Por Wisam Zoghbour, para Diálogos del Sur Global, desde Gaza
Los informes oficiales y no oficiales provenientes del norte de Cisjordania Palestina, incluido el más reciente comunicado del municipio de Jenin, aclaran que el ejército de ocupación israelí ha arrasado más del 70% de las calles de la ciudad de Jenin, además de 20 km de redes de agua, alcantarillado, telecomunicaciones y electricidad, lo que llevó al corte de agua en todo el campo de refugiados de Jenin y en el 80% de la ciudad. Además, el mercado popular de verduras de la ciudad fue incendiado.
El ejército del invasor no se contentó con cometer crímenes de exterminio contra los ciudadanos, sino que también destruyó calles, infraestructuras y atacó hospitales en Jenin. El director del hospital de Jenin informó que las fuerzas de ocupación están sitiando el hospital, impidiendo el trabajo de las ambulancias y de los equipos médicos, y bloqueando el acceso de los ciudadanos al hospital, mientras que la electricidad y el agua fueron cortadas, amenazando con la paralización total del hospital si los generadores dejan de funcionar. La organización Médicos Sin Fronteras expresó su preocupación por el asedio a los hospitales por parte de las fuerzas de ocupación y el corte de electricidad y agua al hospital de Jenin, lo que resultó en la suspensión de las sesiones de diálisis.
Esta situación no se limitó a la ciudad de Jenin, sino que también afectó al campo de refugiados de Nur Shams en Tulkarem, al campo de Al-Far’a en Nablus y a áreas en el Valle del Jordán, continuando con los crímenes de genocidio que ocurren en la Franja de Gaza, incluidos asesinatos, destrucción, desplazamiento, hambre y sed. El ministro de Relaciones Exteriores del estado ocupante, Israel Katz, emitió un comunicado en el mismo lenguaje utilizado al comienzo de la guerra en Gaza, diciendo: «Procederemos con una evacuación temporal de los residentes del norte de Cisjordania. Esta es una guerra en todos los sentidos de la palabra, y estamos comprometidos a ganarla.» Esto fue acompañado por declaraciones provocativas de algunos de los líderes del estado ocupante, incluidos Smotrich y Ben Gvir, que muchos consideran un peligro y una bomba de tiempo después de Gaza.
Lo que está ocurriendo en el norte de Cisjordania, transformándolo en un teatro de asesinatos gratuitos, no es, como alegan los líderes de la ocupación, una respuesta a los grupos de resistencia en el norte, sino una fase peligrosa en la guerra de desplazamiento y anexión dentro del marco del plan de «resolución final» en un proyecto integrado. El estado ocupante recurre a todo tipo de armas, desde aviones de guerra, tanques y excavadoras hasta bombardeos de artillería, en una flagrante extensión de lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, con el objetivo de redibujar los mapas de distribución poblacional palestina en Cisjordania, vaciándola gradualmente de sus habitantes para expandir las áreas de colonización y separar Cisjordania de Gaza, completando la judaización de Jerusalén y borrando el estatus legal e histórico de los lugares sagrados islámicos y cristianos, especialmente la bendita Mezquita de Al-Aqsa.
Está claro que lo que está ocurriendo en Cisjordania se lleva a cabo con el conocimiento de la administración estadounidense, como lo declaró un portavoz del Pentágono. Apoyan plenamente al estado ocupante en principio, así como al gobierno de Netanyahu, considerándolo una herramienta regional para redibujar los mapas de la región, implementando sus planes estratégicos, contando también con el silencio y la connivencia árabe y el apoyo de algunas capitales occidentales.
Lo que está ocurriendo en Cisjordania, con sus sangrientas realidades sobre el terreno, no tiene como objetivo a un grupo político palestino específico, como afirman los líderes del estado ocupante y su ejército, sino que apunta a todo el pueblo palestino, especialmente a la Autoridad Palestina, sus prerrogativas y su papel, incluido el asedio financiero impuesto por el estado de ocupación y las medidas sobre el terreno que limitan sus atribuciones y vacían su papel en el contexto del plan de anexión, desplazamiento y resolución final del estado ocupante.
En cuanto al plan de resolución final, según los pilares del gobierno de Netanyahu y su consejo de guerra, el pueblo palestino debe elegir entre tres opciones: el desplazamiento, vivir como esclavos humillados o la muerte.
Ante estos datos y el escenario político y sobre el terreno, con la causa palestina y su trayectoria de lucha entrando en una fase crítica, ya no es posible esperar, dudar o contar con Estados Unidos u otros países de la OTAN, ni emitir declaraciones de condena, sino que el momento exige una política práctica, eficaz e impactante, primero en el campo y, sobre todo, en los foros internacionales. Esto significa reevaluar la relación con el estado ocupante a través de tres pasos delineados por el Consejo Central: política, seguridad y economía, especialmente liberando a las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina de las obligaciones del «Acuerdo de Oslo» y comenzando a implementar las resoluciones de la «Declaración de Pekín», convocando de inmediato la estructura de liderazgo unificada y temporal para asumir sus responsabilidades nacionales, formando un gobierno de unidad nacional con responsabilidades abarcativas en Cisjordania y en la Franja de Gaza, y avanzando hacia una estrategia política de lucha nacional integral, movilizando todos los elementos de la fuerza palestina en la lucha total que el régimen sionista intenta aprovechar para lograr sus objetivos finales de eliminación.
Wisam Zoghbour, Miembro del Secretariado General del Sindicato de Periodistas Palestinos y Director de Radio Voz de la Nación
Edición de texto: Alexandre Rocha
Revista Diálogos do Sul Global
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