«Barbie» o el «feminismo» de Hollywood disfrazado de «empoderamiento»

Fuente: https://canarias-semanal.org//art/34746/barbie-o-elfeminismo-de-hollywood-disfrazado-de-empoderamiento  Viernes, 28 de Julio de 2023

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Una crítica marxista a un film que perpetua los peores estereotipos machistas

La película ‘Barbie’, estrenada recientemente y aclamada por la crítica, desvela una realidad inquietante más allá del brillo de su trama. Esta supuesta comedia, «faro del feminismo» según su directora Greta Gerwig, se desviste en un minucioso análisis, mostrándose como un reflejo del sistema capitalista en su máxima expresión. Abrazando estereotipos y roles de género, promueve un consumismo desenfrenado y una obsesión enfermiza por la imagen personal, bajo la bandera de la «superación individual».

 

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

Hace unas pocas fechas me tropecé, por mera casualidad, con un tuit rubricado por Yolanda Díaz, en el que la todavía vicepresidenta del gobierno de Pedro Sánchez, expresaba lo siguiente:

 

@Yolanda_Diaz_

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Tenía muchas ganas de poder ver la nueva peli de Barbie 💜

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Confieso que el inusitado entusiasmo mostrado por la candidata de SUMAR, que acompañaba el citado tuit con fotografías en las que se la veía antes de entrar a ver dicha película, llamó tan poderosamente mi atención que, pese a que apenas tenía referencias de esta «superproducción» hollywoodense, no pude sustraerme a la curiosidad de acudir yo también a una de las salas de cine donde se estaba exhibiendo.

 

Transcurridos unos días desde entonces, me dispongo a dar una opinión sobre el film en cuestión, confesando previamente que aún no llego a deducir cuáles son las razones ideológicas por las que algunos «progres» han celebrado con entusiasmo este trabajo de Greta Gerwig.

 

Como suele ocurrir con las producciones cinematográficas que invierten millonadas en asegurarse un escaparate de exhibición, casi siempre el producto final termina siendo decepcionante. El riesgo de no cumplir con las altas expectativas que el espectador ha creado es elevado.

 

Pero Barbie no es solamente otro filme anodino más de una major como Warner Bros,  interpretado por un elenco estadounidense abanderado de la cultura yanqui. Pretende también ofrecer una suerte de alegato político-social presuntamente «feminista», pero que reproduce los más rancios roles de género, amparándose en un guión cargado de mensajes subliminales. Todo ello bajo el paraguas de una comedia.

 

El cine, como toda forma de arterefleja la sociedad en la que se produce. Por ende, no sorprende que películas como «Barbie», aparentemente inocentes y lúdicas, estén impregnadas de la ideología del sistema dominante. Desde la perspectiva de una interpretación política, esta película es más que una historia de una muñeca viviente. Es un espejo que refleja las contradicciones y la alienación inherente al complejo sistema económico y social que ha ayudado a producirla.

 

La película presenta a Barbie, la muñeca de Mattel, como una heroína y un modelo a seguir para las jóvenes espectadoras. Se la representa como autónoma y ·empoderada·, pero su imagen es ramplonamente comercialBarbie es, después de todo, un producto de consumo masivo, cuya principal función es generar extraordinarias ganancias a la Corporación que la ha fabricado.

 

El film es presentado como una historia de superación personal, pero en realidad no es otra cosa más que un canto al conjunto de valores que sirven para sostener los pilares del sistema imperante.

 

  Barbie, en su afán por alcanzar sus sueños, cae en el consumismo desmedido, la obsesión por la imagen personal y el individualismo. Es decir, es el reflejo de la ideología dominante que insta a los individuos a competir entre sí, a acumular bienes y a buscar la satisfacción personal por encima del bienestar colectivo.

 

El sistema económico dominante genera la alienación en los trabajadores, quienes son reducidos a meros engranajes en la maquinaria productiva. En «Barbie» se trata de sublimar otra forma de alienación distinta, pero igualmente dañina y secular.  La alienación de las niñas y jóvenes, que son inducidas a identificarse con una muñeca, un objeto inanimado, que se vende como el ideal de belleza y éxito. Este ideal, lejos de empoderar, limita y condiciona, porque se basa en normas de belleza y éxito que resultan inalcanzables para la mayoría de los seres humanos.

 

La película se apoya, además, en el mito de que, en el capitalismo cualquier persona puede alcanzar «el éxito» si se esfuerza lo suficiente. Este mito oculta la desigualdad estructural que caracteriza a este sistema, donde unos pocos acumulan riquezas mientras la mayoría lucha penosamente por sobrevivir. «Barbie» promueve una visión individualista y supuestamente «meritocrática» que en el fondo no hace otra cosa que negar la realidad de la lucha de clases y la explotación, al mismo tiempo que perpetúa los más rancios estereotipos más machistas.

 

Es por ello que, pese su aparente inocencia, y bajo su aparente simplicidad, «Barbie» es también una herramienta de reproducción ideológica. Transmite los valores del capitalismo, la obsesión por el consumo, la competencia, el individualismo, y la alienación.

 

En lugar de fomentar la empatía, la solidaridad y la cooperación, como valores necesarios para la construcción de una sociedad más justa y equitativa, no hace otra cosa que intentar reforzar las normas y los valores dominantes.

 

El film «Barbie» no es, pues, solamente una manifestación más de la ideología que el sistema capitalista pretende vender como «la cultura popular». Es una película que, bajo el disfraz de una historia entretenida e inspiradora refuerza los valores, las normas y la lógica de dicho sistema.

 

Es imprescindible, pues, hacer una lectura crítica y consciente de esta obra cinematográfica, que nos permita resistir esa subrepticia imposición ideológica  y luchar por una sociedad más justa y equitativa, así como preguntarnos qué tipo de sociedad defiende, en realidad, esa «progresía» política e «intelectual» que, en lugar de contribuir a clarificar cómo funciona este mecanismo de control social, se suma a la publicitada «ola rosa» que lo pretende consolidar.

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