Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2024/03/09/c628-m09.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Jesus Ugarte 09/03/24
Tras aumento de 50 por ciento en su riqueza, el multimillonario mexicano Carlos Slim elogia al Gobierno de López Obrador: “Todo está bien y va a seguir muy bien”
Continuando un patrón que se observa a nivel mundial, la riqueza de la oligarquía mexicana ha crecido marcadamente en los últimos años, mientras la desigualdad extrema continúa en ascenso. La pandemia de COVID-19 fue testigo de la mayor transferencia de riqueza hacia arriba en la historia, tanto en México como en el resto del mundo.
Según Forbes, en marzo de 2024, México tiene 14 milmillonarios cuya riqueza combinada suma 184.000 millones de dólares. En 2018, al inicio de la actual Administración, estas personas acumulaban una riqueza de 125.000 millones de dólares. Esto representa un aumento del 47 por ciento en tan solo seis años. Carlos Slim, el hombre más rico de México, ha visto su fortuna crecer en un 50 por ciento durante el mismo período, yendo de 67.000 a 102.000 millones de dólares.
La oligarquía mexicana ha logrado aumentar su riqueza gracias a las políticas del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO) y su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Mientras se presenta como un político de izquierda, AMLO ha implementado políticas muy favorables al gran capital.
Una de las primeras acciones que tomó AMLO después de ganar las elecciones en julio de 2018 fue reunirse a puerta cerrada con la élite empresarial del país. Traicionando a los millones de trabajadores que votaron por él, AMLO declaró que aunque su Gobierno contaba con el apoyo de la mayoría, no iba a actuar de manera autoritaria. Usando una cita del presidente Benito Juárez a la que recurre frecuentemente, aseveró “nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”, prometiendo “actuar con mucha responsabilidad”.
Casi seis años después y cerca del final de su mandato, AMLO ha cumplido su palabra. Los resultados son claros. Entre las acciones tomadas por AMLO que han hecho prosperar a la élite empresarial de México, se destacan una serie de contratos gubernamentales que han sido otorgados bajo el marco de proyectos de infraestructura, como parte de lo que denomina fraudulentamente como la “Cuarta Transformación” (4T) de México.
Carlos Slim, en particular, ha disfrutado de una relación estrecha con el presidente autodenominado “izquierdista”, lo que ha llevado a algunas publicaciones a describir a Slim como “el empresario favorito de AMLO”. En febrero, la publicación digital El CEO nombró a Slim “empresario del sexenio”, informando que la 4T ha otorgado a sus empresas más de 2.350 contratos por un valor total de 61.000 millones de pesos (3.600 millones de dólares).
Entre los contratos más lucrativos otorgados por el Gobierno mexicano a las empresas de Slim se encuentra la construcción del Tramo 2 del Tren Maya, el proyecto ferroviario de 1.500 kilómetros que conecta los principales destinos turísticos de la península de Yucatán, un proyecto emblemático que AMLO constantemente promociona como el legado de su Gobierno. El contrato, con un valor de 16.000 millones de pesos (865 millones de dólares), fue adjudicado a Operadora CICSA, una subsidiaria de Grupo Carso, un conglomerado propiedad de Slim.
Otros proyectos incluyen un contrato de perforación de petróleo por 19.480 millones de pesos (1.140 millones de dólares) otorgado en 2021 a GSM-Bronco de Slim, un contrato de infraestructura marina por 6.100 millones de pesos (360 millones de dólares) otorgado a Operadora CICSA, y un contrato de comunicación y logística por 1.790 millones de pesos (110 millones de dólares).
La estrecha relación entre AMLO y Slim no es ningún secreto. Según el medio El CEO, Slim se ha reunido con el presidente en 19 ocasiones desde el comienzo de la Administración. También ha sido invitado en múltiples ocasiones a “La Mañanera”, la rueda de prensa matutina de AMLO. En su aparición en noviembre de 2019, se le otorgó el Premio Nacional de Ingeniería y Arquitectura, ocasión en la que se deshizo en elogios por la 4T, afirmando que ésta representa la “sacudida” que se necesitaba para “empezar a tener crecimientos como los que se merece nuestro país”.
AMLO, por su parte, ha reconocido abiertamente la bonanza que su Administración ha representado para la élite empresarial mexicana. “Mis adversarios dicen que yo propicié que se enriqueciera más Slim. Se les olvida dinero llama dinero. Y la verdad, a los empresarios les ha ido muy bien,”, [énfasis añadido] dijo en “La Mañanera” al día siguiente de la publicación del artículo en El CEO .
