Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2022/08/26/boric-los-simbolos-y-la-resistencia-mapuche/
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El 18 de octubre de 2019, se inició el estallido, devenido en Revuelta Social. Años de despiadado sistema de dominación, de falsas promesas y de perversas esperanzas del “progresismo” terminaron por desatar la rebeldía.
Vale decir y recordar que fueron los gobiernos de la Concertación los mejores administradores y profundizadores del sistema, el agua, los minerales, el mar, las semillas, la tierra, la vivienda, la salud, la educación, fueron entregados a los intereses de la clase dominante. La Revuelta sacudió, con furia y pasión, el desprecio de TODA la institucionalidad del “Estado”.
Muchos símbolos surgieron y fueron apropiados como identificación de la rebeldía, el hastío y el agotamiento del Sistema, de la “Democracia”, de la cocina política, de la defensa de los intereses de la Clase Dominante. “El Negro Matapacos”, los pasamontañas multicolores, las banderas negras invertidas y por cierto, el Wünelfe blanco sobre fondo azul o Wenufoye, las banderas Mapuche. Ninguna marcha, Asamblea Territorial o edificio en el centro de la capital y en poblaciones, se preciaba de por lo menos tener alguna colgando de ventanas o techos.
El miedo, el pavor, se apoderó de la ELITE, de la Clase Dominante, de la llamada Clase Política, del Estado en su conjunto. Fue entonces, cuando el 15 de noviembre de 2019, a puertas cerradas, con un gobierno aterrorizado y con las manos manchadas de sangre popular, sonaron las sartenes, ollas y cuchillos en las cocinas del congreso..
El menú: “Acuerdo por la paz y la Nueva Constitución”
Ingredientes: Muertos, Montajes, Presos de la Revuelta, Mutilados, Militares en la calle, Policías acosando y violentando sexualmente a mujeres y hombres, Golpizas y Torturas, Balines en los cuerpos, Envenenamientos con gases prohibidos y por supuesto, continuidad histórica de la violencia, impuesta en el Wallmapu, contra las comunidades, con muertos, presos, violencia contra ancianos, mujeres hombres y niños. Comunidades mapuches víctimas de montajes y el accionar de las fuerzas del Estado.
El plato resultante: Un proceso llamado Convención Constituyente (¿y qué pasó con la Asamblea Constituyente?), ¿Encabezado por quién? Por un sistema político secuestrado por partidos sin representación, despreciados y sin ninguna autoridad política, moral ni ética. Recordemos que la participación en este mañero proceso la participación de independientes del movimiento social estuvo en pausa hasta el último momento.
En ese momento, nuevamente el poder y sus lacayos se apropiaron de los símbolos de la revuelta y nuevamente vimos como “El Negro Matapacos” votaba “APRUEBO-CC” y las banderas y simbología del pueblo Mapuche, carentes de todo el significado que contienen, flameaban de manos de aquellos que reproducían el marketing del espectáculo político.
Mientras, en el Wallmapu, la misma violencia del Estado caía sobre los comuneros, con comandos entrenados en Colombia, con militares luchando contra un “enemigo interno”.
El Postre: Luego de una “Convención Constitucional”, marginada de la participación del pueblo, donde según definiciones de cientistas políticos, radica el Poder Constituyente. Sin vinculación con las promesas electorales, de participación popular, el resultado es una propuesta de Nueva Constitución, que ya fue anunciada será reformada antes de ser aprobada. Una propuesta que se dice feminista y plurinacional, que por cierto, de “feminista” solo hace énfasis en la paridad como “feminismo” y con una plurinacionalidad, que no reconoce las formas organizacionales de las distintas naciones que la componen. Una propuesta que en nada cambia la propiedad de las riquezas de la convención llamada Chile, que no cambia la depredación de las forestales, del maritorio, de la minería en manos de intereses extranjeros, de la depredación del suelo, propiedad de las mismas familias a las cuales les pertenece el Poder..
