mpr21 Redacción

BlackRock se ha convertido en un protagonista importante del transporte marítimo internacional. Ha puesto 22.800 millones de dólares encima de la mesa para apoderarse de la gestión de muchos puertos, incluidos algunos en Panamá. De esa manera el fondo buitre extiende su influencia sobre los mercados mundiales.
El 4 de marzo los buitres anunciaron la compra de un conjunto de puertos estratégicos de la mano de Global Infrastructure Partners (GIP), una empresa adquirida por BlackRock en octubre del año pasado) y Terminal Investment Limited (TIL), vinculada a MSC, la mayor línea de contenedores del mundo.
BlackRock compró un 80 por cien de la empresa china Hutchison Ports, que gestiona 43 puertos con 199 muelles en 23 países. La operación ascendió a 22.800 millones de dólares, incluyendo una participación del 90 por cien en Panama Ports Company, que opera los puertos de Balboa y Cristóbal, en el Canal de Panamá.
La transacción aún requiere aprobación del gobierno de Panamá, aunque el papel de BlackRock en la logística marítima ya se ha consolidado. Los buitres controlan los nudos estratégicos. Los puertos de Balboa y Cristóbal son cruciales para el Canal de Panamá, que facilita el 2,5 por cien del comercio marítimo mundial y el 14 por cien del comercio marítimo de Estados Unidos, incluyendo un 72 por cien de la carga que entra o sale de ese país.
El año pasado esos puertos manejaron el 39 por cien del volumen de carga del Canal, según la Autoridad Marítima de Panamá. Al controlarlos, BlackRock gana influencia sobre una arteria vital que conecta 1.920 puertos en 170 países, afectando rutas entre el Atlántico y el Pacífico.
Además de Panamá, el negocio incluye puertos en México, Países Bajos, Egipto, Australia y Pakistán, entre otros. Eso amplía la influencia de los buitres en la logística marítima, permitiéndoles influir en cadenas de suministro en múltiples regiones. Con 12.000 barcos transitando por el Canal de Panamá anualmente, y muchos más usando los otros puertos, BlackRock se posiciona como un actor con capacidad para moldear los flujos comerciales clave.
La alianza con TIL, parte del grupo MSC, indica una integración vertical. MSC podría dar prioridad a esos puertos en sus operaciones, optimizando costos y tiempos de tránsito, lo que refuerza su influencia operativa en el transporte marítimo.
La adquisición de los puertos es la mayor operación en infraestructuras de la historia del fondo buitre. Los puertos adquiridos generan aproximadamente 1,7 billones de dólares anuales en EBITDA.
Lo de BlackRock no es “neoliberalismo” sino todo lo contrario: capitalismo monopolista de Estado. El negocio monopolista no hubiera sido posible sin las amenazas de Trump y el ultimátum de Marco Rubio, el secretario de Estado, que visitó Panamá el mes pasado para reducir la influencia china en la arteria.
Los buitres, pues, secundan los objetivos estratégicos estadounidenses, lo cual no es ninguna novedad, e incluso podría darles ventaja en negociaciones futuras con gobiernos y acceso preferencial a suculentos contratos.