Este comentario merece atención. En la frase “dinero llama a dinero” se encuentra encapsulada la esencia de la acumulación capitalista, al tiempo que propaga el mito fundamental de esta ideología donde se busca ocultar la verdadera fuente de la riqueza en nuestra sociedad.
El dinero por sí solo no es capaz de generar más dinero, de la misma forma en que una pila de oro bajo tierra es incapaz de multiplicarse. Es cierto que, en nuestra sociedad, el dinero, en forma de capital, parece ser capaz de multiplicarse. Pero esto no se debe a alguna ley inescrutable de la naturaleza. Marx esclareció este proceso en su crítica de la sociedad capitalista hace más de 150 años.
En su obra El Capital, Marx explicó que la fuente de la riqueza, es decir, el valor, proviene de la labor humana. Bajo el capitalismo, existen dos clases sociales protagónicas. Una es la clase trabajadora o el proletariado, la gran mayoría de la población, cuyos miembros venden su fuerza de trabajo, es decir, su capacidad para trabajar. La otra es la clase capitalista o burguesía, una diminuta minoría, cuyos miembros son “dueños” de los medios de producción. Este hecho les permite a los capitalistas apropiarse de la riqueza generada por los trabajadores mientras les paga una mínima fracción de ésta como salarios, quedándose el resto como beneficios, lo que Marx llamó “plusvalía”.
La obscena riqueza que estas personas han acumulado no deriva, como alegan incansablemente los medios burgueses, de su “esfuerzo” e “innovación”. Al contrario, es el resultado de la constante transferencia hacia arriba de la riqueza durante el proceso de producción. Este proceso es el que Marx contrapuso cuando escribió: “La acumulación de riqueza en un polo es, por lo tanto, al mismo tiempo, acumulación de miseria, agonía de trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental, en el polo opuesto”.
De hecho, un informe de enero de la organización internacional Oxfam encontró que la riqueza de los 14 milmillonarios mexicanos representa el 8 por ciento de la riqueza total del país. Esto es casi el doble de la riqueza del 50 por ciento más pobre de la población mexicana. En los primeros cuatro años de la pandemia, la riqueza combinada de los dos multimillonarios más ricos, Carlos Slim y Germán Larrea, ha crecido un 70 por ciento, y representa el equivalente a la riqueza del 50 por ciento más pobre de toda la población de Latinoamérica, es decir, 334 millones de personas.
Al explicar la inevitabilidad de la existencia de los multimillonarios diciendo “dinero llama dinero”, AMLO muestra, entre otras cosas, su completa postración ante el capitalismo, así como sus verdaderos intereses de clase. Destruye la noción, promovida por innumerables pseudoizquierdistas de que AMLO y MORENA representan una amenaza al orden capitalista.
Su demagogia populista y sus limitadas políticas sociales tienen como objetivo proporcionar una válvula de escape para liberar algo de la ira popular sin afectar de forma significativa los ganancias del capital y por ende sostener los intereses de la clase dominante.
Aprobando la forma en que el partido pseudoizquierdista en el poder ha logrado aplacar la ira popular, Slim comentó en una entrevista en febrero, “la actitud de la población es, en general, muy positiva” y agregó que “hay paz social, no hay confrontación”. En cuanto a la próxima elección presidencial y la casi certera victoria de MORENA, Slim dijo, “creo que todo va bien y seguirá yendo bien”.
En realidad, Claudia Sheinbaum, la candidata de MORENA y sucesora de AMLO en la presidencia, representa una continuación de las mismas políticas. Al igual que su predecesor durante las elecciones del 2018, Sheinbaum se ha estado reuniendo con representantes de la élite empresarial. La semana pasada se reunió con Larry Fink, presidente y director general de la firma de inversión BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, y uno de los mayores beneficiarios de los rescates financieros por COVID-19, otro claro ejemplo del papel que juegan los Gobiernos de todo el mundo en la transferencia hacia arriba de la riqueza.
Este año, mientras México se prepara para las elecciones presidenciales, la clase trabajadora debe prepararse para romper con la pseudoizquierda procapitalista y construir su propio movimiento político independiente.
Mientras persista el sistema capitalista, la riqueza de la oligarquía mexicana seguirá en aumento y la clase trabajadora continuará siendo despojada. La única forma de poner un fin a esto es a través de una lucha por la instauración de un Gobierno de los trabajadores que expropie la riqueza de la oligarquía y establezca el control democrático sobre las fuerzas productivas del país.
Solo a través de la planificación racional de la producción, en lugar de la búsqueda ciega de las ganancias, será posible asegurar que la riqueza creada por la clase trabajadora se utilice para satisfacer las necesidades de la población, en lugar de que continúe enriqueciendo al grupo de parásitos que se han plantado en la cumbre de la sociedad.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 05 de marzo de 2024)