siete frentes de Israel (ministro de Defensa, Yoav Gallant, dixit), ahora entre Israel y la guerrilla chiíta libanesa Hezbollah, y de la esquizofrénica negociación simultánea en El Cairo para un cese el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes israelíes, el kahanista (https://bit.ly/3QqemJr) Ben Gvir, ministro de Seguridad (¡megasic!) en el gabinete Netanyahu, externó su deseo de construir una sinagoga en el complejo de la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén oriental (https://bit.ly/47j7kOJ), lo cual equivale a una declaración de guerra teológica contra el Islam global, que cuenta con mil 800 millones de feligreses en 57 países.
La sección oriental de Jerusalén forma parte teóricamente del territorio palestino ocupado de Cisjordania, donde los kahanistas representados por Gvir buscan expulsar a sus moradores originarios palestinos para (re)crear la “nueva Judea (https://bit.ly/3X0jNlq)”. Se perfila así una Nueva Judea
de kahanistas, sin palestinos, que busca sustituir al Estado paria/apartheid/genocida de Israel con segregados palestinos de segunda clase, al estilo Rodesia.
El premier Netanyahu, quien tiene su propio pérfido plan (aniquilar a Irán empinando a EU), tanto de supervivencia legal como popular, ha dejado hacer deliberadamente a la dupla arabófoba de Gvir y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, frente a las reticencias del establishment militar israelí, lo cual exhibe los prolegómenos de una guerra civil (https://bit.ly/4dVijQj).
Las milicias de los 800 mil (¡megasic!) colonos kahanistas de Cisjordania y Jerusalén oriental, que controlan a la policía (¡megasic!), carcomen paulatinamente, bajo la (re)creación de la nueva Judea
, el poder legal del ejército del Estado de Israel.
En Jerusalén oriental –ocupada militarmente por Israel en 1967 y anexada en forma ilegal–, se vislumbra una asimétrica batalla militar/religiosa entre los 350 mil indefensos palestinos y los militarizados ilegales 220 mil colonos kahanistas trasladados a Jerusalén oriental (https://bit.ly/4cBpQTi).
La expulsión de 350 mil palestinos en Jerusalén oriental va viento en popa y su principal vehículo es el incendio de una guerra teológica a escala local y regional –en un descuido hasta global–.
Hoy 86 por ciento de Jerusalén oriental se encuentra bajo el control directo tanto del gobierno israelí como de los colonos kahanistas, quienes operan la artificial judaización demográfica y paramilitar de Jerusalén oriental con el fin de (re)crear una espuria mayoría judía (https://bit.ly/3XkVtMG). Más allá de que en forma cómica Smotrich se haya ido a refugiar en un búnker debido a la cascada de Katyushas y drones lanzada por Hezbollah, su aliado Gvir declaró que desea construir una sinagoga (¡megasic!) en el complejo de la mezquita Al-Aqsa.
Aquí la afrenta de Gvir es doblemente confrontativa: construye una sinagoga en la parte ocupada de Jerusalén oriental junto a la mezquita Al-Aqsa, tercer sitio sagrado del Islam en su conjunto, en sincronía con Meca y Medina (donde nació el profeta Mahoma; https://bit.ly/3T7XQjo).
La guerrilla palestina sunnita de Hamas advirtió que la declaración tectónica de Gvir tiene como objetivo la “judaización y el control de Jerusalén oriental (https://bit.ly/476IBNs)” e hizo un llamado a la valiente resistencia y juventud revolucionaria en Cisjordania ocupada
a defender la sacralidad de Al-Aqsa, al tiempo que apeló a los países miembros de la Organización de la Cooperación Islámica (OIC), que comporta 57 países, de proteger Al-Aqsa frente al irredentismo kahanista.
En medio de la estéril coreografía estadunidense en El Cairo, para el cese el fuego y la liberación de los rehenes, Egipto, máxima potencia poblacional (111 millones) y militar del mundo árabe (473 millones de habitantes), fustigó la declaración irresponsable
de Gvir (https://bit.ly/3T92CwT).
Varios líderes políticos y miembros del gobierno Netanyahu se deslindaron de la volcánica baladronada de Gvir, lo cual denota un juego muy perverso conectado a la elección presidencial de EU.
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