“Que todo cambie para que nada cambie”.
En el contexto de un nuevo-viejo Gobierno encabezado por Gabriel Boric Font, demostrado está en su actuar y relaciones, que es continuidad del piñerismo y de la Concertación.
Que pronto aprendieron a sentarse en la misma mesa con el Poder y los “poderosos” y cenar junto a ellos, recibiendo las migajas de la mesa.
Que rápido dictaron Estados de Emergencia en el Wallmapu.
Repitiendo la cantinela de que mientras las organizaciones de vanguardia de comunidades, como la CAM, no abandonen la autodefensa no habrá diálogo.
Cabe decir que tempranamente el naciente Estado de Chile, a pesar del reconocimiento de Bernardo O’higgins, Director Supremo del naciente estado-nación reconoce la Independencia y Autonomía del pueblo Mapuche:
“Araucanos, cunchos, huilliches y todas las tribus indígenas australes: ya no os habla un Presidente que siendo sólo un siervo del rey de España afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada; os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto a ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne, firmando al mismo tiempo la gran Carta de nuestra alianza para presentarla al mundo como el muro inexpugnable de la libertad de nuestros Estados. Contestadme por el conducto del Gobernador Intendente de Concepción a quien he encargado trate este interesante negocio, y me avise de nuestra disposición para dar principio a las negociaciones. Entre tanto aceptad la consideración y afecto sincero con que desea ser vuestro verdadero amigo».
(Extracto de carta de O’higgins a los lonkos, 1819.)
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Ya el establecido el Estado de Chile, inició una campaña militar llamada la Pacificación de la Araucanía (1861), a pesar de estar vigentes los tratados de Yumbel y Tapiwe, que significó, muerte despojo, persecución y exclusión de las tierras ancestrales del pueblo-nación Mapuche, para entregarle tierras a “colonos” europeos. Obligándolos a la migración forzosa a centros urbanos donde fueron “culturizados” con la cruz y la espada, despojándolos de su relación con la tierra, sus raíces y cultura, obligados a abandonar su lengua, vestimentas, cocina, relaciones sociales y avergonzarse de su condición de pueblos originarios.
Cada vez que el Estado habla de PAZ, los pueblos tiemblan, saben que viene el despojo, muerte y violación.
Es así como continúa la Resistencia del Pueblo Mapuche, cada vez que el Estado habla de PAZ, los pueblos tiemblan, pues el diálogo ha venido acompañado de fusiles, despojo y muertes, prisión a la Resistencia y persecución.
Hoy en otro capítulo de la Resistencia, de la recuperación de tierras, de la restitución de la vida al suelo, cuidado de las aguas, preservación de lugares sagrados, etc., el Gobierno de Gabriel Boric Font, da continuidad a todas y cada una de las medidas represivas del estado, con los mismos métodos y argumentos.
Ayer 25 de agosto, a pesar de no evidenciar ninguna prueba en su contra, se ha detenido al vocero de la CAM, Héctor Llaitul Carrillanca, luchador social y mapuche. Cuyo único “delito” ha sido expresar lo que sus comunidades requieren y un camino de Resistencia y Autodefensa de la agresión del Estado de Chile. Hoy, se dicta detención preventiva y es encarcelado en la ciudad de Concepción.
El Estado chileno ha militarizado el Wallmapu, el pueblo Mapuche se ha defendido de las policías, ejércitos y los mercenarios armados al servicio de forestales y latifundistas.
¿Ahora dónde están las banderas del pueblo mapuche que enarbolaste?
¿Ahora dónde están los símbolos que usaste para el Apruebo?
¿Ahora dónde están el Wünelfe blanco sobre fondo azul o Wenufoye, cuando se sigue encarcelando al pueblo Mapuche en Resistencia?
¡¡¡Libertad a Héctor Llaitul Carrillanca y todos los prisioneros de la Resistencia Mapuche !!!