A cuatro meses de las elecciones municipales del 28-M, Ada Colau ha anunciado esta tarde que «suspende temporalmente» relaciones con Israel. La decisión, sobre todo, implica romper el hermanamiento que Barcelona tiene con la ciudad de Tel Aviv, “hasta que las autoridades israelíes pongan fin a la violación sistemática de los derechos humanos contra la población palestina”, según han explicado portavoces municipales.

La reacción de Israel ha sido inmediata. «La decisión es un refuerzo para los extremistas, grupos terroristas y antisemitas, y está en contra de los intereses de los ciudadanos de Barcelona», ha declarado Lior Haiat, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del país, en su perfil de Twitter. En un hilo redactado tanto en catalán como en español, Haiat ha calificado la medida de la alcaldesa de «lamentable» y ha destacado que «la amistad entre Israel y Barcelona lleva muchos años basada en una cultura y unos valores compartidos».

Colau, con los comicios en el horizonte, juega así en el territorio en el que más cómoda se siente, el eje derecha izquierda y el espacio simbólico. Para la alcaldesa, esta decisión responde a una lógica electoral para marcar diferencias con Xavier Trias, el candidato de Junts al Ayuntamiento. Ambos están diseñando una precampaña en la que el debate gira en torno a estas dos opciones, ninguneando las otras dos alternativas que tienen posibilidades de hacerse con el bastón de mando municipal: el PSC de Jaume Collboni y ERC con Ernest Maragall.

En términos de debate electoral, el movimiento de Colau no tendrá mucha relevancia, ya que el único candidato claramente proisraelí es el independiente Daniel Vosseler. Por tanto, la dimensión de la decisión es sólo simbólica porque difícilmente se convertirá en carne de debate electoral para las próximas municipales. El hecho de que la suspensión de relaciones sea «temporal» también refleja que por parte de la alcaldía no hay voluntad de mantener este bloqueo más allá de las elecciones municipales.

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Antonio Fernández. Barcelona

Y aunque en un principio la propuesta se iba a llevar al pleno, finalmente la alcaldesa ha decidido aprobarla por su cuenta. Así, Colau ha remitido una carta al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en la que escribe: «Hemos decidido suspender temporalmente las relaciones con el Estado de Israel y con las instituciones oficiales de este Estado incluyendo los acuerdos de hermanamiento con el Ayuntamiento de Tel Aviv, hasta que las autoridades israelitas pongan fin a la violencia sistemática de los derechos humanos».

La posición de Ada Colau contrasta con la estrategia de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha programado una visita a Israel la próxima semana, donde ha concertado una cita con el presidente del paús, Isaac Herzog. Será entre los días 12 y 13 de este mes e incluirá reuniones con otros dirigentes políticos y empresarios. Desde el equipo de Ayuso detallan que se organiza con el objetivo de «intensificar relaciones con Israel y mostrar la gran capacidad de la Comunidad de Madrid para atraer inversiones y proyectos». La iniciativa se enmarca en la agenda internacional de la presidenta popular, que ya ha suscrito acuerdos en la misma línea en EEUU, Portugal, Francia o Italia.

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De esta manera, Colau se abona a la batalla ideológica, aunque simbólica: «Esta medida afecta única y exclusivamente a las relaciones institucionales de la Alcaldía de Barcelona con Israel y al resto de sus instituciones oficiales, y en ningún caso afecta a su ciudadanía».

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Europa Press

Según Colau, se está produciendo “un apartheid contra el pueblo palestino” fruto de la política del actual estado de Israel y reclama en su misiva dar un impulso a las entidades palestinas e israelíes que trabajan para la paz en el territorio y romper los acuerdos de hermanamiento, «puesto que no responden ni al contexto ni a los objetivos con que fueron firmados hace 25 años».

Tal y como acostumbra la política de la alcaldía, la decisión se ha vestido con el respaldo de un supuesto apoyo de un proceso participativo. La petición para romper las relaciones institucionales se ha hecho a través de una consulta que ha sumado 4.135 firmas lo que, según la alcaldesa, «comporta la obligación de dar una respuesta institucional a sus demandas concretas». No se notifica los pronunciamientos en contra que hubiesen podido reflejarse en dicho proceso de consulta.