realidad suele superar a la ficción. Y el Gobierno del presidente Iván Duque va mes a mes sumando capítulos y temporadas para su propio guion.

Han pasado ya un par de semanas desde que la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramíreztuvo que reconocer que pagó para que su hermano saliera de prisión en EE.UU., luego que la Policía lo capturara en 1997 recibiendo dos alijos de heroína para vender en ese lucrativo mercado. El medio de comunicación La Nueva Prensa develó que el pago lo realizó ella misma y el monto ascendió a 150.000 dólares.

La heroína es una de las drogas más adictivas, pero muy poco conocida en la región, debido a que suele cultivarse en países de Asia. Sin embargo, hacia los 90, narcos colombianos lograron cultivar la amapola y montaron su propia industria y comercio.

Bernardo Ramírez Blanco, el hermano de la alta funcionaria,  fue condenado a cuatro años de cárcel por la Justicia estadounidense, por reclutar a jóvenes colombianos y utilizarlos como ‘mulas’, nombre que se les da a las personas que se arriesgan trasladando en su estómago dediles de droga. En este caso, heroína.

El suceso de la detención del hermano de la vicepresidenta fue catalogado por esta como «una tragedia». Aunque nunca especificó si con ese adjetivo estaba visualizando el impacto de la heroína en los jóvenes, la vinculación de su hermano en ese ilícito o la cantidad de dinero que tuvo que pagar por su libertad.

La vicepresidenta respondió: «Son hechos obviamente ajenos a mí». Tanto el presidente colombiano, Iván Duque, como dos expresidentes han salido en su defensa.

Han pasado ya casi dos semanas y el escándalo de la vice, su hermano y su fianza han sido olvidados ya por la opinión pública colombiana.

Hay que recordar que la vicepresidenta viene de ser, entre muchos otros cargos, ministra de Defensa durante el mandato de Uribeen el que se acentúo el ingreso de tropas norteamericanas a Colombia para acabar con los cultivos ilegales de coca y amapola que se usan para producir droga. Durante ese período se realizaron muchas denuncias relacionadas con persecución y muerte de campesinos, así como el abuso de tropas estadounidenses contra la población civil.

Ahora se descubre que la persona encargada de esa enconada persecución trató con mano de seda el caso de su hermano.

No es la primera vez que le ocurre algo similar a la vicepresidenta, que en marzo de este mismo año ya había vivido otro escándalo relacionado con el narco.

Puede que los capítulos de la narcopolítica de este 2020 terminen de avivar la repulsión que ha brotado en forma de paros generales, protestas de calle y cacerolazos

El centro de investigación sobre el crimen organizado, conocido como InSide Crime, detectó que una empresa a nombre de la vicepresidenta, su esposo y su hija trabajó con el narcotraficante Acevedo Giraldo, conocido como ‘Memo Fantasma’, en negocios inmobiliarios. Además, el centro de investigación comprobó que la vicepresidenta firmó una carta de recomendación para que los hijos de Giraldo tuvieran ingreso a uno de los más exclusivos colegios de la capital colombiana. El delincuente era el encargado de recibir los alijos del cartel de Medellín en EE.UU., entre varios de sus trabajos en la industria del narcotráfico y el paramilitarismo.

En ese momento la vicepresidenta, rompiendo en llantonegó haberlo conocido. Su esposo, también socio de la misma empresa en cuestión, fue llamado a declarar por la Fiscalía, pero ella no. «Lo que más quiero es que toda la gente que se metía en este negocio responda ante la ley», expresó la funcionaria. Todavía no había explotado el escándalo sobre el pago que hizo de la fianza de su hermano.

‘Memo Fantasma’ no ha sido juzgado nunca en Colombia y hoy vive libre en Madrid.

Estas historias de la ilegalidad probablemente pasarán a formar parte de algún libreto para series o películas, pero no se espera que tengan impacto en la política y la legalidad colombiana, acostumbradas ya a este tipo de vínculos. Aunque también se abre el escenario que el exceso de impunidad acreciente el malestar de la gente.

La situación actual de Duque

Antes de la pandemia, el Gobierno colombiano se venía debilitando de manera apresurada. Si los escándalos parecen no hacer mella en el gabinete, la conflictividad política y social sí ha removido sus cimientos. Puede que los capítulos de la narcopolítica de este 2020 terminen de avivar la repulsión que ha brotado en forma de paros generales, protestas de calle y cacerolazos.

Luego de perder en las elecciones regionales de octubre del año pasado, el Gobierno de Duque sufrió las protestas más fuertes que recuerde el país las últimas décadas. Manifestaciones violentas se convirtieron en parte de la cotidianidad colombiana durante las últimas semanas de 2019. La situación obligó al Ejecutivo a ocuparse mucho más de su crisis política interna y dejar la confrontación con la guerrilla y Venezuela, un poco solapada en comparación al primer año de su gestión.

A todas estas, en plena cuarentena, siguen vendiendo más las series de narco. El conflicto se ha distendido y la guerrilla ya no existe. Así, parece más rentable para la política colombiana seguir sumando insumos a la ficción.

Este año ya han sucedido varios.

En marzo pasado, reventó un escándalo sobre compra de votos por parte de alias ‘el Ñeñe’, un narcotraficante con vinculación pública con Duque que colaboró con él durante su campaña electoral. Decenas de fotos de ambos compartiendo y abrazados circularon masivamente.

Semanas antes, el sobresalto cayó en torno a la diputada Aída Merlano, quien se había fugado de una cárcel colombiana donde pagaba condena por compra de votos, entre otros delitos. Otro salpicón al Gobierno de Duque.

Resulta difícil entender dónde queda el límite entre ficción y realidad en Colombia. Los sucesos que vinculan la política con el narcotráfico en la vida real han terminado siendo guiones.

Y es que ya el mismo Trump, su aliado, lo ha responsabilizado del aumento del narcotráfico.

Cada hecho es un buen capítulo para desarrollar cualquiera de estas famosas series. En alguna de ellas, también sale la actual vicepresidenta.

¿Las series dicen la verdad?

Y si de series se trata, en ‘Matarife, un genocida innombrable’ se atrevieron a hacer lo que no habían hecho otras series: introdujo a la actual vicepresidenta como personaje de reparto de primer orden en la conformación del ‘Club el Nogal’, un exclusivo lugar donde, según la serie documental, la funcionaria tenía una oficina en la que se reunía con paramilitares y narcotraficantes.

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