Más que las alucinaciones de Smotrich, llamó la atención su mapa del gran Israel con Cis-Jordania y Jordania como sus fronteras.

Netanyahu expuso su irredentista mapa sin Palestina (https://bit.ly/46qXKXX) –frente a lo que queda ínfimamente de Palestina (https://bit.ly/3uurIg7 y https://bit.ly/3sFA7Nn)–, ante la Asamblea General de la ONU el 22 de septiembre, que 15 días después detonó, entre otros factores acumulados, el operativo de los guerrilleros sunnitas palestinos de Hamas, el icónico 7 de octubre.

Cookie Schaeber-Issan, con el lujo de un truculento mapa de apoyo, explaya con sus conspicuas limitaciones mentales que el concepto paleobíblico del gran Israel –Eretz Yisrael Hashlema– engloba los “territorios palestinos, el occidente (sic) de Siria, el sur (sic) de Turquía, parte(sic) de Iraq, parte (sic) de Arabia Saudita, parte (sic) de Egipto y aun Líbano (https://bit.ly/40RCERj)”.

A juicio de Schaeber-Issan y su hermenéutica sui generis de la Biblia, “existen tres (¡megasic!) definiciones geográficas de la tierra de Israel, la primera fue la que le fue otorgada (¡megasic!) a Abraham, que incluye el arroyo (sic) de Egipto al Éufrates. Agrega que los otros territorios es la tierra dividida entre las 12 tribus originarias de Israel. Por cierto, el arroyo de Egipto se ha de referir al río Nilo, el segundo más largo del mundo que recorre 10 países de África.

Quizá por su patente ignorancia, Schaeber-Issan, no se diga su mentor Smotrich, esquiva que antes de la tierra de Israel existió en 2500 aC la tierra de Canaan de origen fenicio: “anterior a Abraham y Moisés (https://bit.ly/47piOzc)”.

Según el diplomático británico Alastair Crook, el irredentismo del gran Israel engloba el río Litani del sur del Líbano –lo que explica su choque permanente contra la guerrilla chiíta libanesa Hezbolá: “La doctrina Nakba de Israel (https://bit.ly/3ReTZQN)”.

Una de las vulnerabilidades de Israel, que explica su territorial metástasis expansionista del gran Israel, radica en su aguda penuria de agua, por lo que ha anexionado, con bendición de Trump y su yerno jázaro (https://bit.ly/3QqemJr) Jared Kushner, las alturas del Golán –donde nació Smotrich– de Siria (https://bit.ly/3sZIqUe), pletóricas del líquido vital, concomitante a su triple jaque hidráulico: 1) a las dos riberas del río Jordán (https://bit.ly/3GeqxnO), transfrontera con Jordania; 2) al río Litani (https://bit.ly/3ReVrCH) de Líbano sur, asiento de Hezbolá, y 3) su anhelo de controlar los ríos Nilo (https://bit.ly/47PMhSJ) y Éufrates (https://bit.ly/40TvJXI) que simbolizan las dos franjas azules de su bandera (https://bit.ly/3GiCF7s).

El sueño, hoy totalmente aniquilado por el poderío militar ruso, del comediante jázaro Zelensky era convertir a Ucrania en el “gran Israel (https://bit.ly/3MZYCMb)”, asiento de Jazaria del siglo X dC (https://bit.ly/46uC0u7) cuando la tribu pagana turco-mongol (¡no semítica!) se convirtió a la religión judía en torno al mar Negro. El gran Israel de Zelensky en Ucrania, ¿estaba contemplado fusionarse al gran Israel paleobíblico de la tripleta supremacista Netanyahu/Smotrich/Ben Gvir como la irredentista nueva Jazaria del siglo XXI?

Sin contar el control de Hollywood, los multimedia y Wall Street, no se diga el Congreso de EU, la columna vertebral del gobierno de Biden es eminentemente jázara: Jacob Sullivan, asesor de Seguridad Nacional; Antony Blinken, secretario de Estado; Vicky Nuland, subsecretaria de Estado, y Janet Yellen, secretaria del Tesoro. ¿Quién da más?

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