mpr21 Redacción
Cuando alguien coge un yogur de la nevera, mira antes si ha vencido la fecha de caducidad y lo mismo ocurría hasta ahora con los medicamentos, la mayor parte de los cuales acababan en un armario de la casa que ejerce la funciones de botiquín particular.
Un hospital de tamaño medio desperdicia cada año medicamentos por valor de unos 200.000 euros debido a su caducidad. A escala general esas cifras suponen millones de euros de gasto famacéutico que van a parar a las empresas del gremio.
Desde los años ochenta hay una campaña en Estados Unidos para alargar la caducidad de los fármacos. Empezó en 1986, asegurando que muchos medicamentos conservaban su eficacia mucho más allá de su fecha de vencimiento oficial y que arrojar sustancias químicas a la basura es malo para el medio ambiente.
Recientemente una organización francesa de consumidores, UFC-Que Choisir, ha trasladado la campaña a Europa. Ha analizado 30 muestras de medicamentos caducados, algunos de ellos desde hace más de 30 años, principalmente paracetamol e ibuprofeno, concluyendo que la gran mayoría de ellos conservaban un principio activo cercano al indicado en el envase (*).
El estudio revela que solo tres de cada diez muestras contenían menos del 90 por cien de la cantidad mostrada de ingrediente activo, siendo el peor resultado un 82 por cien para el ibuprofeno caducado desde 2022.
Las condiciones de almacenamiento, asegura el informe, no tienen ningún impacto en la conservación de sustancias activas. Los resultados se hacen eco de estudios anteriores, en particular el realizado por investigadores alemanes en 2018, que demostró la estabilidad de algunos fármacos con varias décadas de antigüedad.
No es posible decir si los investigadores tuvieron en cuenta suficientemente el estado de presentación de muchos fármacos, porque ciertos compuestos y ciertas formas líquidas, cremas y ungüentos, por poner algunos ejemplos, no se conservan en condiciones de temperatura, humedad o luz.
En muchas familias las medicinas no se tiran nunca, por lo que almacenan botiquines en sus casas, especialmente en el baño o la cocina, que que son los sitios más húmedos. Muchos de los fármacos de exigen prescripción médica no se obtienen en la farmacia sino de la familia o los amigos. A medida que las personas llenan sus casas de medicamentos, el número de intoxicaciones accidentales y sobredosis se dispara.
Las instituciones reguladoras ya están negociando alargar la fecha de caducidad de los medicamentos, lo que agrava los problemas de una sociedad demasiado intoxicada por el consumo excesivo de sustancias químicas desde que nacen.
(*) https://www.quechoisir.org/enquete-medicaments-perimes-encore-actifs-longtemps-apres-n131086/