A juicio de Blinken, “China tiene una mayor habilidad que Rusia (¡ megasic!) para intentar configurar el sistema internacional”.

Al unísono de los también jázaros Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional del catatónico Biden, y la omnipotente subsecretaria de Estado Vicky Nuland, organizadora del desastre en Ucrania, Blinken repite lo mismo sobre China que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, expuso el año pasado en el documento de EU sobre la guerra global (https://bit.ly/3M9CdMb): China es el único país con la intención de reconfigurar el orden internacional y con el poder tecnológico, militar, diplomático y económico para hacerlo.

Dos días antes de la diatriba de Blinken, China publicó su Documento blanco sobre sus “propuestas y acciones para construir una comunidad global de futuro compartido (https://bit.ly/3rEg5Cw)”, que constituye una cosmogonía distinta al  pensamiento hegemónico de ciertos (sic) países que buscan la supremacía –en alusión a EU– y fustiga la “obsesión con un poder superior y la mentalidad suma-cero, las cuales están en conflicto con las necesidades de nuestros tiempos”, y subraya que una nueva era llama a nuevas ideas.

No se trata de sustituir un sistema o una civilización con otra cuando “algunos (sic) países buscan desacoplarse de China encerrándose en patios pequeños y vallas altas.

El Documento blanco expone el paradigma de la Ruta de la Seda, al unísono de las iniciativas de desarrollo global/seguridad global/civilización global, como crucial piedra de toque para construir una comunidad global de futuro compartido.

Ahora en la fase post-Ucrania, China y Rusia profundizan su G-2 (https://bit.ly/3RIdy4C), sumado de miríficos corredores geoeconómicos (https://bit.ly/3LM8ZCH) e inversiones colosales en infraestructura, por lo que vale la pena sopesar la hermenéutica alusiva del analista Timur Fomenko, de Russia Today: “La alternativa china: Beijing revela su visión del mundo, que “hace un llamado a la unidad humana, aduciendo que la humanidad enfrenta desafíos comunes para su supervivencia y futuro, por lo que debe unirse y cooperar (https://bit.ly/3tl07h1)”.

Según Fomenko, la cosmogonía china es un manifiesto alternativo a la unipolaridad de EU (que nunca cita el documento). Para él, las dos cosmogonías contrastantes forman una coyuntura crítica para el camino futuro del mundo, cuando finalmente el ascenso de China será vital para que el mundo multipolar (sic) pueda tener éxito o para que EU conserve su dominio eternamente.

Esto del dominio eterno de EU, que alucinó Brzezinski en su libro El gran tablero mundial de 1997 (https://bit.ly/3thLdbn), ya no es válido cuando EU implosiona con sus pleitos domésticos de toda índole, de todos contra todos, en un sistema que hace agua.

Fomenko interpreta que el mensaje de EU al sur global es que a ningún país le será permitido enriquecerse o desarrollarse a menos que firme los términos y condiciones de Washington. De acuerdo con él, China entiende, como se ve en Europa, que la estrategia primaria de EU es incitar a la división entre países con el fin de promoverse como el garante y salvador, y así obtener ganancias mediante su complejo militar-industrial, en claro contraste con China, que promueve una integración ganar-ganar.

Por cierto, Elon Musk recomendó el libro Decadencia y caída del imperio romano, de Edward Gibbon, cuya implosión se debió, entre otros factores, a la inflación (https://bit.ly/3tjIpKV) y (https://bit.ly/45aMmi8).

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