Fuente: https://cazadebunkers.wordpress.com/2019/03/08/CIENCIA Y ESPÍRITU
Estimados, o no, españoles:
Os dicen que Carles Puigdemont está fugado mientras se pasea por Europa, da conferencias en universidades e inaugura exposiciones en el Parlamento Europeo. Es, sin duda, el fugado más extraño de la justicia mundial.
Os dicen que el 20 de septiembre de 2017 hubo una manifestación tumultuaria cargada de violencia. Debe ser la primera rebelión de la historia en la que los bares de los alrededores estaban abiertos, el Ayuntamiento no encontró mobiliario urbano destrozado, no hubo ningún herido, no se practicó ninguna detención y la secretaria judicial abandonó el edificio de la Conselleria d’Economia i Vicepresidència acompañada de los espectadores del Teatro Coliseum situado al lado. Lo único que tiene la acusación son coches llenos de pegatinas, en los que durante todo el día se subieron periodistas para hacer fotos o grabar vídeos. Los coches ni siquiera sacaban humo porque, si hubiesen tenido pegatinas y humo, sin duda se hubiese tratado de los coches de Carlos Sainz, Mister Trata de Arrancarlo.
Os dicen que la secretaria judicial tuvo que escalar por los tejados, cuando lo único que debió hacer fue saltar un muro de poco más de un metro de altura. Que no es un Minion, por favor. Por cierto, resulta curioso que tuviera miedo de saltar un muro de un metro de altura pero no de subirse por el cable del helicóptero que solicitó. Catwoman no tendrá un remake pero Pinocho es un buen candidato.
Os dicen que el 1 de octubre hubo casi cien policías heridos (cuando en primer lugar se habló de cuatrocientos) pero no consta ninguna hospitalización y ningún parte de baja. Sólo cabe pensar que esa capacidad de recuperación se debió al dedo mágico de ET que ahora debe usar tricornio.
Os dicen que algunos policías llevaban GoPro el 1 de octubre pero no se ha presentado ningún vídeo como prueba.
Os dicen que no hubo cargas policiales pero sí que constan informes hospitalarios de unos mil heridos, civiles, por supuesto.
Tuits (twitters lanzados, según la fiscalía), conos voladores, Fairy, el relato de una seguidora de páginas ultras que parece escrito por Stephen King, cargos políticos y policiales que se pasan la pelota de mano en mano para no asumir responsabilidades, una Guardia Civil que al parecer no recibe órdenes de nadie (debe ser asamblearia y autogestionada como la CUP, me imagino) y, sobre todo, una inmensa, absoluta, incuestionable capacidad para la creatividad en el terreno de la ficción.
Cada día, cada día de estos últimos años, gestiono sentimientos que nunca me habían alcanzado. Cada día intento apartar de mi mente el rencor. Pero cada día me indigno con los tuits, los artículos de opinión y las MENTIRAS que lo único que quieren es provocar daño y fragmentar aún más la sociedad y la convivencia. Pero, tenedlo claro, ni yo (ni muchos otros catalanes) olvidaremos el 1 de octubre. No olvidaremos la cadena de humillaciones que el Estado español ha practicado con los catalanes. No olvidaremos el cepillo de Guerra, el no al pacto fiscal, las leyes catalanas anuladas, la españolización de Wert, el sarcasmo de Margallo, las mentiras de Dastis, los insultos y amenazas, el déficit fiscal, las peligrosas cercanías de RENFE, las imposiciones en todos los niveles, la prohibición del referéndum, que nos silenciéis de todas las maneras posibles y, sobre todo, la violencia, las vejaciones y las humillaciones que aún continúan. No olvidaremos el juicio, esta farsa inmensa, vergonzosa, ridícula. Dignidad, dignidad y dignidad. Nos sobra y es nuestra fuerza.