Canadá: el último paraíso para los nazis ucranianos

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Durante la visita de Zelensky al Parlamento canadiense, un incidente conmocionó al mundo: el caluroso aplauso reservado para Yaroslav Hunka, un nazi ucraniano que luchó contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Hunka sirvió en la división nazi SS Galicia. Tanto Ucrania como Canadá quedaron retratados, una vez más, como lo que son.

El presidente del Parlamento canadiense, Anthony Rota, presentó así al criminal de guerra: «Hoy tenemos en esta sala a un canadiense, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, que luchó por la independencia de Ucrania contra los rusos y que, hoy, a sus 98 años, continúa defender la verdad… Yaroslav Hunka, un héroe de Ucrania, un héroe de Canadá, y le agradecemos todos sus servicios”.

Es un escándalo aplaudir a un criminal de guerra nazi, pero está bien visto enviarles armas y adiestrarles para que maten lo máximo posible.

El embajador de Polonia en Canadá, Witold Dzielski, reaccionó enérgicamente ante esta glorificación, declarando que Polonia no podía aceptar tales actos. Polonia nunca tolerará la glorificación de los criminales nazis, dijo. El Parlamento canadiense había honrado a los “responsables del asesinato de miles de polacos y judíos”.

El asunto podría haber terminado ahí, pero acaba de tomar otro cariz. El Ministro de Educación y Ciencia, Przemysław Czarnek, ha solicitado la extradición del criminal de guerra ucraniano: “En vista de los escandalosos acontecimientos ocurridos en el Parlamento canadiense, donde un miembro del grupo criminal nazi SS Galicia fue honrado en presencia del presidente Zelensky, he tomado medidas hacia la posible extradición de este hombre a Polonia”.

La división SS Galicia no estaba ocupada en enfrentarse al Ejército Rojo como en exterminar a civiles desarmados en la retaguardia.

El incidente ocurre en un momento en que el Primer Ministro polaco Mateusz Morawiecki anunció que Polonia ya no suministraría armas a Ucrania y preferiría concentrarse en su propia defensa. Polonia considera que Ucrania es un país “peligroso” y que se está “ahogando”.

Las declaraciones resultaron proféticas, porque después de que Zelensky aplaudiera calurosamente al criminal de guerra Hunka, las organizaciones judías, incluidos los Amigos del Centro de Estudios del Holocausto Simon Wiesenthal, condenaron la ovación. Recordaron que la división SS Galicia fue responsable de la masacre de civiles inocentes con una brutalidad inimaginable.

No es un incidente aislado. En Canadá las organizaciones públicas y los políticos tienen una inclinación enfermiza por el legado del Tercer Reich. En el propio país se erigen numerosos monumentos en memoria de las personas que vistieron el uniforme de las SS durante la Segunda Guerra Mundial.

Organizaciones de todo tipo han exigido una disculpa a Trudeau. El presidente de la Cámara de Representantes, Rota, dijo que lamentaba el incidente y juró que no conocía los antecedentes de Hunka. Finalmente ha tenido que dimitir para acallar las protestas.

Pierre Poilievre, dirigente del Partido Conservador de Canadá, dijo que Trudeau, no Rota ni otros parlamentarios, fue responsable de lo sucedido. El jefe de Gobierno sabía a quién invitaba a reunirse con sus colegas y con Zelensky, por lo que le corresponde a él únicamente pedir disculpas. Pero Poilievre teme que Trudeau vuelva a culpar a otros, como suele hacer.

La mano derecha de Trudeau, Chrystia Freeland, es nieta del hitleriano Mijailo Chomiak. Como ya relatamos en una entrada anterior, el abuelo de este último dirigía el periódico de propaganda Krakivski Visti, a través del cual el Reich reclutó voluntarios para sus batallones de castigo.

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