Fuente: https://www.briega.org/es/opinion/cerremos-zoo-magdalena 01/06/2020
Hace relativamente poco tiempo existían zoos para humanos. Estas exposiciones coloniales llegaron a ser muy populares a partir de 1870 y eran una muestra de ostentosidad occidental frente al “bárbaro”, al “salvaje”. Ejemplos propios de finales del siglo XIX y principios de XX en Europa. Actualmente los zoos siguen existiendo mediante el encierro de otros cuerpos. Diversas especies animales son enjauladas para la contemplación humana y la promoción de la actividad turística. A un nivel cultural, siguen siendo lugares de esa ostentosidad colonialista que arrebata seres vivos de su hábitat natural para exhibirlos de cara al ocio y el disfrute. Es también la superioridad humana frente al resto de especies, de dónde surgen nuevos pretextos para defender estos lugares de encierro, como puede ser el de la conservación de las especies, dado el grado de deterioro de su hábitat natural y la amenaza a la que se ven sometidos, fundamentalmente por actividades también humanas.
En las inmediaciones de la zona más rica, lujosa y pudiente de la ciudad de Santander se ubica el minizoo de la Magdalena, casualmente muy cerca del monumento a las tres réplicas de las carabelas de Colón. Aquí sobreviven focas, pinguinos y leones marinos.
Durante esta semana se ha despertado el descontento de mucha gente, tras las imágenes de uno de estos animales muerto y metido en una bolsa de plástico. Las recogidas de firmas para exigir el cierre de este espacio se han vuelto a activar, al igual que el descontento en las redes. Años se lleva denunciando las malas condiciones en las que estos animales permanecen encerrados entre los flases de las cámaras de los turistas y de los habitantes de la ciudad, pero es ahora cuando el descontento de parte de la población vuelve a hacerse público, y es por ello que el encierro es el argumento principal a poner sobre la mesa.
Si la critica a estos espacios se limita a la denuncia de las condiciones de vida de los animales (alimentación, cuidados, tamaño del recinto, temperaturas, etc) siempre habrá una posibilidad de argumentación que los coloque en la diana de unas buenas prácticas. Es decir, ¿Qué pasaría si en efecto las condiciones en cautividad fueran óptimas? ¿No se trata de una visión subjetiva y de una mirada humana en base a los intereses que cada uno tenga? ¿El ayuntamiento o la persona que firma por el cierre? ¿los expertos en leones marinos o Cantur?
El principal argumento debería ser que los zoos no deben de existir, ni en la Magdalena, ni en ningún lado. Los zoos pueden tener condiciones en donde los animales de otras especies pueden estar abastecidos de una forma más completa que muchos animales salvajes o humanos. Pueden dar lugar a nuevos nacimientos en cautividad e, incluso, los animales pueden morir por una causa que no sea necesariamente una negligencia o un maltrato. Aun con todas estas posibilidades, la razón por la que deberían cerrarse tiene la misma fuerza y permanece si nuestro argumento principal es que el zoo es de por sí una tortura en cuanto que supone la privación de libertad.
Y todas queremos ser libres…