Fuente: La Jornada Emir Sader* 30.09.22
Ya no hay duda de que Lula volverá a ser elegido presidente de Brasil. Los márgenes de duda son si será elegido en primera o segunda vuelta.
Hay gente que se pregunta, ¿qué Lula viene? Lula tiene toda la razón al recordar siempre que ha gobernado Brasil durante ocho años y no debe haber dudas sobre cómo gobernará. A algunos, que aún plantean dudas sobre si Lula hará un gobierno democrático, les recuerda que perdió tres elecciones presidenciales, sin cuestionar nunca sus resultados.
Ganó y gobernó siempre democráticamente. Convivió perfectamente con otros poderes de la república y con los medios de comunicación, que siempre se opusieron fuertemente a su gobierno.
Lula eligió democráticamente a su sucesora, Dilma Rousseff, quien fue relegida y no pudo gobernar en el nuevo mandato, sólo porque se montó un golpe de Estado reconocido ahora hasta por el Poder Judicial, admitiendo que no hubo irregularidades contables, la excusa que se usó para destituirla. El propio Lula fue arrestado, acusado sin fundamento legal e inhabilitado para ser elegido nuevamente en 2018.
A pesar de ser inocente, Lula se presentó ante la policía, aceptó la detención y demostró su inocencia en los 26 procesos que sufrió. Salió libre, rescató sus derechos políticos, volvió a postularse para presidente y ahora está cerca de volver a triunfar. Todo democráticamente. Nadie tiene una trayectoria tan democrática como Lula, tanto cuando perdió elecciones como cuando las ganó. Cuando fue arrestado y cuando fue liberado. Cuando fue candidato y cuando gobernó.
¿Qué Lula vuelve a gobernar?, preguntan algunos. Como si existieran varios Lulas. Como si Lula fuera a decidir, cuando sea elegido, qué tipo de gobierno llevará a cabo.
Lula tiene una continuidad impresionante en sus propuestas y en sus planes de gobierno. Siempre defendió la democracia, la practicó y luchó contra la dictadura como ahora lucha por la restauración de la democracia. Siempre ha puesto en práctica una lucha incansable contra las desigualdades sociales y regionales, a través de la prioridad de las políticas sociales, la distribución del ingreso, la generación de millones de empleos con contrato laboral y el aumento de los salarios siempre por encima de la inflación.
Lula siempre ha defendido los derechos de las mujeres, los pobres, los negros, la comunidad LGBT, a los más frágiles y a los más necesitados. Siempre propuso y practicó conversaciones y negociaciones para solucionar los problemas del país.
Por eso Lula volverá a ser elegido con el apoyo masivo de mujeres, pobres, negros, nordestinos y jóvenes.
Pero Da Silva ha avanzado y tiene nuevas propuestas. Primero, propone una reforma fiscal, ya que el Estado brasileño está en bancarrota. Para impulsar la reanudación del crecimiento económico y retomar la centralidad de las políticas sociales: educación, salud y asistencia social.
Una reforma que grava a los más ricos es considerada por él indispensable para instaurar sus programas históricos y combatir las desigualdades sociales y regionales en Brasil.
El programa de Lula tiene dos ejes fundamentales: la restauración de la democracia en Brasil y la reanudación de las políticas económicas antineoliberales. Un Lula que valora más la democracia y es más claramente antineoliberal. Con la reanudación de la política exterior soberana que siempre lo caracterizó.
¿Hasta qué punto las amplias alianzas de Lula de hoy cambian las posiciones políticas históricas del candidato? Nada, básicamente. En la composición del gobierno, probablemente.
Por ello Lula es el candidato favorito en las elecciones del domingo, probablemente para triunfar en la primera vuelta. Este es el Lula que volverá a gobernar Brasil.