Con su desaforada “doctrina Amalek” paleobíblica, Netanyahu y sus aliados supremacistas colonizadores Ben-Gvir y Smotrich justifican su infanticidio para permanecer en el poder: aplican su controvertida hermenéutica en forma unilateral, excepcional y solipsista, pero que carece de validez universal y que tiene pendientes tres resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU para la creación del inalienable Estado palestino: la 142 (de 1948), la 242 (de 1967) y la 338 (de 1973). Ver mapas (https://bit.ly/3uurIg7) y hasta del The Economist (https://bit.ly/3sFA7Nn).

Sin entrar a su perturbadora declaración sobre la “ingeniería específica del covid-19 para evitar dañar a los ashkenazis (léase: los jázaros” (https://bit.ly/40M7oD7), Robert Kennedy Jr. quizá se retractó para no sufrir el destino de su padre y tío: Israel es un bastión para nosotros. Es casi como tener un portaaviones en Medio-Oriente. Este es nuestro aliado más antiguo. Si Israel desaparece, Rusia, China y los países BRICS+ controlarán 90 por ciento del petróleo mundial, y esto será un desastre para la seguridad nacional de EU (https://bit.ly/40Mg10n).

En 1982, el carnicero de Sabra y Chatila, general Ariel Sharon, se jactó: No se preocupen por la presión de EU sobre Israel. Nosotros, el pueblo judío, controlamos EU y los estadunidenses lo saben (https://bit.ly/3MP5Fas).

El coronel retirado Douglas McGregor acaba de comentar: Los israelíes, efectivamente, son dueños de Washington. Han obtenido lo que han querido. Francamente, Netanyahu ejerce más influencia y autoridad en Washington que el mismo Biden. Los israelíes han decidido que esta es una oportunidad para saldar cuentas con todos sus enemigos, ya que pueden contar con la influencia de nuestro poder (https://bit.ly/47E0X7h). ¡Netanyahu es el rey de EU, no de Israel!

Los académicos John Mearsheimer y Stephen Walt demostraron el poder del “ lobby israelí” en EU en su libro que expone al omnipotente eje Hollywood/Wall Street/multimedia (https://amzn.to/3MNcn0z).

A Netanyahu y a sus aliados supremacistas Ben-Gvir, ministro de Seguridad (sic), y Smotrich, ministro de Finanzas, no les conviene abogar por el teológico derecho catastral perpetuo de la tierra (sic) de Israel ya que los cananeos/fenicios/semitas son anteriores a los israelitas/hebreos/judíos/israelíes –no se diga a los conversos jázaros (https://bit.ly/3QqemJr), de origen mongol, lo cual descarrila la elusiva ley del retorno (https://amzn.to/2MR0PfM)–.

El connotado investigador belga Elijah Magnier (EM), uno de los máximos expertos contemporáneos del Medio Oriente, demuestra que “ Filistin, Palestina, fue primero habitado por los árabes cananeos, no judíos”. Así que la tierra de Canaán es anterior a Abraham y Moisés (https://bit.ly/49KqqOa).

EM comenta que el nieto de Noé fue Canaán, hijo de Ham, de donde provienen los pueblos cananeos (Génesis 9:18). Los cananeos y su tribu afín, los jebusitas, son pueblos árabes que migraron a Palestina desde la península Arábiga antes (sic) que los judíos, alrededor 2500 a. C. Finalmente, los fenicios, como sus vecinos moabitas y edomitas, fueron pueblos cananeos semitas. Inclusive, Jerusalén es de origen cananeo-fenicio-semita: su nombre significa muy probablemente Ciudad de Shalem, dios de la religión cananea; Diccionario de Deidades y Demonios en la Biblia (https://bit.ly/49Jr5Q3): también identificado como Venus, según las célebres Tablas de Ugarit.

Los verdaderos propietarios teológicos y catastrales de la antigua Palestina son los cananeos/fenicios/semitas que hoy no podrían recuperar sus bienes expoliados ya que carecen de 300 bombas termonucleares clandestinas (https://bit.ly/3SEJGqm) y del apoyo irrestricto de EU.

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